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Cambio para peor…

24 de agosto de 2017

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… para empobrecer al trabajador argentino es la meta que va cumpliendo la política demoledora de Mauricio Macri.

Un “ceremillar” de protestas es el ente protagónico contra la gestión demoledora del actual mandatario, quien ha dejado chiquito a aquel Carlos Ménem que confabulaba con la oligarquía nacional y empresas extranjeras para hacer irreversible el proceso neoliberal.

No lo consiguió, porque la gestión kirchnerista hizo más “humano” al capitalismo vigente y entronizó políticas sociales que parecían que no podrían ser cambiadas.

Pero Macri las cambió, luego de asumir el poder mediante una inteligente campaña electoral en la que, además de la mayoritaria prensa derechista, contó con las pifias, tembleques y falta de dinamismo y decisión de adversarios políticos, quienes lo mismo están con Dios que con el Diablo.

Ello le ha costado caro al argentino promedio, de recursos pocos y medianos, muchos de los cuales han integrado el ejército de la indigencia en una nación rica, con buenos resultados económicos, a la que incluso denominan “el país de la carne”.

Macri confiesa que lo que está haciendo ahora fue mantenido en silencio durante su campaña electoral, de ahí que las continuadas manifestaciones en su contra muestran la indignación de trabajadores y jubilados, algunos de los cuales que llegaron a votar por él, engañados por una propaganda mediática que prometía eliminar presuntos vicios del pasado.

Simplemente, reitero, ha cumplido fielmente la  política  neoliberal de enriquecimiento a quienes controlan las riquezas, la mayor parte de los medios de comunicación y la política exterior.

Mientras coquetea con la Alianza del Pacífico,  ente neoliberal que torpedea proyectos de integración, ya ha puesto en marcha desde el inicio de su mandato, sin tener en cuenta el poder adquisitivo del argentino medio, una  devaluación del sistema monetarioque no reprime la inflación, con la liberación de los precios yla dejación al mercado de las cuestiones respecto a los precios relativos.

Ya logróeliminar los subsidios al gas, la electricidad y al transporte, los impuestos a las ganancias y a las operaciones con cheques, y unificar el mercado cambiario para que todos los que tengan que vender o comprar divisas lo hagan en el único libre de cambio sin restricciones.

O sea, una política irresponsable de entrega oficial que, combinada con la insuficiente producción nacional, puede llevar a la recesión y a un mayor sufrimiento para la mayoría del pueblo argentino.

En este contexto se ha obligado a acuerdos entre empresarios y trabajadores, en el que los primeros condicionan la estabilidad laboral a la negociación salarial, en tanto el Ministerio de Economía negocia los aumentos en base a expectativas inflacionarias.

Todo esto se traduce en que los empresarios no están dispuestos a dar aumentos sin “flexibilizar” el trabajo, o sea, precarización laboral y salarial.

Como el nombre de la agrupación derechista que lo aupó a la Presidencia, Macri prometió una política de “cambio”, y lo ha cumplido, porque ha sido para mal.

Y en lo político, sigue controlando los resortes electorales que lo mantienen estables, contra viento y marea, en una situación en la cual la oposición, si quiere mantener una actitud consecuente, está obligada a dejar diferencias a un  lado y unirse ante un adversario fuertemente sostenido por quienes controlan los principales resortes económicos de la nación suramericana.

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