Otra vez sobre el terrorismo
24 de agosto de 2017
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Los atentados terroristas recién cometidos contra civiles inocentes en Barcelona y ciudades de Finlandia y Rusia han tenido la repercusión mediática a la que sus autores seguramente aspiraban, como parte de la campaña múltiple desatada contra centros de población europea, bien concurridos y bien comunicados, lo cual favorece también sus propósitos.
Según diversos medios de difusión, el llamado Estado Islámico, en el caso particular de Barcelona, reivindicó su autoría mediante las redes sociales, siempre sospechosas de conducir o no la información veraz mediante la identificación supuesta del autor, que puede ser cierta o falsa.
No obstante, muchos observadores ya han señalado la probabilidad de que el citado Estado Islámico, muy golpeado militarmente sobre el terreno y expulsado de algunos de sus más importantes bastiones –tanto en Siria como en Iraq– haya decidido presionar de manera terrorista en la retaguardia de algunos de los países que, de una u otra manera, participan en las fuerzas militares que los han atacado.
Significativo, en este sentido, es el caso de Estados Unidos y los países de la OTAN que encabezaron los ataques intervencionistas punitivos contra los gobiernos de Iraq, Siria y Libia, alentaron y forjaron a las bandas terroristas en toda esa región del Medio riente para servir a sus intereses y recuperar riquezas.
Por su parte, los gobiernos de Siria y su aliado ruso mantuvieron desde el principio una posición inalterable y firme contra el terrorismo, -venga de donde venga,- y desenmascararon la hipocresía de los intervencionistas, que realmente utilizaban al terrorismo como disfrazado instrumento.
El heroísmo del pueblo sirio junto al decidido apoyo de Rusia, -que desafió amenazas y chantajes,- produjeron un vuelco en la situación, colocando a los terroristas contra la pared y obligando a sus padrinos a reconsiderar sus alineamientos.
Como “la derrota es huérfana” –al decir delk presidente John Kennedy”–, hoy las contradicciones se exacerban entre viejos socios frustrados y de ellas emergen como terribles consecuencias el cruel terrorismo y la emigración generalizada, combinados ambos como parte potencial de conflictos.
Estados Unidos y la OTAN sembraron vientos y ahora recogen tempestades.
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