Ernesto Lecuona-Epistolario (LXVII)
9 de diciembre de 2016
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En librerías de la capital y provincias cubanas se encuentra a la venta la segunda edición de nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, publicada por la editorial Oriente, de Santiago de Cuba. Y para que los lectores de esta sección aprecien el contenido del aludido título, continuamos en De Ayer y de Siempre la inserción de gran parte de las epístolas que integran la aludida obra.
Durante estos días de permanencia en Barcelona, el maestro Lecuona escribió una carta –el 15 de mayo de 1960–, dirigida en Washington a su ahijado Manuel Lamas, guitarristra-concertista, que por aquel tiempo arribó a la capital de Estados Unidos de Norteamérica.
¡Qué sorpresa, querido Manolo, tu carta que me ha sido enviada desde Madrid!… La otra, la que te refieres me enviaste al Chico, la recibí, pero como soy tan distraído a veces, junto con otro paquete de correspondencia, la rompí, quedándome sin la carta y sin la dirección que, según recuerdo, eran números las calles, o algo así, ¿no?
Qué me alegro de que estés en ese gran país y puedas quedarte mucho tiempo, de ser posible… pues en La Habana no hacías nada y solo tenías gastos.
¿Estás trabajando? Me gustaría mucho que me digas si trabajas y en donde.
¿Te acuerdas del éxito del Auditórium? Ay, si tú hubieras tenido otro carácter, otra manera de ser; si las cosas sentimentales no te hubieran secuestrado la vida… ¿dónde hubieras podido llegar?
Lo sentimental por un lado; papá y mamá, por el otro, y como remate, los complejos… En fin, perdona esta monserga… ¡64 años!… ¡El almanaque, chico!… estoy hecho un viejo regañón… déjame saber de ti, para si yo hago algo aquí, brindarte la oportunidad de que te oigan en España.
Escribe. Las “sirenas” te envían muchos recuerdos y te desean muchas cosas buenas. Arturito también te saluda, ¡y hasta el negrito África se acuerda de ti!
[…]
Bueno, espero tus noticias.
Un abrazo para ti de
Ernesto Lecuona
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