Martha Graham vigente

1 de noviembre de 2016

|

Jesús Francisco Yagües

Perdurará por un buen tiempo, en la memoria de los espectadores, las funciones que Martha Graham Dance Company ofreció como parte de la programación del 25. Festival Internacional de Ballet de La Habana Alicia Alonso.
Martha Graham (1894-1991), bailarina y coreógrafa norteamericana, pionera de la danza moderna en los Estados Unidos, funda su propio colectivo en 1926, la Compañía de Danza que lleva su nombre, la cual alcanzó fama mundial por sus innovaciones en la danza moderna –en lo que se consideró como el estilo Martha Graham.
El programa que la actual compañía trajo al Festival estuvo integrado por tres coreografías de la reconocida maestra: “Dark Meadow” (23 de enero de 1946), inspirada en las danzas rituales de los indígenas norteamericanos en las que aparecen “recuerdos olvidados y la sensación de haber estado en todas las cosas”; “Errand Into The Maze” (“Misión en el laberinto”, 28 de febrero de 1947), versión de la leyenda del encuentro de Teseo con el Minotauro – en la puesta una mujer-bailarina sustituye al héroe mitológico, enfrentándose al monstruo de sus propios miedos hasta lograr vencerlo –, y “Diversion of Angels” (“Desvío de ángeles”, 13 de agosto de 1948), en la que el amor se muestra en tres de sus principales facetas: el maduro, el erótico y el adolescente, en el contexto de un jardín imaginario en el “que el amor se crea por sí mismo”.

 

 

En estos espacios están presentes las innovaciones que la artista aplicó a la danza contemporánea: contracción y relajación de los cuerpos, la caída siempre controlada al piso, los saltos de los intérpretes masculinos y las imágenes gestuales al unísono con los movimientos corporales. Y lo más importante, que a pesar de que las obras de Martha Graham que se bailaron fueron concebidas hace más de cincuenta años – periodo en el que la danza moderna ha evolucionado mundialmente –, las mismas no han envejecido en lo más mínimo, pues su talentoso lenguaje las hacen vigentes; de ahí la trascendencia de su legado artístico.
Dos piezas más se ejecutaron en las funciones: “Woodland” (“Tierra de madera”) de Potus Lidberg, quien “se inspiró en la música de Irving Fine para plasmar imágenes de los bosques, la luz de la luna y criaturas errantes”, por lo tanto no es de extrañar el uso de los colores carmelita, ocre y beige en el atuendo de los bailarines, diseñado por Reid Bartelme, Harriet Jung; y “Lamentation Variations” de Bulareyaung Pagarlava, Richard Move, Larry Keigwin, dedicada a conmemorar el atentado a las Torres Gemelas, acontecido en 2001 en la ciudad de New York, a partir del solo “Lamentación”, una de las grandes actuaciones de Martha Graham, y que el público asistente pudo apreciar en un audiovisual de la década del cuarenta, que se proyectó durante la representación y en que también se escuchó su voz.
Los actuales bailarines de Martha Graham Dance Company, con su impecable trabajo, demostraron que son herederos del arte de una notable bailarina que no por gusto está considerada una de las personalidades danzarias más importante del siglo XX.