Julio Moreno, tan duro como un jiquí

8 de febrero de 2013

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Miguel Ernesto Gómez Masjuán

Durante casi 20 años su nombre apareció en las nóminas de equipos amateurs y profesionales de Cuba, México y Estados Unidos. Lo apodaban “Jiquí”, porque sus envíos eran tan duros como la madera de ese árbol y así pasó a la historia Julio Moreno, uno de los mejores lanzadores cubanos de la primera mitad del siglo XX.
Moreno nació en Güines, en enero de 1921. Comenzó a practicar béisbol en clubes de esa localidad y con 18 años no pocos elogiaban la velocidad del joven pitcher, blanco y derecho. La rapidez de sus envíos fue su mejor carta de presentación para unirse al Círculo de Artesanos de San Antonio de los Baños, uno de los equipos más potentes que intervino en la Liga Nacional Amateur.
Realmente es difícil precisar cuándo apareció el sobrenombre de “Jiquí”; pero lo que sí está claro es que el origen del mote estuvo en la velocidad de Moreno. En aquella época no existía el velocímetro; pero por las historias y crónicas de la época, sus pitcheos superaban con frecuencia las 90 millas.
En la Liga Nacional Amateur, “Jiquí” tuvo actuaciones sobresalientes. Por ejemplo, en la temporada de 1943 ganó 20 juegos; aunque lo mejor ocurrió un año después. En 1944 el brazo de Moreno se puso a prueba, pues el director del Círculo de Artesanos lo colocó como abridor en casi 30 partidos. Moreno respondió al reto con 319 ponches y 26 victorias, ante solo tres reveses.
En la temporada de 1944, “Jiquí” también lanzó un partido sin jits, ni carreras contra el Atlético de Santiago de Las Vegas y, poco tiempo después,  impuso un récord, al ponchar a 21 bateadores del Vedado Tennis Club.
Las excelentes demostraciones de Moreno en la Liga Amateur le abrieron las puertas del equipo nacional. Julio debutó en la III edición de la Serie Mundial Amateur, en 1941, con solo 20 años. En el último desafío del calendario regular Cuba enfrentó a Venezuela y un triunfo hubiera significado la retención de la corona. El director Joaquín Viego confió en “Jiquí”; sin embargo, el joven fue superado por Daniel “el Chino” Canónico, cuatro carreras por una. Este revés forzó la realización de un partido extra que también ganaron los venezolanos.
Un año más tarde, en la Serie Mundial amateur de 1942, Moreno fue dominante y logró tres victorias. En ese torneo, Cuba reconquistó el título mundial, con desquite incluido sobre la Venezuela del “Chino” Canónico.
Al año siguiente, nuevamente en el estadio La Tropical de La Habana, el cuerpo de lanzadores cubanos fue imbateable. Moreno ganó tres partidos y sufrió una derrota; además, su promedio fue de apenas 0,70.
La última participación de Moreno con el equipo nacional ocurrió en la Serie de 1944, celebrada en Venezuela. Allí, ante las continuas decisiones arbitrales a favor de los venezolanos, Cuba optó por retirarse del certamen y concluyó en la tercera posición. En su despedida, Moreno triunfó en dos juegos y perdió dos. En sus cuatro Series Mundiales amateurs, “Jiquí” terminó con dos títulos, una medalla de plata y otra de bronce. Su balance final fue de 9 éxitos y 4 fracasos.
Después de su formidable paso por el béisbol amateur, Julio decidió saltar al profesionalismo. En 1944 viajó a México, atraído por los lucrativos contratos que ofrecían los hermanos Pasquel. Allí firmó con el Veracruz y en su primera temporada culminó con un récord de 14 y 10.
La presencia de Moreno en la Liga mexicana se extendió a 12 campañas, en las que defendió los colores de Yucatán, Nuevo Laredo, Puebla y Veracruz. En total obtuvo 124 victorias, sufrió 99 reveses y finalizó con un promedio de carreras limpias de 3,83, con 883 ponches.
En la Liga profesional cubana, “Jiquí” debutó en la campaña 1944-45. Comenzó en los Tigres de Marianao y se mantuvo en ese equipo hasta 1948. Luego firmó, durante dos breves períodos, con los Elefantes de Cienfuegos y terminó su actuación con los Rojos del Habana.
Julio tuvo dos momentos importantes en esta Liga. Primero, en 1951-52, ayudó a los Rojos a ganar el campeonato, porque alcanzó una marca de 7 y 4 y 42 ponches, en 20 desafíos. Después, en la última temporada del campeonato profesional, en 1961, fue líder en promedio de carreras limpias, con 2,03. Para esa fecha ya no tenía la misma velocidad aterradora; pero la amplia experiencia influyó en sus resultados.
Moreno también participó en otros torneos. Lanzó para los Havana Reds, en el Campeonato de la Federación Nacional, jugado en La Tropical, en 1947. Además, entre 1946 y 1950 vistió el uniforme de los Havana Cubans, en la Liga Internacional de la Florida, donde, en cuatro temporadas, terminó con marca de 50 partidos ganados y solo 16 perdidos.
En 1950, “Jiquí” llegó a las Grandes Ligas, con los Senadores de Washington. En su primera temporada lanzó poco, apenas 21 innings, y finalizó con registro de 1 y 1. Al año siguiente tuvo más acción, aunque sus números fueron discretos, pues ganó 5 y cedió en 11 desafíos. En 1952 mejoró notablemente, porque logró nueve triunfos y se estabilizó como uno de los abridores de los Senadores. Su última temporada fue la de 1953. Tenía 32 años y en Washington lo utilizaron como relevista. Su balance final en las Mayores fue de 18 victorias y 22 fracasos, en 73 partidos.
En la década del sesenta, Moreno volvió a México. Allí vivió algún tiempo, hasta que se estableció definitivamente en Estados Unidos, donde murió en 1987, a los 66 años.