Errores emocionales
4 de agosto de 2017
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En no pocas ocasiones he escrito sobre el daño que acarrea no tener nuestras emociones bien educadas, y como el alfabetismo emocional debe ser parte de todo el proceso de socialización por el que transitamos durante nuestras vidas, enseñar y aprender todo lo relativo a la afectividad resulta de similar importancia a otras cualidades, hábitos, costumbres y roles que asumimos. Una persona con descontrol emocional puede echar por la borda otras cualidades positivas y valoradas, porque por ejemplo, una mujer puede ser buena hija, madre, trabajadora, honesta, pero si tiene un descontrol en cualquier emoción, como pudiera ser la tristeza por un fracaso en cualquier área de la vida y esto la lleva al desánimo, apartarse de los demás y dejar de realizar las actividades de la vida, todo lo bueno que ha hecho en la vida puede perderlo o por lo menos dañarlo, ya que se descuida su vida, falta al trabajo, los hijos no son atendidos y cuidados.
Otros ejemplos de la falta de educación en la afectividad son cotidianos –desafortunadamente– y cualquiera de nosotros ha visto o hemos sido protagonistas de los peligros y daños que la ira descontrolada puede acarrear. Por eso, y repito, hay que estar alfabetizado emocionalmente, y también repito que no es fácil, porque no significa ni reprimirse, ni dejar que las emociones salgan libremente, ni mucho menos ser emocionalmente frío. ¿Entonces en qué quedamos?, se preguntarán ustedes, aunque los que me leen frecuentemente recordarán que en artículos anteriores he abordado aspectos de este tipo de educación tan particular, por lo que no voy a repetirme, sino que me enfocaré en poner algunos ejemplos de lo que ocurre cuando no se manejan bien las emociones y se trasgreden las claves de su educación, como son la percepción, la evaluación y la expresión de la emociones.
La percepción se sabe que es el auto conocimiento emocional y se alimenta tanto del criterio personal como del de los demás, ya que podemos equivocarnos y si es así, puede ocurrir algo como gritarle a un niño de manera iracunda con la intención de educarlo, sin percatarse que la intención no se cumple y provoca miedo, ira, porque ese adulto no tiene una percepción correcta de cuáles son sus emociones habituales, y esto que acabo de narrar me ocurrió a mí con mi nieta más pequeña que estando en el parque frente a la escuela haciendo ejercicios, la auxiliar pedagógica le dio un grito que se pudo oír a un kilómetro de distancia porque la niña salió de la hilera y casualmente yo pasaba, ya que me dirigía al trabajo y al pedirle que no le gritara de ese modo, me contestó –también muy molesta–- que ese era su tono de voz.
Las consecuencias de someter a niños a este tipo de comunicación puede convertirse en una forma de vida y aceptar el maltrato como algo habitual y común porque no pueden darse cuenta que las personas no se tratan con actitudes iracundas. Otro de los elementos es la evaluación, que significa si somos capaces de calificar correctamente cuando estamos tristes, enojados, asqueados, ansiosos o sencillamente desganados, o sea, alejados afectivamente, y el peligro por ejemplo de no evaluar bien la tristeza que provoca –con toda razón– un divorcio, y pretendemos que la vida sigue igual (con Julio Iglesias de fondo). Entonces se anda como un auto al que el falta el aceite, por lo que el motor seguro se quema, lo que quiere decir que llega un momento en que la persona no puede continuar, se desploma, y el daño es mayor que si se hubiera percatado que estaba triste y darse tiempo para elaborar el duelo de la pérdida.
Por último, está la expresión emocional que significa si exteriorizamos verdaderamente lo que sentimos, así que si queremos a alguien hay que demostrárselo con apoyo, besos, abrazos y palabras dulces, y si lo detestamos sería todo lo contrario, y es una verdadera tergiversación amar a alguien y maltratarlo como por ejemplo que un padre sea muy estricto y frío con un hijo para educarlo “como un hombre” creyendo que dándole amor lo va a debilitar y no lo van a respetar, provocando que las emociones, que tan importantes son en nuestras vidas, no formen parte de ese hijo cuando sea hombre, por lo que será un incapaz de tener una vida emocional sana y feliz.
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