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Carpentier y la radio cubana

5 de septiembre de 2017

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En este 95 aniversario de la radio cubana, y luego de haber dedicado varios comentarios a la presencia de la música a través de su historia, sería injusto dejar de mencionar a quien fue uno de los pioneros en la utilización del arte de los sonidos en función de la dramaturgia radiofónica: Alejo Carpentier, para lo cual nos remitimos al ensayo de Oscar Luis López dedicado a quien fuera uno de los grandes intelectuales cubanos del pasado siglo.

Todos sabemos que Carpentier no solo fue escritor sino ensayista, periodista, crítico de arte, músico… Pero también un hombre de la radio, esfera en la que dio sus primeros pasos en París junto al maestro Paul Daharme. Oscar Luis López expresó: “… en Cuba, se debe a él la utilización de la música radial en función dramática, no sólo en el teatro, la novela y el cuento, sino también en la  noticia.” Y es que Carpentier se propuso renovar los códigos existentes hasta su regreso a Cuba desde la capital francesa, y en la década de los años 40 demostró que la radio podía convertirse en arte, a pesar de que tuvo que afrontar muchos obstáculos, provocados por quienes se negaban a aceptar la renovación y que al final tuvieron que adaptarse a la nueva realidad, pues el autor de “El siglo de las luces” se había ganado la vida durante quince años y 11 horas diarias en estudios de grabaciones, cuando ya estaba seguro de que la radio era un arte nuevo.

Veamos cómo recuerda Oscar Luis López su primer impacto con un programa realizado por Carpentier, en 1942.

“Por aquella época, los domingos salía al aire –a través de las ondas de CMQ– su programa “Dramas de la guerra”, y fue seleccionado por la prensa radial y escrita como el más destacado. Su tema musical era el “Concierto de Varsovia”.

En los primeros años de la radio, no existían escuelas para actores, grabadores, editores, locutores… como ahora, es decir, dotados de intuición, talento y amor por el medio, asumían todas las tareas y de ahí que se les bautizara como “hombres radio”. Eran los tiempos en que se le consideraba como un simple medio de transmisión, pero Carpentier fue transformando esa opinión. Veamos cómo contó su primera experiencia al llegar a nuestro país.

“Yo llegué a La Habana en el año 1939, creyéndome que mi experiencia en París, mi técnica (porque yo manejaba los instrumentos, manejaba completamente esos aparatos de decibeles y una gran cantidad de cosas), me facilitaría encontrar trabajo. Un día llegué a la CMQ y pregunté: “Bueno, ¿aquí se trabaja menos dos decibeles más un decibel?” Y me contestó el técnico: “Aquí no entendemos de decibeles, aquí se trabaja al tacto”. ¿Se imagina el lector la cara que pondría nuestro intelectual? Pero él no se desanimó, consciente de que podía ayudar a mejorar las transmisiones, pues había dirigido en París a figuras tan relevantes como Maurice Chevalier. Y tuvo la suerte de ser respaldado por un pequeño grupo de artistas y técnicos que supieron aquilatar lo mucho que podrían aprender de él. Y era cierto, pues utilizar la música en función dramatúrgica, le imprimía mayor atractivo a las transmisiones.

Cuenta Oscar Luis López en su ensayo sobre la presencia de Carpentier en nuestra radio, que la persona que más tiempo trabajó con él fue Fernando Cueto, “Manito”, quien entonces se iniciaba como musicalizador en CMBF y al escuchar el programa: “El club de los habladores”, del Ministerio de Educación, quedó impresionado con la utilización que hacía de la música, y decidió conocerlo. Desde el primer encuentro, Carpentier le propuso trabajar juntos: “Se va a iniciar un programa que se llama “Soldados sin uniformes”, ¿sería posible que usted me ayudara poniendo la música?”. A partir de entonces se convirtió en su auxiliar, y así aprendió la razón de cada acorde, frase o pasaje musical.

Como habrá comprobado, la presencia de Carpentier en la radio fue importantísima, por la gran cantidad de aportes musicales que realizó en el medio, y que me motivaron a incluirlo en uno de mis comentarios semanales.

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