Errores imperdonables
17 de mayo de 2017
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Tal como expresó en la televisión, hace algunos días, el intelectual cubano Argelio Santiesteban: el lenguaje actual en Cuba es víctima del catastrofismo. Y no sólo por la cantidad de términos inadecuados que a diario escuchamos y que son verdaderas manchas idiomáticas, sino por el desconocimiento del verdadero significado de algunos de ellos. Como mi especialidad es la Musicología, solo me referiré a los relacionados con el arte de los sonidos.
Comenzaré por el crédito que aparece en la pantalla chica al referirse al invitado: músico y compositor. ¿Acaso este último no es músico? Entonces me veo obligada a explicar que dentro de la categoría MÚSICO se incluyen: compositores, intérpretes, directores de orquesta y coros, arreglistas, y cuantos se dedican a la música. Pero como el desconocimiento es una especie de plaga que no conoce fronteras, y la televisión no hace nada por combatirla, se difunden errores tan graves como el que acabo de citar. Tal vez sea necesario aclarar que, para referirse a un cantante o a un instrumentista se puede utilizar el término: INTÉRPRETE, porque ellos son los que interpretan la obra del compositor.
Otro error muy difundido es denominar compositor a todos los creadores de obras musicales populares, porque sólo debe aplicarse el término a quienes son capaces de escribir en una partitura, es decir, quienes no pueden hacerlo son los autores. Y no estoy minimizando a aquellos que nos han regalado páginas inmortales aunque tuvieron que acudir a un compositor para llevarlas al papel pautado, pues estaría cometiendo una gran injusticia contra autores como Sindo Garay o Benny Moré, por sólo citar a dos que fueron geniales, pero no tuvieron la posibilidad de estudiar en un Conservatorio. Sin embargo, es importante que el lector conozca el significado de cada término.
Yo sé que está permitido pronunciar los nombres ajenos al castellano, tal como se escriben, pero cuando se trata de la música, el asunto no es tan sencillo. Pongamos, por ejemplo, al compositor checo A. Dvorak, cuya pronunciación correcta es: VÓRLLAC. ¿Acaso alguien sabría a quién se están refiriendo si se pronunciara tal como se escribe? Estoy segura de que no. Cuando se habla del músico alemán J.S. Bach, casi nunca se pronuncia como debe ser: BAJ, porque la CH se convierte en J en ese idioma. Y aunque el ballet cae dentro de otra esfera, está íntimamente ligado a la música, por lo que me tomo la libertad de decir que el término proviene del francés, por lo que la T final no suena. Y si nuestra Alicia Alonso lo pronuncia correctamente, ¿por qué la mayoría de locutores y periodistas no la imitan?
La radio y la televisión cubanas, cuentan con un grupo de asesores y directores capacitados para cumplir su rol con eficiencia, pero creo que olvidan el aspecto referido a la fonética de términos que, a diario, contaminan nuestros medios de difusión masiva descuidando aspectos como a los que me he referido, para que no suceda, como hace nos días, que la locutora dijo soprana en vez de soprano. ¿Acaso pensaba ella que, como estaba relacionado con una mujer, debía ser femenino?
Espero que este comentario ayude a meditar acerca de los errores que, a diario, se cometen sobre todo en la televisión, para evitar que el catastrofismo idiomático adquiera proporciones mayores.
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