ribbon

Mejor no imaginarse lo que vendrá después

7 de julio de 2017

|

 

Las últimas informaciones sobre Siria dan cuentas de la suma de unos 300 000 muertos, cientos de miles de heridos y más de 5 millones de desplazados o que han tenido que emigrar huyendo a la metralla y la muerte.

Esa es la cruda realidad de lo que es hoy la República Árabe de Siria, convertida en un verdadero infierno al que confluyen los más aberrantes representantes del terror, con etiqueta de Estado Islámico, Grupo Al Nusra o Al Qaeda. Todo ello con el valor agregado de una política de dos caras llevada adelante por Estados Unidos, con la participación activa de Israel y la colaboración de algunos estados del Golfo.

Para buen augurio de la comunidad internacional, Siria ha resistido y combate; mientras que para otros, como el gobierno de Washington, la única salida a la guerra es el derribo del presidente Bashar Al Assad.

A la llamada y cacareada “democracia occidental” no se le puede ocurrir otra opción –nada democrática por cierto– que no sea la de sacar del poder al legítimo mandatario sirio.

En ese deseo loco, las administraciones norteamericanas han querido aplicar viejos y obsoletos esquemas ya conocidos y fracasados en Irak y otras naciones a las que han invadido y también han destruido.

Una de esas recetas es la de acusar al gobierno sirio de usar armas químicas contra sus pobladores. No olvida el mundo cuando se trató de justificar la invasión a Irak con aquello de que Saddan  Hussein poseía armas de ese tipo. Esa farsa duró pocas semanas y el entonces presidente George W. Bush, tuvo que reconocer que fue una mentira, cuando ya los muertos iraquíes sumaban decenas de miles.

Ahora es Donald Trump, con su careta quitada, quien acusa a Siria del uso de armas químicas, a la vez que la comunidad internacional denuncia la existencia de un macabro plan de Washington para lanzar un ataque contra esa nación árabe.

Al respecto, la Casa Blanca recién divulgó un comunicado donde “informaba” que “Estados Unidos había identificado preparativos en Siria para un ¿nuevo? ataque químico y seguidamente advertía que “el presidente al Assad y sus fuerzas armadas pagarían un alto precio”.

Veamos algunos elementos que definen esta información: En primer lugar, Estados Unidos dice “estar seguro” de “haber identificado” preparativos para un ¿nuevo? ataque con armas químicas –dan por seguro que hubo otro, el que “justificó que el Pentágono, por orden de Trump lanzara 59 misiles contra la nación árabe.

En otra parte del comunicado de la Casa Blanca se amenaza al Presidente sirio y a su ejército. ¿Es que Washington se autoproclama nuevamente como policía mundial que actúa –según su criterio aunque no tenga fundamento–, sin tener en cuenta para nada la verdad mostrada nacional e internacionalmente en cuanto a que Damasco se deshizo de todas las armas químicas?

Pero esta vez la  administración Trump fue un poco más lejos y amenazó también a Rusia e Irán –países que ayudan a eliminar a los terroristas en territorio sirio–.

Señala un despacho de prensa desde Londres que, con esas declaraciones extrañas e infundadas, el gobierno de Donald Trump introduce otro elemento de incertidumbre al acontecer de Medio Oriente. Y como si la situación actual en esa atribulada región no fuera suficiente, las declaraciones bélicas la empeoran.

Y concluye: Muchas personas se preguntan si Washington prepara el terreno para una gran confrontación en Medio Oriente con consecuencias inimaginables.

Como vemos, lo de las armas químicas en Siria es otro montaje mediático del gobierno estadounidense al estilo de las mentiras utilizadas para masacrar a Iraq, Libia, Afganistán. Pero esta vez Trump no debe olvidar que Rusia e Irán, como países solidarios y defensores del pueblo sirio, están allí y en el caso ruso, con fuerzas aéreas de avanzada y otros medios bélicos que pueden responder a un ataque.

¿Qué vendría después? Es mejor ni imaginarlo.

Comentarios