José Martí y las cartas que le escribió a Gonzalo de Quesada
11 de noviembre de 2016
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Conceptos de gran trascendencia, principios que rigieron su vida a través del tiempo, José Martí no solo los expuso en sus discursos y trabajos periodísticos, sino también en las cartas que solía enviar a sus familiares, a sus amigos y colaboradores cercanos.
Por ejemplo, en diversas misivas dirigidas a quién fuera su eficiente colaborador y discípulo, Gonzalo de Quesada y Aróstegui, Martí trató temas relacionados con la motivación fundamental de su vida y con otras cuestiones de especial significación.
En una carta fechada el 12 de noviembre de 1889, Martí le confesaba a Gonzalo de Quesada: “Es que vivo por mi patria, y por su libertad real, aunque sé que la vida no me ha de alcanzar para gozar del fruto de mis labores, y que este servicio se ha de hacer con la seguridad, y el ánimo, de no esperar por él recompensa.”
Igualmente expresó en la citada misiva a Gonzalo de Quesada: “Pero lo que soy, lo soy, y no me deslumbro, ni me desvío, ni cedo por interés alguno de renombre pasajero, o popularidad demasiado costosa, o autoridad futura, a lo que creo que, so pretexto de acelerarla, pone en riesgo, tal vez mortal, la libertad de mi país.”
Me parece oportuno que antes de seguir comentando otros aspectos reflejados por Martí en sus cartas a Gonzalo de Quesada les ofrezca algunos datos acerca de cómo nació entre ellos una fructífera amistad.
Gonzalo de Quesada y Arostegui había nacido en La Habana 15 años después que Martí. Cuando tenía 9 años su familia se trasladó a Nueva York. Desde joven él se vinculó, en esa ciudad, con Martí.
Gonzalo de Quesada se graduó de abogado en 1891, y al siguiente año formó parte del consejo de redacción del periódico “Patria”, y poco tiempo después fue nombrado Secretario del Partido Revolucionario Cubano.
El primero de abril de 1895, cuando estaba próximo a salir hacia Cuba, desde Montecristi, José Martí le envió una carta en la que también le expresó criterios muy significativos en relación con los libros y otros trabajos que había escrito.
Dicha misiva está catalogada como la carta testamento literario de Martí, ya que en ella le detalló a su amigo y colaborador lo que debía hacerse con sus libros y materiales periodísticos.
Le indicó: “Gonzalo querido: De mis libros no le he hablado. Consérvelos: puesto que siempre necesitará la oficina y más ahora: a fin de venderlos para Cuba en una ocasión propicia, salvo los de Historia de América, o cosas de América, geografía, letras, etcétera, que usted dará a Carmita a guardar, por si salgo vivo, o me echan, y vuelvo con ellos a ganar el pan.”
En esta carta Martí hizo referencia a la posibilidad de morir al decir: “Si no vuelvo, y usted insiste en poner juntos mis papeles, hágame los tomos como pensábamos…”
Y de inmediato precisó el orden de los tomos, así como indicaciones relacionadas con su obra poética y otros materiales.
No fue esta la última carta que Martí le escribiera a Gonzalo de Quesada. Quince días después, ya cuando se hallaba en Cuba, volvió a escribirle en carta dirigida a él y a Benjamín Guerra.
En esta misiva, al igual que lo haría posteriormente en la carta que quedara inconclusa a su amigo Manuel Mercado, Martí patentizó la emoción que sentía por hallarse en su tierra natal y les patentizó: “En Cuba libre les escribo, al romper el sol el 15 de abril, en una vega de los montes de Baracoa.”
Y destacó seguidamente con especial significación: “Hasta hoy no me he sentido hombre. He vivido avergonzado, y arrastrando la cadena de mi patria, toda mi vida. La divina claridad del alma aligera mi cuerpo. Este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio.”
Igualmente en esta carta, que si sería la última que le escribiera a Gonzalo de Quesada y en este caso también a Benjamín Guerra, Martí enfatizó: “El alma crece y se suaviza en el desinterés y en el peligro. Ya me acortan el tiempo, y debo acabar. Junten bien, y a constante altura, la acción de ustedes con la nuestra.”
Acerca de la gran relación que llegó a existir entre José Martí y Gonzalo de Quesada y Aróstegui, Madeleine Sautié Rodríguez, expresó en un trabajo titulado: “Ese padre que fue José Martí” que se publicó en el periódico “Granma”, el 19 de junio del 2009: “Un hijo espiritual le ha nacido en el rastro indetenible de su rumbo. El adolescente Gonzalo de Quesada y Aróstegui, quién le sirve por compartir los mismos ideales revolucionarios y estar dispuesto a iguales sacrificios, sabe ganarse su confianza al punto de convertirse después en su secretario. El joven, reconocido como su discípulo preferido, resulta ser el futuro albacea de sus obras, tarea que le había confiado en una de sus cartas-testamento.”
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