Satchel Paige, un grande de todos los tiempos
8 de abril de 2016
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Leroy “Satchel” Paige ganó más desafíos que Cy Young, el hombre que ostenta el récord de triunfos en las Grandes Ligas con 511; además, ponchó a más bateadores que el líder histórico en las Mayores, Nolan Ryan; sin embargo, hoy ningún premio, de los tantos que se otorgan en la llamada Gran Carpa, lleva el nombre de Paige.
Muchos intentan demeritar el trabajo de Satchel, porque no logró todos sus éxitos frente a equipos de las Grandes Ligas; pero ¿cómo podía hacerlo si él era negro y durante décadas imperó la segregación racial en las Grandes Ligas? Solo en 1947, cuando Satchel tenía ya 41 años, fue que finalmente un pelotero negro, Jackie Robinson, rompió esa barrera.
El nombre de Leroy “Satchel” Paige comenzó a sonar con fuerza en las Ligas Negras a principios de la década del veinte y por más de dos decenios jugó en diversos equipos como los Monarcas de Kansas City y los Yankees Negros de Nueva York.
Paige estuvo en varios países latinoamericanos, entre ellos Cuba. Aquí llegó por los esfuerzos del empresario Abel Linares, un habilidoso hombre que impulsó la creación de un equipo en el centro del país, los Leopardos de Santa Clara, con la idea de ampliar la rivalidad en la Liga cubana, donde los Alacranes de Almendares y los Leones del Habana eran los únicos serios contendientes al título temporada tras temporada.
Para reforzar a los Leopardos –debutaron en 1923– Linares no dudó en utilizar su influencia –dinero– con el objetivo de atraer a varias de las estrellas de las Ligas Negras estadounidenses. En 1924 Linares convenció a Satchel, mediante un cheque de 100 dólares por juego, para que este lanzara con los Leopardos.
No obstante su fama, las cosas no le salieron bien a Paige, ya que tuvo un récord de cinco partidos ganados y seis perdidos y cuentan que su estancia cubana se acortó después de algunos malentendidos con apostadores de juegos.
Cierto o no, el hecho fue que Satchel no estuvo mucho tiempo junto a los Leopardos y, luego de su partida, nunca más pisó suelo cubano; aunque sí conocería y tal vez no de la forma que él hubiera querido, la calidad de uno de los jugadores más completos de la pelota nacional: Martín Dihigo.
En 1938, Satchel fue a probar suerte al béisbol mexicano, con el Club Agrario del Distrito Federal. Por esa fecha era el pelotero más famoso de las Ligas Negras y había jugado en la temporada invernal en República Dominicana, con el equipo “Ciudad Trujillo”.
La idea de los directivos del Club Agrario, al contratar a Paige, era fortalecer a este equipo y así frenar el amplio dominio de las Águilas de Veracruz que tenían a Dihigo como su principal lanzador.
El apoyo de Satchel le permitió al Club Agrario acortar la diferencia en la tabla de posiciones y la escena quedó lista para dos series decisivas contra las Águilas. Los dos mentores enviaron a sus principales hombres al montículo: Dihigo vs. Paige.
Ellos se enfrentaron el 5 de septiembre de 1938 y el partido se mantuvo cero a cero hasta la parte baja del sexto capítulo, cuando Satchel perdió el control y un wild pitch le permitió a las Águilas tomar el mando; sin embargo, el Club Agrario aprovechó varios deslices de Dihigo y anotó dos carreras en la parte alta del octavo episodio. El brazo de Paige no estaba en su mejor forma, por eso el director decidió sacarlo del partido.
En esa situación, con un hombre en base, le llegó el turno a Dihigo, quien era un excelente bateador. El lanzador rival cometió un serio error: lanzó una recta alta, Dihigo le hizo swing y desapareció la pelota por el jardín izquierdo. Con el jonrón, las Águilas lograron la ventaja decisiva de tres carreras a dos.
Paige y Dihigo estuvieron frente a frente una vez más en 1938 y el resultado volvió a ser favorable a las Águilas por 10 a 3. El cubano propinó cuatro ponches y no otorgó bases por bolas; aunque su mayor aporte lo hizo con el bate en la mano, pues tuvo una tarde perfecta al conectar seis imparables en seis turnos al bate, entre ellos un largo cuadrangular en el séptimo episodio que terminó por explotar a Paige. Las Águilas ganaron el campeonato y Paige regresó a las Ligas Negras.
Por mucho tiempo se especuló sobre cuál pelotero rompería la barrera racial imperante en las Grandes Ligas. En 1947, Jackie Robinson se unió a los Dodgers de Brooklyn y cambió al béisbol para siempre. No pocos pensaban que el elegido sería Satchel Paige; pero Jackie era menos rebelde y los directivos, en especial de los Dodgers, necesitaban a alguien brillante en el campo y que tuviera la suficiente sangre fría para afrontar, de la mejor manera, los insultos que de seguro recibiría.
Paige era una estrella; sin embargo, como él mismo reconoció, nunca hubiera aceptado en silencio los maltratos. En 1948, un año después de Robinson, Satchel firmó su primer contrato, con los Indios de Cleveland. En sus temporadas en la Gran Carpa, Satchel estuvo en tres equipos: los Indios, Saint Louis Browns y Atléticos de Kansas City. En total ganó 28 desafíos, perdió 31 y tuvo una efectividad de 3,28.
Solo en 1971 los directivos de las Mayores decidieron incluir a jugadores de las Ligas Negras en el Salón de la Fama, ubicado en Cooperstown, Nueva York. La comisión que hizo la selección escogió, en primer lugar, a Leroy “Satchel” Paige.
En uno de los múltiples libros escritos sobre Paige, su autor Larry Tye, escribió: “Si Jackie Robinson fue el padre de las oportunidades igualitarias para todos en el béisbol, de seguro Satchel Paige fue el padrino”.
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