Ernesto Lecuona-Epistolario (XLVI)
15 de julio de 2016
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En librerías de la capital y provincias cubanas se encuentra a la venta la segunda edición de nuestro libro Ernesto Lecuona: cartas, publicada por la editorial Oriente, de Santiago de Cuba.Y para que los lectores de esta sección aprecien el contenido del aludido título, continuamos en De Ayer y de Siempre la inserción de gran parte de las epístolas que integran la aludida obra.
Ernesto Lecuona regresó a La Habana el 23 de enero de 1959, deseoso de conocer los cambios que se experimentarían en Cuba, tras asumir el Poder Revolucionario los destinos de la nación el día 1ro. de ese mes y año.
A las 9:00 p.m. del 25 de febrero de 1959 participó en un concierto popular celebrado en el Estadio Universitario para clausurar los festejos de la efeméride cubana del Grito de Baire, en el que participaron, además, la Orquesta Filarmónica y la Banda Municipal de La Habana, ambas dirigidas por Gonzalo Roig; la pianista Ivette Hernández, los cantantes María de los Ángeles Santana, María Teresa Carrillo, Carmelina Rosell, Rosaura Biada, Ramón Calzadilla, Zoraida Morales, Eulogio Peraza, Violeta Vergara, Manolo Torrente, los tríos Matamoros y Servando Díaz, el dúo Cabrisas-Farach y el de las Hermanas Martí, Ramón Calzadilla, Ramón Veloz y su Conjunto, y el coro de Francisco Godino, entre otros.
Allí se dieron cita el presidente de la República, Manuel Urrutia; integrantes del Consejo de Ministros, tropas del Ejército Rebelde y dirigentes de la Federación Estudiantil Universitaria y del Consejo Universitario, así como periodistas y delegaciones extranjeras que viajaron a la Isla para conocer el nuevo gobierno.
Aunque en tal fecha el maestro se encontraba con fiebre muy alta y los médicos le indicaron reposo, no rehusó participar en aquel concierto, ya que con su música “…quería decirle de la manera más precisa a los distinguidos visitantes cómo era mi patria, pues sentía que el pecho me estallaba de emoción”.
Sin retribuciones económicas a los participantes, Lecuona citó a la organización de un concierto en el Nacional el 1º de marzo de 1959, con el cual se recaudaron miles de pesos que pasaron a engrosar los fondos destinados a la reconstrucción de Sagua de Tánamo y otras ciudades cubanas, prácticamente destruidas por la aviación y las fuerzas militares de la tiranía de Fulgencio Batista en un intento de aplastar a las fuerzas revolucionarias. Las adhesiones resultaron de tal magnitud que, desde el primer momento, se anticipó el éxito del espectáculo: el Centro Gallego abrió gratuitamente su teatro Nacional; los empleados que trabajaban en el coliseo se ofrecieron sin aceptar emolumentos, y con igual desinterés se agruparon en torno al maestro buenos cantantes y músicos. Las casas de piano Universal Music y La Internacional propiciaron, libres de todo gasto, los instrumentos necesarios, y Publicidad Graupera aportó la propaganda.
Aparte del autor de La comparsa, actuaron en tal oportunidad, entre muchos otros, Esther Borja, María de los Ángeles Santana, José Le Matt, Luisa María Morales, Tomasita Núñez, María Teresa Carrillo, Ramón Calzadilla, Zoraida Beato, Rodolfo Borges, Gladys Fraga, Héctor Fernández Ramos, Tony Lamas, Olga García Kholy, Aída González Estradé, el dúo Cabrisas-Farach, los tríos Matamoros y Espinosa, la pianista Sara Jústiz, la declamadora y actriz Carmen Solar, la bailarina Martha Picanes, la pareja de bailes Aurora y Vargas, y la Orquesta de La Habana, bajo la dirección de Roberto Ondina.
De las respuestas recibidas por Lecuona a su convocatoria para el concierto en el Nacional, quedó una carta que el 14 de febrero de 1959 le redactaron Jesús Nacer, presidente de la Unión de Electricistas, Utileros y Similares de Teatros de Cuba, y Ernesto Amador, secretario de Trabajo de esa entidad.
Sr. Ernesto Lecuona
Ciudad
Estimado Maestro:
Acusamos recibo de su atenta carta de fecha 11 de febrero, 1959, en la cual solicita nuestra cooperación para llevar a cabo la función a beneficio de los pueblos mártires de nuestro país.
A nombre y en representación de la Unión de Electricistas, Utileros y Similares de Teatros de Cuba, ponemos en su conocimiento que desde estos momentos puede contar con nuestros servicios gratuitamente, ya que todo cubano, agradecido al Gobierno Revolucionario, debe prestar su más eficaz ayuda en pro de la reconstrucción de tantos pueblos sacrificados que han quedado totalmente destruidos.
Felicitándole por tan ejemplar acto de su parte, quedamos atentamente, en espera de sus gratas órdenes.
Jesús Nacer Ernesto Amador
Presidente Secretario de Trabajo
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