Roberto Fabelo y la necesidad de dibujar

15 de julio de 2016

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Thays Roque Arce

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Artes plásticas, Cuba, Cultura, Magda Resik

 

 

Este jueves, el espacio “Encuentro con…”, que auspicia la Asociación Hermanos Saíz en su sede del Pabellón Cuba, recibió como invitado a un Maestro de Juventudes, el reconocido pintor cubano Roberto Fabelo.
El diálogo habitual, que conduce la periodista Magda Resik, comenzó por los inicios de Fabelo en su natal Camagüey, sus primeros acercamientos al dibujo y la escultura, sus travesuras e inquietudes tempranas hacia el arte, hasta sus proyectos más recientes como autor consagrado.
“Yo nací en Guáimaro, que es un lugar que me enorgullece mucho por su trascendencia histórica. Nací campo adentro, y de pequeño tuve contacto con la flora, la fauna, los materiales que me ofrecía la naturaleza del lugar y con los cuales experimenté, como haría cualquier niño. Ese fue mi primer acercamiento a la forma”, precisó el artista.
Recuerda Fabelo de aquellos años su fascinación por la cera de los panales de abeja, el barro, las ramas, para confeccionar los animalitos que le rodeaban. Con esos pequeños alacranes de hojas y lagartijas de arcilla asustaba a su abuela. Esa travesura llevó a la invención, y al deseo de reproducir lo que le rodeaba, “la génesis de su vocación e interés por el arte”.

 

 

 

La experimentación constante y el dibujo lo llevaron luego a estudiar en la Escuela Nacional de Arte en La Habana. Allí comienza un nuevo proceso creativo “donde todas esas sensaciones que uno trae consigo de sus experiencias se orientan en los escenarios de la formación profesional y académica, como un sedimento que va acumulándose. Si la base emocional es clave, también lo es la formación posterior, para conducir toda esa energía”.
En su etapa de estudiante – durante la decisoria década del 60 –, Roberto Fabelo se vinculó a la entonces Brigada Hermanos Saíz, que ahora como “Asociación” cumple 30 años, y a cuanto acontecimiento y evento ocurría por esos años: “Lo hacía por la naturaleza de los acontecimientos, el contexto histórico que nos incitaba actuar. Y porque tenía toda esa energía, que contribuyó a crear en mí una orientación clara de lo que quería que fuera mi carrera posterior”.

 

 

 

La conversación transcurrió por momentos de la vida y la creación de Roberto Fabelo determinantes en la formación del artista que es hoy, como su vínculo indeleble con las Escuelas de Arte, donde comenzó su tránsito como estudiante y terminó siendo maestro. Magda Resik indagó en sus recuerdos y experiencias desde las aulas de clases, en los tres niveles de enseñanza artística: en la elemental durante el servicio social, luego en la Academia de San Alejandro mientras cursaba en el Instituto Superior de Arte, lugar donde continuó trabajando después de graduado.
Pero el tiempo le hizo comprender del compromiso vinculante entre los maestros y la docencia, “al punto que descubrí que ya no disponía de las energías o el tiempo suficiente para entregarme a la docencia de la forma en que pienso, se debe hacer. Suerte que ha habido otros caminos gracias a los que me he mantenido atado a la enseñanza, como tribunal y conferencista. Es inevitable mantener una conexión con el mundo del conocimiento y el aprendizaje. Existe allí una retroalimentación necesaria”.

 

 

 

Para Fabelo, la clave del éxito y la permanencia como artista está en la curiosidad. Una premisa que trata de transmitir a los demás en cada oportunidad: “Para evolucionar hacia otros estadíos, siempre aspirando que sean superiores, hace falta nuevo conocimiento, y es la curiosidad lo que te lleva a él”, comenta el consagrado pintor. “Pero la curiosidad requiere de una energía, mental y física, que nos permita estudiar incansablemente y desplazarnos hacia donde se genera la creatividad, los nuevos modos de hacer. Es la curiosidad una manera de mantener la estabilidad y la vitalidad creativa”.
El dibujo como elemento esencial de sus pinturas, el trazo como materia prima de sus ilustraciones y línea temporal que conecta distintos instantes de su vida, de su obra, fue motivo para la pregunta de Magda Resik: ¿Qué cosa es dibujar para Fabelo?
“El dibujo es una necesidad, un vicio para mí, desde niño. Cuando no me veas dibujando es porque estoy muerto. Es un instrumento de examen y de abordaje de la realidad, para atrapar ideas buenas, extrañas, difíciles de atrapar de otra forma”.

 

 

 

A través de sus preguntas, Resik fue guiando a Fabelo fuera de ese mundo de ensueño que ha sabido crear para privilegio de su público, lleno de criaturas fantásticas que encierran su esencia creativa maravillosa, y al que prefiere en lugar de las cámaras y las atenciones mediáticas.
La posibilidad de acercar a los asistentes al Salón de Mayo este jueves, al quehacer de este maestro del dibujo, la pintura, la ilustración y el grabado cubanos, sucedió en un momento especial para Fabelo, de vuelcos creativos e ideas en el horno que están listas para ver la luz.
Así, comentó sobre las múltiples islas de Cuba que le habitan y brotan, en múltiples formatos, en próximos proyectos: islas de corcho, flores y escombros que pronto serán catálogos o nuevas instalaciones. Siempre la misma isla, que frente a las experiencias de conocer países ajenos, territorios distintos y deslumbrantes, se reconoce como su hábitat natural.
El “Encuentro con…” Roberto Fabelo terminó por ser una entrada privilegiada a un complejo conjunto de imágenes del autor a través de sus palabras, sus experiencias; un mundo que continúa desconocido para el público, la crítica, los expertos y los amantes efusivos, y que brota de la inspiración de uno de los artistas más cautivantes de nuestro tiempo.