Los brazos, como puentes, que nos unen

31 de marzo de 2016

|

Thays Roque Arce

|

British Council, Danza, Danza Contemporánea de Cuba, Gran Teatro de La Habana Alicia Alon­so, Taller Coreográfico, Teatro Nacional de Cuba

 

Coreógrafos y bailarines de Cuba y Reino Unido comparten maneras de expresarse a través de la danza con el proyecto artístico “Islas creativas”. Definido como un “espacio único y esencial de creación coreográfica”, la iniciativa que sostienen el British Council – organización británica para las relaciones culturales y educacionales – y Danza Contemporánea de Cuba responde a la necesidad de propiciar encuentros que estimulen el intercambio artístico bilateral a través de este, un lenguaje universal.
Para ello se ha organizado la creación del Laboratorio Coreográfico de Danza Contemporánea (DCC), un paso superior en la colaboración de ambas instituciones. Así lo constató Laura Pérez, directora de la oficina en Cuba del Consejo Británico, en conferencia realizada este miércoles en el Teatro Nacional de Cuba.

 

El encuentro, al que también asistió Miguel Iglesias, director de la compañía por 28 años, sirvió para presentar el proyecto que por estos días mantiene ocupadas a ambas partes. Con el fin único de la transmisión del conocimiento, y a través de él, el intercambio de experiencias, visita a la mayor de las Antillas el coreógrafo y diseñador británico Theo Clinkard, con 20 años de experiencia en escena y una trayectoria en la que sobresale el haber sido cofundador de Probe, reconocido proyecto cuya razón de ser es la colaboración artística.
Theo no es el primer corógrafo que responde a la relación del British Council con Danza Contemporánea. Antes que él, Cathy Marston, Rafael Bonachela y, más recientemente, Billy Cowie, pisaron suelo cubano y quedaron prendidos del talento y profesionalidad que se prepara en las aulas de la sede de la compañía de baile moderno. Pero igual que ellos, el joven director se encuentra en el proceso de creación de una pieza para el grupo.

 

 

Tras haber trabajado con la prestigiosa compañía Pina Bausch en Alemania, Clikard llega a Cuba, “más interesado en mirar hacia afuera, hacia la gente, que mirarme a mí mismo”, confesó. Para el británico, formar parte del proyecto binacional es “un placer”, sobre todo por tener la oportunidad de conocer Cuba “y la forma en que el arte y el baile están enraizados en su cultura”.

Sin nombre aún, la obra involucra a unos 20 bailarines que actúan como colaboradores en la puesta en escena, más centrada en la trasmisión de sensaciones diferentes que en una historia lineal que se cuenta a través de la música. El producto final será estrenado en los días 20, 21 y 22 de mayo, en el Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, junto a la coreografía “Tangos Cubanos”, de Billy Cowie.

 

 

 

Reconoció que los bailarines cubanos están “al nivel de los mejores profesionales de Europa” y destacó que su entrega y entusiasmo le han impresionado: “Me agradecen todo el tiempo por escucharlos, dejarles crear libremente sobre la base de mi propuesta”. Su manera de trabajar se enfoca no tanto en trasmitir como en observar los cuerpos con los que trabaja e incorporar ese conocimiento al proceso creativo, donde el aprendizaje se da como una experiencia más sensorial que impositiva. “Espero estar aquí intercambiando con ellos y su talento, respetándolos y mostrando esto en la escena, en lugar de hacer una pieza mía”, dijo al tiempo que espera poder estar en la Isla para el estreno mundial de la obra.