De la mano de Manejo y Gestión
23 de mayo de 2016
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Todos los participantes en el XIV Encuentro de Manejo y Gestión de Centros Históricos, auspiciado por la Oficina del Historiador de La Habana, tuvieron la oportunidad de realizar una visita dirigida a la Quinta de los Molinos, institución declarada Monumento Nacional, ubicada en la capital y considerada como centro promotor, defensor y guardián del medio ambiente, pues en ella se conserva en óptimas condiciones una gran variedad de la flora y fauna del país.
Los visitantes fueron recibidos por una pléyade de especialistas, de las diferentes manifestaciones, quienes tuvieron a su cargo las explicaciones pertinentes a cada una de sus respectivas áreas.
Se supo que el nombre del lugar se debe a que en él, en la época colonial, funcionaron “dos molinos utilizados para moler tabaco y obtener rapé de mucha demanda a finales del siglo XVIII en toda Europa, y en particular en España” y que “los molinos eran propiedad de Martín de Aróstegui, presidente de la Real Factoría de Tabaco, perteneciente al rey español”; además de que fue la casa de descanso de los Capitanes Generales durante la etapa de la dominación española en nuestro territorio y, posteriormente, residencia del general Máximo Gómez, así como también la sede del Jardín Botánico Nacional.
Durante el recorrido fueron mostradas las diferentes especies que habitan el lugar: conejos, jutías congas, guacamayos y otros animales, entre los que se encontraba una verdadera rareza, la ardilla del desierto, originarias de Mongolia y que se han convertido en mascotas muy estimadas.
Se conocieron los diversos ejemplares de la flora y se apreció la avenida de las palmeras con las cuatro impresionantes ceibas, el árbol comúnmente conocido como “bala de cañón”, pues sus frutos tienen la forma de una bala de cañón antiguo; el Ácana, árbol corpulento y coposo, endémico de Cuba y oriundo de Camagüey, cuya siembra y preservación en el sitio produjo el desvío de la calzada de Carlos III durante su construcción y, por último, el herbario climatizado, en el que se mantiene de forma sistemática la evolución y proliferación de los distintos géneros.
Se visitó el mariposario, inaugurado hace más de un año, en el que se crían las larvas, se cuidan las crisálidas y donde finalmente habitan las mariposas después de su periodo de metamorfosis, y donde beben el néctar de las flores allí cultivadas; nos enteramos de cómo algunas de ellas son verdaderamente efímeras pero otras no son tan limitadas y poseen hasta seis meses de vida.
Finalmente, el escenario fue propicio para la presentación del libro “Patrimonio y ciudadanía. Experiencias de participación en La Habana Vieja”, de las especialistas del Plan Maestro-Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Martha Oneida Pérez Cortés, Maidolys Iglesias Pérez, texto imprescindible de difusión y reflexión que “recopila veintitrés experiencias del accionar de la ciudadanía en la toma de decisiones”, las cuales han contribuido a convertir el Centro Histórico de La Habana en lo que actualmente es: un referente único, de realización urbana y social, bien pensado y ejecutado.
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