Dos décadas de la Casa Guayasamín

7 de enero de 2013

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Katia CárdenasLilibeth Bermúdez

A veinte años de creada la Casa Oswaldo Guayasamín, será recordado tal acontecimiento el día 8 de enero, a las tres de la tarde, con la exhibición de imágenes del acto inaugural. Esta institución, ubicada en la calle Obrapía entre Oficios y Mercaderes, evoca la vida y la obra del pintor ecuatoriano. En las habitaciones de la planta alta aún se respira el aliento de este artista cuyos pasos marcan los rincones del salón principal, el dormitorio y el comedor.
Algunos de sus originales, grabados, láminas, joyas y otros objetos decorativos creados por el artista, son conservados en este lugar que fue inaugurado, precisamente, por el empeño del propio Guayasamín y de la Oficina del Historiador que se encargó de la restauración total del inmueble y del posterior trabajo de esta institución. Hoy, la Casa Guayasamín acoge a un grupo de niños que aprenden a pintar en un taller que funciona cada sábado, mientras que en las galerías dejan su huella otros artistas latinoamericanos, seguidores de la preocupación humanística del ecuatoriano.
Pintor del drama del hombre contemporáneo, Guayasamín reflejó en sus óleos el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad. Cada trazo es un reclamo por una sociedad más justa y una vida mejor para los desposeídos, que hallaron en sus cuadros la esencia del espíritu andino. Guayasamín, quien supo traducir los colores de América, es uno de los mejores exponentes del expresionismo indigenista de la pintura ecuatoriana. Con gran carga expresiva, el artista dejó importantes colecciones como La edad de la ira. La obra de este ecuatoriano universal trasciende las fronteras para dejar al mundo un retrato de la realidad social, a la vez que una ventana abierta a la ternura del rostro indígena.
A su muerte dejó inconclusa La Capilla del Hombre, obra soñada e ideada por el Pintor de Iberoamérica, que fue inaugurada años después. Aquí dejó un conjunto de murales sobre la odisea del hombre latinoamericano, desde su mundo ancestral precolombino y su evolución hasta el mestizaje contemporáneo. Esta edificación integra un complejo cultural junto a la residencia donde vivió en los últimos años, hoy Museo Casa Taller Guayasamín.