Mirando hacia Alemania y Francia
8 de agosto de 2017
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Indudablemente, Alemania y Francia son las cabezas visibles de la Unión Europea y, sobre todo, después de la salida de Gran Bretaña de esa comunidad; cualquier cosa que ocurra en cualquiera de los dos países europeos antes citados tiene fuerte repercusión en el seno de la Unión, pero también internacionalmente.
De ahí que sea posible relacionar dos hechos recientemente acaecidos en ambos países y que, lejos de ser casuales, pueden vincularse uno con otro como reflejo del ambiente político europeo en la hora actual.
Uno de ellos son las declaraciones del presidente del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) Martín Schultz, candidato a canciller frente a Angela Merkel en los próximos comicios de septiembre, quién habló para la influyente revista Der Spiegel en declaraciones que fueron retransmitidas por la agencia alemana DPA y donde califica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como “un riesgo para su país y para todo el mundo”.
En una declaración inusual por su franqueza el político alemán dice: “Tenía claro que la solemne atmósfera de la Casa Blanca no sería más civilizada con Trum. Sin embargo, el nepotismo sin piedad con el que hace política, en la que él y su familia están por encima de la ley, no hubiera pensado que era posible”.
Según medios de prensa alemana, las afirmaciones de Schultz permiten deducir que las difíciles relaciones de Trump con su aliado no mejorarías respecto al difícil período de Angela Merkel, sino más bien pudieran entrar en mayores dificultades, teniendo en cuenta estas opiniones anticipadas.
En Francia, la vertiginosa caída de popularidad que presenta el presidente Emmanuel Macron tras las elecciones legislativas que dieron a su partido una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, llegó hasta el 36 por ciento a escasos tres meses de mandato, lo cual es calificado como un récord por parte de las encuestadoras.
Se mencionan como factores de la debacle a la impopular reforma laboral y la polémica con el mando militar, pero sobre todo la obsequiosa e innecesaria invitación a Donald Trump a los actos del 14 de julio, quién fungió allí como “estrella” de esa conmemoración, no obstante haber repudiado pocos días antes los Acuerdos de París sobre cambio climático.
Para Trump fue la oportunidad de demostrar que Francia puede ocupar el lugar de “socio favorito” desplazando a Alemania en el seno de la Unión Europea.
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