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José Martí y el reflejo del simbolismo de las palmas

16 de septiembre de 2016

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"Las Palmas son novias", Ileana Ferrer Govantes, Colección José Martí / Óleo (60" X 48")

“Las Palmas son novias”, Ileana Ferrer Govantes, Colección José Martí / Óleo (60″ X 48″)

 

José Martí fue un gran admirador del paisaje cubano. Desde la etapa de su niñez cuando tenía tan solo nueve años vivió durante varios meses en una zona rural, en Caimito de Hanábana, en la provincia de Matanzas, donde acompañó a su padre que había conseguido un trabajo allí.

Con el decursar de su existencia tanto en discursos, como en cartas, trabajos periodísticos y en su diario de campaña se refirió al esplendor de la naturaleza en su tierra natal y a las características de un exponente de la flora que ha devenido en nuestro árbol nacional: la palma.

“Yo soy un hombre sincero

De donde crece la palma…”

Así aseguró en la parte inicial del primero de sus Versos Sencillos, obra conformada por 46 poemas, los cuales elaboró en 1890 en los Estados Unidos de América  cuando se hallaba descansando en una zona rural reponiéndose de problemas de salud.

Los Versos Sencillos resultaron publicados en forma de libro al año siguiente en la ciudad de Nueva York.

También en la  parte posterior de una fotografía de Andrés Estévez, que reenvió a Bernarda Figueredo de Pérez, conocida cariñosamente como Manana, Martí  puso la siguiente dedicatoria en la que nuevamente hace alusión a la palma:

 

Para servir a la palma herida

Nació, Mana, el alma agradecida

Palma es la libertad: palma  más bella

Alma franca y fiel; palma, y estrella.

 

En otras dedicatorias que hiciera, en este caso en prosa, él trataría acerca de la palma. Un ejemplo al respecto es lo que le patentizó a Alberto Carrilo Pintó, en un ejemplar de un libro en cuya portada aparecían dibujos e ilustraciones a plumillas de palmas y cocoteros.

Martí le señaló a su amigo: “A Alberto querido, este libro con muchos errores, y muchas injusticias, pero con unas cuantas palmas.”

En algunos de los discursos que pronunció durante su larga estancia en la ciudad norteamericana de Nueva York, Martí evocó a las palmas.

En la intervención realizada el 30 de noviembre de 1889 en el acto efectuado en el Hardman Hall de Nueva York, en homenaje a José María Heredia, al referirse al sitio de Cuba donde se había producido el nacimiento de este poeta al que catalogó como el primer cantor de la independencia cubana, manifestó: “Donde son más altas las palmas en Cuba nació Heredia, en la infatigable Santiago”

También de modo muy especial estableció un  paralelismo  entre las palmas y las ansias de libertad y de justicia que tenía el pueblo cubano cuando en el discurso pronunciado el 26 de noviembre de 1891 ante un grupo de emigrados cubanos residentes en la ciudad  norteamericana de Tampa resaltó: “…las palmas son novias que esperan: y hemos de poner la justicia tan alta como las palmas.”

Martí incluso igualmente planteó una reflexión con respecto a los oradores y las características de las palmas. Así llegó a precisar en un trabajo que hiciera sobre la oratoria: “Orador sin instrucción es palmera sin aire. ¿De qué le sirven las hojas a las palmas si benévolo alisios no las mueve?”

Por supuesto en la etapa final de su existencia cuando ya se hallaba en los campos de Cuba dando su contribución al desarrollo de la guerra que había logrado reorganizar, Martí se sintió cautivado por la esbeltez de este singular árbol que está presente en las zonas rurales y en múltiples ciudades cubanas.

Y por eso tanto en su diario de campaña como en algunas de las cartas que escribiera entre abril y mayo de 1895 desde la zona oriental de Cuba a amigos y cercanos colaboradores hace mención a la palma.

Por ejemplo en su diario llega a decir que por las lomas había llegado a Sao de Nejesial al que califica como lindo rincón, en el claro del monte, en el que había palmas viejas y además en otra de sus anotaciones precisa que por abras tupidas y mangales sin fruta había llegado a un rincón de palmas.  También en una carta que le escribió a Carmen Miyares y a sus hijos, fechada el 16 de abril de 1895, Martí expresó al referirse a  cómo se hallaba poco tiempo después de haberse producido su retorno a la tierra cubana: “Ya se me secan las ampollas del remo que halé a tierra el bote que nos trajo. Éramos seis, llegamos a una playa de piedras y espinas, y estamos salvos, en un campamento, entre palmas y plátanos…”

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