Entre el militarismo y la corrupción
7 de agosto de 2017
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La remodelación por cuarta vez en cinco años de su gabinete, todo ligado a causas de corrupción, han hecho decaer a menos del 30% la una vez notoria popularidad del primer ministro de Japón, Shinzo Abe, del Partido Liberal Democrático, quien logra sobrevivir porque la oposición está dividida y no ofrece buenas alternativas y el pueblo aún confía en el programaque mantiene a la nación como la tercera potencia económica mundial.
En esta ocasión,Abecambió a 14 de los 19 ministros, con nuevos nombres al frente de Asuntos Exteriores y de Defensa y sin tocar a los cargos económicos clave, al mantener a sus más estrechos colaboradores y hombres de peso en el Ejecutivo, el viceprimer ministro y titular de Finanzas, Taro Aso (responsable de la estrategia económica conocida como “Abenomics”), así como a Hiroshige Seiko en la cartera de Economía, Comercio e Industria, y a Yoshihide Suga como ministro portavoz.
El Primer Ministro no es extraño a las transgresiones, al haber dimitido en el 2007, al producirse varios escándalos que mostraban una amplia corruptela en su gabinete.
Cierto es que todas las remodelaciones han tenido que ver con cuestiones de corrupción, pero algunas tomaron ribetes escandalosos por mostrar extremos de hiperderechización ideológica, como las que tuvieron que ver con la destitución de dos ministras, Sanae Takaichi yTomomi Inada, con estrechos lazos con el líder neonazi Kazunari Yamada, del Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores
Yamada, quien invocó a Adolfo Hitler, el 11 de septiembre del 2001, cuando los ataques terroristas a las Torre Gemelas neoyorquinas y el Pentágono, en Washington, llamó a sus seguidores a usar las bandas con la suástica, negó que hubiera existido el holocaustoy, mientras ejecutaba el saludo nazi, acusó a Japón de “no diferenciarse de Corea del Norte”.
Realmente, Japón no ha cambiado su política de no reconocer las atrocidades que cometió durante la Segunda Guerra Mundial en Asia, como han denunciado China y un aliado nipón, Corea del Sur.
Pero no hay que ir muy atrás para encontrar indicios de como Abe puede estar implicado en esostejemanejesmilitaristas, cuando en el KindergartenTsukamoto, creado por su consenso y el apoyo de su esposa, Akie, los niños recitan loas al Imperio, reviviendo una agenda educativa abolida en 1947, mientras sus padres reciben regularmente folletos con diatribas contra los ciudadanos chinos y coreanos. Sin dudas, al estrechar lazos con la escuela, Abe confiesa la educación patriótica que quiere imponer.
Pero para que haya de todo, se conoció que esta escuela fue comprada por el instituto privado educativo Moritomo Gakuen a un precio irrisorio, utilizando sus conexiones con la esposa de Abe, quien fue nombrada socia honoraria, título al que renunció, cuando la venta se hizo pública
Pese a todo, Abe confía en que se mantendrá en el poder, luego de haber hecho perder a Japón hace dos años su identidad de posguerra, en medio del aumento de tensiones en el este de Asia, al aumentar considerablemente el papel del Ejército.
Para los críticos, se trata de una violación de la Constitución pacifista y de la democracia, pero ni las protestas de la población frenaron al líder conservador, quien ha sacado adelante su principal proyecto político.
Hizo que el Parlamento diera luz verde definitiva a la controvertida legislación que permite a las “fuerzas de autodefensa” participar en misiones de combate en el extranjero y aplicar el derecho a la “autodefensa colectiva”, y luchar en conflictos junto a aliados como Estados Unidos –su genocida atómico-, incluso aunque no se haya visto atacado directamente.
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