ribbon

Algunas consideraciones sobre la música popular (II)

31 de marzo de 2017

|

 

Leonardo Acosta Musica y descolonizacion (Small)

 

En mi comentario anterior propuse continuar incursionando en el ensayo de Leonardo Acosta titulado: “Lo popular y lo pseudopopular en la música”, perteneciente a su libro Música y descolonización, publicado en 1982, por la Editorial Arte y Literatura, por considerar que el autor es uno de los más importantes investigadores cubanos, cuyas obras son de consulta obligada para todos los especialistas.

Acosta expresa que considerar el folclor como categoría aparte es absurdo, porque también “es parte del acervo popular, de la cultura popular”. Al referirse a la denominada etnomusicología dice: “…comienza en 1882 con el trabajo de Theodore Baker: “Acerca de la música de los salvajes de Norteamérica”. La temprana vinculación de los estudios folclóricos y etnomusicológicos con el colonialismo es evidente, aún cuando se refieran a los “salvajes” de la propia metrópoli. Y así como el colonialismo paraliza la vida y el desarrollo histórico de los pueblos conquistados, los estudios folklóricos convierten las creaciones artísticas de esos mismos pueblos en una simple colección de datos, en “curiosidades antiguas”, en piezas exóticas de museo.”

Al referirse a la denominada “música comercial”, señala Leonardo Acosta que su objetivo es el mercado, pero que existe la música genuinamente popular que puede ser reproducida con fines comerciales y obtener gran venta “al igual que la música llamada seria, culta o de concierto, sin que esto altere su esencia”, criterio que coincide con el mío, expuesto en el cometario anterior. Más adelante expresa Acosta “¿Cómo distinguir entonces lo verdadero de lo falso, lo popular de lo pseudopopular, lo sinfónico de lo pseudosinfónico? Se hace necesario, aparte del análisis general del fenómeno social y mercantil, un análisis pormenorizado de los distintos parámetros de una y otra música para señalar, al menos aproximadamente, las fronteras entre ellas, aunque estas permanezcan siempre en unterreno algo movedizo.”

En su trabajo, el autor expone las generalidades que condujeron a la actual música de consumo, cuyos antecedentes más reconocibles están en los cafés-cantantes y los cafés-conciertos surgidos en París a finales del siglo XVIII, y cuyo prototipo fue el Café de los Músicos que a mediados de esa centuria, ofrecían a su clientela del Boulevard du Temple “un repertorio de chansons, chansonnettes, trozos de óperas y operetas, etcétera, que poco a poco irían conformando el estilo de una música de entretenimiento cuya culminación es el espectáculo de “variedades” (término luego intercambiable con los de vodevil, music-hall, etcétera), más tarde estructurado a su vez en la revista musical que culmina en la musical comedy de Broadway.” Evidentemente, no existía mucha diferencia entre las mencionadas por Acosta y las que desde mucho antes se cantaba en lugares públicos, sólo que las otras contaban con espacios creados para ellas y, tiempo después, serían asumidas por ese personaje que ha sobrevivido: el empresario.

Galería de Imágenes

Comentarios