Antiguo Convento de Nuestra Señora de Belén

26 de febrero de 2016

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Zenaida Iglesias Sánchez

 

Hoy: Sede de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Oficina del Historiador.
Atención al adulto mayor.
Calle Compostela No. 662 entre Luz y Acosta.

 

 

 

El antiguo convento de Nuestra Señora de Belén, considerado el mayor de los conjuntos religiosos de la ciudad, debe su construcción al Obispo de Cuba, Diego Evelino de Compostela, de quien partió la idea de crear un lugar apropiado para la recuperación de los enfermos, en terrenos de su propiedad. En el año 1704 llegaron a La Habana los padres Betlemitas para hacerse cargo de la institución. Las obras del hospital y de la iglesia comenzaron en 1712 y en 1720 se dieron por concluidos el colegio, la escuela y la enfermería, que abarcaban el primer claustro. A mediados del siglo XVIII los betlemitas obtienen el permiso para la construcción del célebre arco sobre la calle Acosta. Por esta fecha se construyó el resto del convento, al que posteriormente se le añadió la planta alta, quedando definitivamente terminado en 1769. Estos religiosos abandonaron su sede en 1839 y la orden fue suprimida por la corona española en 1842. Desde esta fecha ocuparon el antiguo convento y hospital diferentes instituciones y sufrió progresivas transformaciones.

 

 

 

A mediados del siglo XIX, la instalación fue ocupada por los padres jesuitas, quienes comenzaron sus clases en el Real Colegio de Belén en 1854. En las primeras décadas del pasado siglo XX se remodeló para crear mejores condiciones en el colegio. En 1925 los jesuitas se trasladaron a otra instalación en el barrio de Marianao.

 

 

Durante los años 1925-1962 figuró como propietario del inmueble el Estado. Aquí se instalaron diversas dependencias de carácter civil. En 1988 la Academia de Ciencias de Cuba se hizo cargo del edificio con excepción de sus áreas más antiguas, ubicándose allí el Archivo Nacional de Seguridad Social. El resto del inmueble quedó abandonado.

 

 

 

En la década del ‘90 había perdido el edificio notables elementos constructivos, si bien ya había sufrido los estragos causados por varios derrumbes, un incendio lo afectó seriamente y esto se unió a los actos vandálicos de personas inescrupulosas, del convento quedó una verdadera ruina. La Academia de Ciencias entregó posteriormente estas áreas a la Oficina del Historiador, que tuvo a su cargo en los años ‘90 el proyecto de restauración del magnífico edificio.

 

 

En 1996 se inauguró la Iglesia restaurada. Paulatinamente se fue trabajando en la recuperación de todo el conjunto religioso. En la actualidad radican en Belén la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Oficina del Historiador, junto a importantes áreas especializadas de atención al adulto mayor. Los ancianos aquí cuentan con talleres de artesanía; fisioterapia; óptica; interactuando muy de cerca con el personal de salud y otros grupos de distintas edades, niños y adolescentes, que alegran su diario vivir.