¿Cuáles son los mamíferos vivos menos evolucionados que conocemos?
25 de marzo de 2016
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La Naturaleza siempre nos sorprende, ¿por qué?, porque ella es un enorme laboratorio donde discurre la vida, y de por sí, la vida es diversa y preciosa. Como expresó en su tiempo Juan Eusebio Nieremberg Otin (1595-1658, humanista, físico, biógrafo, teólogo y escritor español): “La naturaleza es un poema que yace oculto bajo una forma secreta y maravillosa”.
Sin dudas, la Naturaleza nos depara muchas, muchas sorpresas. Aunque los científicos disponen de fósiles que les permiten estudiar la estructura esquelética de un animal antiguo, la historia de estos animales no termina allí; pues con el tiempo, rasgos de su morfología, su fisiología, su ADN, sufren algunos cambios, debido a los propios mecanismos evolutivos así como por los cambios genéticos que, al azar, se producen.
Teniendo en cuenta esto, actualmente, existen dos mamíferos que han experimentado muchas menos modificaciones evolutivas que el resto de sus peludos parientes, son el ornitorrinco y la zarigüeya. ¿Cómo es esto?
El ornitorrinco.
Vive en pequeños riachuelos y ríos en un área biogeográfica que cuenta con una amplia variedad de hábitats y climas, que va desde las frías zonas montañosas de Tasmania y los Alpes Australianos hasta las selvas tropicales de las costas de Queensland.
Efectivamente, tal parece que uno de los más extraños y maravillosos “secretos”de la naturaleza es el ornitorrinco, un animal raro, diferente, pues siendo mamífero, ¡pone huevos!, tiene boca de pato, cola de castor y patas de nutria, pero además, es venenoso.El ornitorrinco es un animal asombroso que parece salido de una película de ficción sobre experimentos biológicos.
Nota curiosa. Los mamíferos que ponen huevos se llaman monotremas y aunque alguna vez fueron muy diversos, hoy día ese grupo solo incluye a los ornitorrincos y dos especies de equidnas.
Cuando el ornitorrinco fue descubierto por los europeos en 1798, el capitán John Hunter, segundo gobernador de Nueva Gales del Sur, envió un bosquejo y la piel de un ejemplar a Gran Bretaña. Frente a tan extraño animal, los científicos británicos creyeron que se encontraban ante una broma pesada. George Shaw (1751-1813, médico, botánico y zoólogo inglés) en 1799, hizo la primera descripción del ornitorrinco en la revista Naturalist’s Miscellany, en ella afirmó que era imposible no haber mostrado dudas sobre su autenticidad. Robert Knox (1791-1862, médico, naturalista y viajero británico), creyó que podría haber sido creado por algún taxidermista asiático. Se creía que alguien había cosido el pico de un pato al cuerpo de un animal parecido a un castor. Shaw incluso utilizó unas tijeras para comprobar si había suturas en la piel disecada del ejemplar.
Como ya dijimos, tiene un pico como el del pato y una cola como el castor, aunque a diferencia de este no la utiliza para impulsarse en el agua, sino solamente para guiarse, además le sirve como almacén de grasa. No posee orejas visibles. Puede llegar a medir hasta 50cm, los machos y unos 43cm, las hembras. El espolón que poseen los machos en las patas posteriores es venenoso, capaz de matar animales pequeños, aunque es difícil que una persona sana muera por este veneno, aunque sí genera un fuerte dolor que no se calma ni con los analgésicos más potentes. Sus ágiles patas palmeadas le permiten nadar de maravillas, pero en lo que a caminar se refiere las posibilidades se ven entorpecidas. Estas estructuras locomotoras no nacen hacia abajo sino, como en los reptiles, a los costados. Para no dañar las membranas interdigitales, se desplazan por tierra usando sus nudillos. Otra rareza: su peculiar forma de lactar. Las hembras, en lugar de tener mamas con pezones a través de los cuales darle la leche a sus cachorros, alimentan a sus hijos mediante poros de la piel. Las glándulas mamarias segregan la leche y esta se transpira. Los recién nacidos lamen la leche de unos surcos que poseen sus madres en el abdomen. Otra curiosidad, tienen un sentido de electrorrecepción: localizan sus presas, mediante la detección de campos eléctricos generados por las contracciones musculares de éstas. La electrorrecepción del ornitorrinco es la más sensible de todos los monotremas. El ornitorrinco no busca alimento mediante la vista o el olfato, pues cierra sus ojos, oídos y nariz cuando se zambulle. Excava con el hocico en el fondo de riachuelos. Los electrorreceptores de su hocico detectan los pequeños movimientos de sus presas al distinguir los objetos animados de los inanimados pues, en esta situación, los mecanorreceptores están constantemente estimulados. Las presas generarían minúsculas corrientes eléctricas con sus contracciones musculares que podrían ser detectados por sus sensibles electrorreceptores. Se ha demostrado experimentalmente que el ornitorrinco reacciona ante un “camarón artificial” si se hace pasar una corriente eléctrica débil a través del señuelo. En fin, un animal asombroso y sorprendente.
