Adrián del Valle
31 de mayo de 2017
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Solo por el hecho de ser el traductor al castellano de un libro tan valioso como Cuba a pluma y lápiz, de Samuel Hazard, sería más que merecido recordar al escritor catalán Adrián del Valle. Aunque por supuesto que fueron muchos más sus méritos literarios a lo largo de una vida que transcurrió mayoritariamente en Cuba, como patria de adopción.
Nació en Barcelona el 27 de junio de 1872 y después de cursar estudios en esa ciudad, redactar un semanario estudiantil y viajar por Europa y Estados Unidos –donde dirigió El Despertar, publicación de orientación obrera–, desembarcó en Cuba en enero de 1895, solo semanas antes de la reanudación de la contienda emancipadora, a la cual dio su apoyo.
Como no podía desde la Isla sumarse abiertamente a los independentistas, se trasladó a Nueva York, donde fundó el periódico El Rebelde y entregó colaboraciones a otros, en cada uno de los cuales su pluma estuvo al servicio de Cuba Libre, por lo que su periodismo lo dio a conocer entre la emigración.
Tras el cese de la dominación española regresó y se dedicó de lleno al periodismo y la escritura. Desde las imprentas cubanas, pero también desde las extranjeras (España, Argentina, Estados Unidos) vieron la luz los libros de Adrián del Valle.
En Cuba fue intenso su hacer. Fundó el periódico El Nuevo Ideal, en defensa de la libertad y vocero de las demandas obreras. También redactó para la revista Cuba y América, los diarios El Mundo y La Nación (en ambos a cargo de secciones fijas). Pero igualmente colaboró –con su nombre o mediante la utilización de seudónimos diversos– en numerosas revistas y diarios: El Tiempo, Pro Vida (dirigió ambos), Revista Bimestre Cubana (en condición de secretario de redacción), Social, La Última Hora, Heraldo de Cuba, sin mencionarlos todos, porque fue incansable su desempeño periodístico. Por muchos años trabajó para la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País, donde su labor lo llevó a redactar, en coautoría con Rafael Montoro, El Compendio de la Historia de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana, de 1930. También emprendió la actualización del sistema de catalogación y clasificación de los fondos de la institución.
Su periodismo se preocupó por la defensa de los intereses de los obreros, pues se adhirió ideológicamente al anarquismo y los temas sociales prevalecieron en sus textos, fueran estos de corte periodístico o literario. Narrador, bibliógrafo, investigador histórico, periodista y traductor, Adrián del Valle llevó una vida de labor y servicio a la cultura. Murió en La Habana el 9 de febrero de 1945, a los 72 años.
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