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Entre neoliberales anda el juego

14 de abril de 2016

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Perú será escenario en junio venidero de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en que se dirimirá cual de los candidatos de la derecha, Keiko Fujimori, de Fuerza Popular, y Pablo Kuczynski, de Peruanos por el Kambio, asumirá finalmente el poder.
Keiko, la gran favorita, ganó ampliamente la primera vuelta, sin alcanzar la mitad más uno de los votos necesarios, y Kuczynski sacó pocos puntos de ventaja sobre la ocupante del tercer lugar, Verónika Mendoza, quien, empero, logró fortalecer a una izquierda en el legislativo, aunque el partido de Fujimori tendrá la más amplia e importante representación.
Solo un apoyo de las demás agrupacionspolíticas junto a Kuczynski podría impedir el triunfo de la hija de Alberto Fujimori, una persona que fue electa tres veces presidente, interrumpida la tercera, cuando fue arrestado, juzgado y declarado culpable de numerosos delitos, entre ellos corrupción y crímenes de lesa humanidad.
Algunos analistas dicen que el pueblo tiene poca memoria, refiriéndose al amplio respaldo a Keiko, a pesar del historial de su padre, que cumple 25 años en la cárcel, más otros siete por otros delitos, y el inminente indulto que se espera hacia él si su hija triunfa.
Esta afirma que no tiene nada que ver con los errores de su padre, que no los cometerá de manera alguna, pero el grupo que la rodea fue también del equipo de Alberto Fujimori, además del amplio apoyo económico que está recibiendo de los diferentes estratos de la derecha.
El otro candidato, Kuczisnky, es un viejo “camaján” que ha estado con todos los gobiernos, y ahora afirma que está dispuesto a colaborar y oír recomendaciones de otros grupos para fortalecer su figura –no muy bien vista por el pueblo– , hacer decidir a los indecisos (más del 10%) y ganarle a Keiko.
De todas maneras, quien asuma el gobierno es muy poco probable que abandoneel rumbo neoliberal que el país ha asumido desde que integró el Pacto del Pacífico junto a Chile, Colombia y México, el cual, alentado por Estados Unidos, conspira contra una justa integración regional de beneficio a los pueblos.
El presidente saliente, Ollanta Humala, dejará grandes logros en el sector de la educación, desde la educación primaria hasta la universitaria, con miles de becas en el exterior, incluida Cuba.
Aunque siempre mantuvo una popularidad mayor a la de sus predecesores, Humala tuvo una caída de su aceptación, debido a que, además de verse implicados algunos de sus familiares, incluida su esposa, en supuestas cuestiones ilegítimas de índole económica, las cuales, ciertas o no, exacerbaron la propaganda en su contra, no ha sabido o podido enfrentar un sinnúmero de conflictos gremiales, encabezados por miles de trabajadores que exigen el fin de la política neoliberal de privilegio a sectores encumbrados predominantes en la economía.
Porque a pesar de sus enormes riquezas, con abundantes reservas de oro y otras riquezas minerales, Perú solo se desarrolla económicamente para las transnacionales y la oligarquía nacional.
Más de dos millones de niños se ven obligados a trabajar en una nación donde aumenta la pobreza y la desigualdad.
Cuesta trabajo creer que quien asuma la Presidencia en Perú pueda revertir esta situación. Y más cuando ambos candidatos son neoliberales, y no parece que abandonarán esa línea salvaje del capitalismo, tan alentada por el Imperio en su lucha por defenestrar a cualquier gobierno progresista, no solo latinoamericano, sino en todo el mundo.

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