¿Cuáles son entonces los rasgos más primitivos que han conservado los ornitorrincos?
Pues sus huevos correosos y la ausencia de pezones, son dos características que no conservan los mamíferos que evolucionaron después de los ornitorrincos.
Un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Louisiana, Estados Unidos, pudo decodificar el ADN del ornitorrinco y encontró un parche genético: vestigios que acercan la especie a los reptiles y a las aves, más que a los mamíferos. Esto es de suma importancia si tenemos en cuenta la relevancia de los ornitorrincos para desarrollar nuevas teorías sobre la evolución, ya que se considera que fueron la primera rama de mamíferos en separarse de los saurópsidos (son un clado de vertebrados amniotas al que pertenecen la mayor parte de los reptiles, y aves). El ornitorrinco es un buen superviviente que ha resistido los embates evolutivos a través de millones de años. Este animal es uno de los contados descendientes vivos de un antepasado que se separó de los demás mamíferos hace unos 150 millones de años, sí, ¡muchos años!
La zarigüeya
A juzgar por los registros fósiles, son de los marsupiales (se caracterizan por un corto desarrollo en el útero materno y completar gran parte del crecimiento agarrados a las glándulas mamarias del interior de la bolsa marsupial o marsupio) más antiguos que han llegado hasta nuestros días, y lo han hecho sin sufrir grandes variaciones anatómicas, por lo que pueden considerarse como fósiles vivientes.
Actualmente pueblan el continente americano. Aunque no hay datos de la existencia de estos animales en Australia y la Antártida, se supone que debieron habitar esas zonas, pues ambos continentes estuvieron unidos a Sudamérica.
Las zarigüeyasno son muy grandes, alcanzanentre 30-50cm de longitud y pesan entre 2-5 kilos. Pueden llegar a vivir hasta ocho años. Su hábitat preferido son las selvas tropicales. Se caracterizan por tener un hocico alargado, la cabeza de forma ovalada con una cresta ósea en su centro. Sus patas son cortas y tiene cinco dedos en cada una. En cuanto a su dieta, las zarigüeyas además de mamíferos menores, pájaros, huevos, reptiles y vegetales, comen también insectos grandes, larvas e incluso gusanos. En caso de necesidad se conforman con nutrirse de fruta, maíz y raíces jugosas. Sin embargo, a cualquier otro alimento prefieren la sangre, lo que les impulsa con frecuencia a conducirse con extraordinaria ferocidad: en los gallineros, por ejemplo, degüellan a las gallinas, sorben la sangre y dejan la carne de sus víctimas intacta.A las especies con tal capacidad, los zoólogos las llaman “generalistas dietéticas”, ¿qué quiere decir esto? Pues que se alimentan “de lo que haya disponible”. Señalan los expertos que su actitud hacia la comida es: “¿No hay bichos hoy? Comeré basura. ¿No hay basura? Buscaré fruta podrida”. En fin, su capacidad de adaptación les permite comer y vivir casi de todo y en cualquier parte. En el suelo, se mueven con notoria lentitud y torpeza, asentando toda la planta del pie. Pero, se subena los árboles muy ágilmente y de igual manera se desplazan entre las ramas, con mucha seguridad, gracias a los pulgares oponibles de las patas posteriores y a la cola prensil que poseen.
Aunque no son tan antiguas como los monotremas, las zarigüeyas también son muy viejas y han cambiado muy poco en las últimas decenas de millones de años.
Parece ser que el linaje de las zarigüeyas apunta hacia un grupo de marsupiales llamado Peradectidae, que vivió durante la época de la extinción de los dinosaurios, en el Periodo Cretácico-Paleógeno. Esto hace pensar que la separación evolutiva de las zarigüeyas y el resto de los marsupiales ocurrió hace unos 65 millones de años.
La mayoría de las más de 60 especies que existen no han cambiado mucho con el paso del tiempo. Aunque no se ha esclarecido bien porqué algunas especies permanecieron sin cambios durante tanto tiempo, sin embargo, se sugiere que en esto hayan influido los ambientes estables y la escasa competencia.
Por el contrario, los animales extremadamente especializados, por ejemplo: los pandas gigantes, cuya dieta se compone 99% de bambú, son más vulnerables a la extinción cuando su alimento preferido deja de estar disponible.
Nada, que ¡cuanto mejor aceptes el cambio, más probabilidades tendrás de seguir siendo el mismo!
Recordemos que…
“La Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”.
Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.
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