Una nueva, y más segura, intentona
29 de marzo de 2017
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El Parlamento de Escocia acaba de votar por la celebración de un referendo sobre la independencia o separación del Reino Unido, que integra junto a Gran Bretaña, Gales e Irlanda del Norte, argumento que hoy se perfila más fuerte, luego del desgajamiento británico este 29 de marzo de la Unión Europea, conocido como Brexit (Britain Exit), que tendrá validez efectiva dentro de dos años, según normativa europeísta.
Hace tres años se celebró un referendo similar, ganado por los unionistas, cita que tuvo menos de la mitad de participación del electorado con derecho al voto, y que fue antecedida de una campaña de miedo que aseveraba que una ruptura perjudicaría económicamente a los ciudadanos escoceses.
No estamos en la época de Corazón Valiente (Braveheart), ni de los justos entusiasmos nacionales para librarse de los invasores británicos, quienes controlaron la mayor parte de las tierras y lograron que la nobleza rural traicionara al mayoritario y pobre pueblo campesino.
Se dice que una Escocia independiente pudiera gestionar su ingreso a la Unión Europea, pero ahora con una nueva condición que le daría mayor importancia.
Pero, en definitiva, cada escocés tendrá que sopesar los argumentos económicos a favor y en contra de la independencia, porque son complejos y discutidos. Algunos de los opuestos a la independencia arguyen que Escocia es económicamente más fuerte dentro del Reino Unido, ya que un país de cinco millones de personas (Escocia) nunca sería tan fuerte económica, militar o políticamente como un país de 60 millones, suponiendo que ambos países sean igualmente bien gestionados.
No hay que olvidar que la mayor riqueza petrolera del Mar del Norte se encuentra en aguas escocesas, con un producto, el Brent, de gran calidad.
Otros afirman que, como parte de un estado británico unitario, los escoceses tienen más influencia en asuntos internacionales: una Escocia independiente no tendría asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, por ejemplo.
Pero no hay que olvidar que ya desaparecieron los argumentos de los escoceses que apostaban por la Unión Europea, porque el llamado Viejo Continente no tiende hacia la unificación, y la crecida del euroescepticismo ya triplica los números que se dieron a conocer en 1990.
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Contraposición
Los partidarios de la independencia escocesa han tenido opiniones contrapuestas sobre la autonomía, un movimiento que incluía a muchos partidarios de continuar con la unión, si bien en un marco de descentralización dentro del Reino Unido. Dentro del campo independentista, algunos vieron al autonomismo como un paso hacia la independencia, mientras que otros deseaban llegar inmediatamente a la separación.
En los años de gobierno conservador tuvo lugar la Campaña por una Asamblea Escocesa, que desembocó en la convocatoria en 1989 de la Convención Constitucional Escocesa, la cual consiguió cierto consenso en torno a unas bases creadas por varios partidos para la devolución de poder político a Escocia, a pesar de que el Partido Conservador rechazó cooperar y el Partido Nacional Escocés se retiró del debate, cuando se vio claro que la convención no estaba dispuesta a negociar la independencia de Escocia como una opción constitucional.
El Partido Laborista ganó en 1997 las elecciones generales y Donald Dewar, como Secretario de Estado para Escocia ejecutó las promesas de su partido en torno a la creación de un Parlamento escocés, convocando un referéndum en septiembre de dicho año, en el que un 75% de los votantes se pronunció a favor de la devolución de poderes. El parlamento entonces aprobó la Ley de Escocia para crear un Parlamento escocés elegido directamente por los escoceses con poderes sobre la mayoría de las políticas regionales.
En mayo de 1999, Escocia tuvo sus primeras elecciones para el parlamento devuelto y en julio el Parlamento escocés celebró su primera sesión, por vez primera desde que el parlamento previo había sido disuelto en 1707. El Parlamento escocés tenía 139 miembros elegidos por un sistema de representación proporcional. Donald Dewar se convirtió en el Primer Ministro de Escocia con el gobierno de coalición entre el Partido Laborista Escocés y el Partido Liberal Demócrata, mientras que el Partido Nacional Escocés se convirtió en el primer partido de la oposición.
Con la aprobación de todos los partidos, la canción de letra igualitaria de Robert Burns A Man for A’ That fue cantada por la activista Sheena Wellington en la inauguración del Parlamento escocés. Esta canción fue adoptada como el himno no oficial moderno del movimiento independentista escocés.
De una manera similar, la inauguración de la reina Isabel II del nuevo edificio del Parlamento escocés fue acompañada de la canción de Aaron Copland Fanfare for the Common Man.
Sin embargo, aunque los escoceses consiguieron la devolución y consiguieron competencias sobre la mayoría de sus asuntos, los nacionalistas continuaron reclamando la independencia total, y hace algunas horas el legislativo ha dado una nueva oportunidad para una nueva, y más segura, intentona.
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