Enero…

8 de enero de 2017

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Elson Concepción Pérez

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#HastasiempreComandante, Caravana de la Victoria, Cuba, Revolución cubana

 

Aquel enero de 1959 nació la victoria que requirió un siglo para ser conquistada.

El día primero, Fidel y sus hombres entraban a Santiago de Cuba, la ciudad que los sabía vencedores; la heroica urbe que conoció del valor de muchos de ellos cuando asaltaron el cuartel Moncada.

Los rebeldes bajaban desde las montañas que fueron refugio y testigo de los muchos combates librados desde que un 2 de diciembre de 1956 cuando, un poco más jóvenes y sin barba alguna, esos hombres se adentraron en las entrañas de Oriente para cumplir con el juramento de liberar a la Patria.

 

 

La retrospectiva desde el enero de la victoria hasta el asalto al cielo en el Moncada, está llena de ejemplos de heroísmo y de convicción inculcada por Fidel de que se triunfaría.

Una frase suya lo resume todo. En Cinco Palmas, Sierra Maestra, cuando la tropa estaba dispersa y hasta donde estaba Fidel llegó su hermano Raúl, Fidel exclamó: “cinco armas que tú traes y dos que tenemos nosotros son siete, ¡ahora sí que ganamos la guerra!”.

 

 

Al propio Raúl le pareció que su hermano se había vuelto loco, al expresar tan alto optimismo en medio de una situación tan adversa.

Pasarían tres años de intensos combates y finalmente un primero de enero se obtendría la victoria que condujo la Caravana de la Libertad desde Santiago y atravesó todo el país, en un hecho sin precedentes del pueblo lanzado a las calles para vitorear a sus gloriosos rebeldes.

Cuando el día ocho Fidel y sus hombres entraron a La Habana, ya toda Cuba sabía del triunfo y también de lo dicho por el Comandante el propio día primero: en lo adelante las tareas a cumplir serían más difíciles.

 

 

Fidel y su Caravana recorrían, pueblo por pueblo, campo por campo, sembrando confianza en que la Revolución se construiría con la participación de todos.

Desde el inicio comenzó a cumplir lo prometido en La Historia me Absolverá, su alegato ante el tribunal que lo juzgó luego del Asalto al Cuartel Moncada.

Fueron estos primeros días de enero de 1959, los últimos para los cuarteles de la tiranía donde se había entronizado la muerte y la tortura y ahora se convertirían en centros escolares para los niños y jóvenes cubanos.

Fueron también los días donde nacieron otras grandes batallas: la Campaña de Alfabetización, la nacionalización de empresas extranjeras, la realización de la Reforma Agraria refrendada desde la misma Sierra Maestra y otras muchas.

 

 

El mismo día y año del triunfo revolucionario, el dictador Fulgencio Batista y sus secuaces, criminales que derramaron la sangre de muchos jóvenes en el país, huyeron a la nación del Norte sin que el peso de la justicia cayera sobre ellos y desde entonces, con el apoyo de los gobiernos de turno comenzó el afán de asfixiar a la Revolución y, en última instancia, derrotarla militarmente invadiendo al país.

Por esos primeros años nació el bloqueo, la más criminal de todas las guerras, la que más tiempo ha durado, pero también la que más ha formado la conciencia y la resistencia en todo un pueblo.

 

 

Este ocho de enero, ahora sin Fidel físicamente, es otro año más de triunfos. La Caravana de la Libertad que trajo a Fidel y sus hombres desde Santiago de Cuba hasta La Habana y que hace apenas un mes regresó con Fidel inmortalizado para ser sembrado en la gloriosa Santiago de Cuba, es el exponente más genuino de la victoria y de la confianza en el presente y en el futuro.