Kramer y Kozer en el Laboratorio de Escrituras
11 de mayo de 2017
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En el Centro Cultural Cuba Poesía se desarrolló este martes 9 de mayo un encuentro con el traductor Francisco Díaz Solar, en un espacio que lleva por nombre Laboratorio de Escrituras, auspiciado por el proyecto Colección Sur, presidido por el poeta Alex Pausides. Estos Laboratorios son talleres que se vienen haciendo desde hace año y medio y en ellos han participado autores cubanos pero también de otros países. Realmente el proyecto no tenía una sede propia y hace poco fue habilitado el local ubicado en las calles 25 y Hospital, frente a la Fragua Martiana, en Centro Habana. En una de sus paredes fue colocado, el pasado 30 de abril, el único busto que existe en el mundo del poeta uruguayo Mario Benedetti, según palabras de Karel Leyva, uno de los integrantes de la dirección del CC Cuba Poesía. El busto, fundido en bronce, fue un regalo al Centro por el grupo uruguayo “Amargueando”, conformado por personas de izquierda que donaron todos los recursos, materiales y financieros para la ejecución de la escultura salida de las manos del artista, músico y periodista uruguayo Carlos Medina Viznier, corresponsal de Radio Habana Cuba.
En el encuentro de este martes, Francisco Díaz Solar, quien ha traducido la obra del austriaco Theodor Kramer (1898-1957) al idioma español, dedicó su exposición a comparar la vida y la obra del poeta austriaco con la del cubano José Kozer (1940), pese a la distancia geográfica y cronológica entre ambos. En esta comparación, Díaz Solar se refirió a las semejanzas y diferencias de sus respectivas vidas y obras.
Kramer es un poeta poco conocido en español, pues apenas se han publicado libros suyos en este idioma; sin embargo, se ha dicho que su producción reúne doce mil poemas. Este es el primer rasgo de semejanza, pues la del cubano es tan abundante como la del austriaco. En Cuba se han publicado cuatro títulos de Kozer pero durante todos estos años viviendo fuera del país, acumula un buen número de libros. En cuanto a sus biografías, sí hay diferencias. El cubano es hijo de judíos que abandonan Cuba en los comienzos de la década del 60 para radicarse en Estados Unidos, donde vive actualmente, pero vivió en España, y tuvo una juventud “un poco problemática, pero a los 34 años se casó y entre el matrimonio y el cultivo de la meditación oriental, alcanzó la serenidad, que viene a ser una de las constantes de su obra”. Kozer es bilingüe lo que le ha permitido ejercer la docencia en la Universidad de Nueva York. “Su biografía es poco accidentada”, se dice.
Kramer pertenece a dos generaciones anteriores al cubano y está ubicado en un contexto totalmente diferente, tanto histórico como literario. Vivió los años de las guerras europeas del pasado siglo. Muy joven fue soldado en la Primera Guerra Mundial donde sufrió heridas que no le impidieron seguir luchando. Al término de la contienda tuvo que irse caminando desde Italia, donde estaba, hasta Viena donde vivía. Se desenvolvió en un medio más bien de pobreza, no llegó a cursar altos estudios, trabajó en diferentes cosas, entre ellas vendedor de libros, lo que lo obligaba a recorrer largas distancias diariamente desde el lugar donde vivía, a 35 kilómetros de Viena. Era muy observador y esas experiencias están reflejadas en su obra. Como Kozer, también su padre era judío. Pero mientras Kozer padre era un comerciante en Cuba, el austriaco era médico rural.
Kramer publica en 1929 su primer libro, La señal del vagabundo, que alcanzó mucho éxito. En él aparecen personajes marginales, algo que se reitera en toda su obra: presos, vagabundos, prostitutas, etc. Nunca aparecen trabajadores, obreros, ni otro tipo de personajes. En los primeros cuatro años, después de la salida de ese primer libro puede vivir de su literatura, sus libros se venden bien en el mercado astro húngaro, pero en cuanto Hitler asume el poder se le cierra esa posibilidad de subsistencia. Y en el año 1938 cuando el fascismo invade y se anexa Austria, Kramer tiene que salir de allí y va a Inglaterra donde algo desagradable le espera: al estallar la Segunda Guerra Mundial es internado junto a todos los demás alemanes y austriacos que estaban en ese país, como ocurriera en todos los países, incluido Cuba, que hizo lo mismo. En la medida en que el fascismo se va extendiendo por el mundo, los países que tienen personas de aquella nacionalidad son llevados a cárceles. Al finalizar la guerra lo liberan, pero en Londres no encontraba trabajo, lo único que consigue es una plaza de bibliotecario. “Fue un individuo aporreado por el destino”. Su abundante obra es un poco desigual, “pero tiene gran diversidad temática y una tremenda fuerza existencial”. En la antología, publicada por la Colección Sur, Poesía en tiempos convulsos. Del dadaísmo a 1945, aparecen traducciones hechas por Díaz Solar de los poemas de Theodor Kramer.
Sobre la relevancia de estos escritores, Díaz Solar exaltó tres valores importantes en José Kozer: la asombrosa calidad de su obra, “cómo logra renovarse sin dejar de ser el mismo”; la cubanía de que hace gala, de no haber perdido su identidad, presente a trasvés de “sus hábitos, su vocabulario […] Dentro de 40 o 50 años en la obra de Koser los investigadores se van a encontrar un lenguaje que puede estar muerto, pero se habrá conservado el lenguaje popular en sus poemas, sin artificialidad ninguna”. Y la tercera distinción es “la dificultad que ofrece su lectura. Él es un poeta para personas acostumbradas a leer poesía fuerte, y él lo sabe. Su poesía no es transparente. El lenguaje tiene todo tipo de registro y de destino”. Su poesía ha sido traducida a varios idiomas, entre ellos el alemán.
La obra de Theodor Kramer es bien diferente a la de Koser; sin embargo, hay puntos de contactos. El primero de ellos es justamente “¿cómo pueden producir tanto? Se puede especular bastante, pero se me ocurre que activar la memoria, en el caso de Kremer que vive muchas cosas y puede fijarse en el detalle, algo que también le ocurre a Kozer”. Esa recurrencia al detalle es muy coincidente en la obra de ellos dos. Tanto uno como el otro crearon un mecanismo formal que les permite dedicarse a escribir tanto. “El mecanismo formal de Kramer es casi siempre el mismo: él escribe en estrofas de cuatro versos, poemas que caben en una página, dentro de la tradición europea. Era un poeta cantor. Aunque no es un poeta de la vanguardia tampoco pertenece por completo a los poetas del siglo xix de los cuales se distingue por un sentido de la economía tremendo”. Sobre Kramer hay muy poca bibliografía, Hay que leérselo para conocerlo. “Para mí es un poeta de la experiencia y de la observación”, expresó Díaz Solar.
“Quiero terminar invitándolos a leer a estos poetas, tan diferentes pero con semejanzas en sus obras, pese a que hayan vivido realidades tan diferentes, de los cuales hay tanto que decir y tanto que disfrutar”, concluyó el traductor.
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