Convento de San Francisco de Asís
8 de abril de 2016
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En la Basílica Mayor del antiguo convento franciscano abrió sus puertas en 1994 una hermosísima sala de conciertos, después de concluidos los trabajos de restauración del edificio. Desde hace más de dos décadas, un amplio complejo cultural tiene como sede al magnífico conjunto dieciochesco, abarcando los dos claustros de la edificación que funcionan como museo de arte sacro, sala de exposiciones transitorias y amplios salones para la celebración de eventos internacionales. La otrora capilla de la Orden Tercera anexa al edificio hacia el sur, quedó convertida poco después en sala de teatro infantil.
Hacia 1591 finalizaron las obras de la primera construcción religiosa que sirvió de morada a los padres franciscanos en estos parajes. En 1608 se erigió la capilla de la Tercera Orden, rindiendo honores al Santo Cristo Custodio de la Vera Cruz, desde donde partían las procesiones cada viernes de cuaresma.
La iglesia de San Francisco y su convento anexo se reconstruyeron con la imagen que llega a nuestros días entre los años 1719-1738. Las obras se desarrollaron con gran lentitud por los escasos recursos existentes, la dureza de la piedra y las adversidades climáticas, todo influyó de manera desafortunada en su época; pero, venciendo poco a poco los escollos, el ilustrísimo Obispo Juan Lazo de la Vega pudo dejarla terminada en el último año citado.
La iglesia con planta en forma de cruz latina, contaba con la nave principal, dos capillas laterales y una espaciosa cúpula sobre el crucero, amplias galerías y la torre que en su tiempo fue la más alta de la ciudad. Las portadas, de marcada influencia con los códigos del barroco, le imprimieron un sello de distinción al edificio.
El convento fue cerrado al culto en 1841 con la exclaustración de esta orden religiosa. Desde entonces el monasterio sirvió como almacén, para depósito de las mercancías de la Aduana, alojando en su interior oficinas públicas y administrativas. En 1846 fue afectado por un huracán que derribó la cúpula –que no se volvió a restituir– y la imagen de Santa Elena que remataba la torre.
Durante el siglo XX desempeñó disímiles funciones. En 1915 se convirtió en la sede de la Dirección General de Comunicaciones. Un año después se instalaron aquí las oficinas de correos y telégrafos. En 1928 se demolió el interior de la Capilla de la Vera Cruz para instalar allí un nuevo Departamento de Telegrafía del Ministerio de Comunicaciones. En las primeras décadas del siglo XX se hicieron varios proyectos para su restauración por parte de la Junta Nacional de Arqueología sin que se llevaran a cabo. En 1963 la Comisión Nacional de Monumentos realizó trabajos puntuales en su interior y dos años más tarde desempeñó como almacén de Bienes del Estado, pasando a manos de CUBALSE posteriormente, hasta los años ‘80.
En la década del ’90 comenzaron los trabajos de restauración por la Oficina del Historiador de la ciudad, después de haberse vaciado el edificio.
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