Historia compartida entre Cuba y Costa Rica

15 de diciembre de 2015

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Nadia Herrada Hidalgo

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Academia de La Historia de Cuba, Aula Magna, Costa Rica, Cuba, Luis Guillermo Solís, Universidad de San Gerónimo

 

 

En una emotiva ceremonia se le otorgó la condición de Académico Correspondiente Extranjero de la Academia de la Historia de Cuba al Excelentísimo señor Presidente de la República de Costa Rica, Doctor Luis Guillermo Solís Rivera, en la tarde de este lunes 14 de diciembre en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana.

 

 

 

La sesión solemne se desarrolló en presencia de Miguel-Díaz Canel Bermúdez, vicepresidente primero de los Consejos de Estado y de Ministros; del Doctor Gustavo Cobreiro, Rector de la Universidad de La Habana; del Doctor Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad; del Doctor Eduardo Torres Cueva, Presidente de la Academia de Historia de Cuba; así como de la Junta Directiva de la Academia, algunos de sus miembros, varios rectores de universidades de Costa Rica e integrantes del Cuerpo Diplomático acreditado en la Isla, entre otras personalidades.

 

 

Según los estatutos de esa organización la condición de Académico Correspondiente Extranjero se confiere a aquellos historiadores que, sin ser cubanos y sin residir en el país, se hayan destacado fuera del territorio nacional en los estudios históricos, mediante sus actividades, sus publicaciones y, muy especialmente, por sus aportes al conocimiento de la Historia de Cuba. En correspondencia con ello, se decidió otorgar, de forma unánime, la condición al Doctor Luis Guillermo Solís Rivera en reconocimiento a su obra.

 

 

El también profesor de la Universidad de Costa Rica agradeció la “cálida bienvenida” y afirmó que era “un placer extraordinario” el recibir la condición. Solís Rivera ofreció como discurso de ingreso en la Academia de la Historia de Cuba la conferencia magistral “Las relaciones históricas entre Cuba y Costa Rica”.

 

 

El presidente reconoció que “Costa Rica y Cuba tienen hoy una correcta relación diplomática y sus autoridades impulsamos conjuntamente acciones de cooperación para mutuo beneficio. Sin embargo, más allá del plano oficial entre nuestros dos países, entre nuestros pueblos ha habido múltiples contactos, y relaciones humanas y afectivas que han acercado a cubanos y costarricenses mucho más de lo que los registros formales dejan suponer”.

 

El mandatario aludió a cómo se habían desarrollado las relaciones entre ambos países desde el siglo XIX. En su intervención, mencionó nombres imprescindibles de la Historia cubana que habían entablado vínculos afectivos con su nación. “Martí y Maceo son heroísmo, sacrificio, gloria. Costa Rica recuerda su memoria con respeto y afecto. Sin embargo, la inmensidad de ambas figuras hace que a veces se olvide en Costa Rica a otro cubano que por aquella misma época llevó a cabo una labor intelectual de extraordinarias dimensiones: Don Antonio Zambrana y Vázquez. Hijo de La Habana y abogado de profesión fue uno de los más jóvenes constituyentes de Guáimaro. (…) Zambrana fue el maestro de toda una generación de intelectuales, abogados y políticos cuyo recuerdo todavía honran las crónicas de la democracia costarricense”, recordó el mandatario.
Asimismo, reconoció los valiosos aportes de emigrantes cubanos, entre ellos médicos, abogados, docentes, y de otras profesiones que han ocupado cargos relevantes como presidente de la Corte Suprema de Justicia, arzobispos, cancilleres, deportistas famosos. “Entre las más importantes mujeres de antepasados cubanos, cabe mencionar a Doña Elizabeth Odio, quien ha sido vicepresidenta de la República, Ministra de Justicia y Ambiente y Juez de la Corte Penal Internacional”, expresó.

 

Solís Rivera contó la influencia de películas, revistas y la radio cubana en su pueblo, donde de cierta manera, “Cuba estuvo de moda”. Además, se refirió a la solidaridad costarricense con los cubanos en la lucha contra la tiranía batistiana.
De forma amena, el presidente rememoró cómo ha sido la relación entre Cuba y Costa Rica hasta la actualidad y agradeció especialmente, cómo se ha llevado a cabo en los últimos tiempos, la formación de médicos y profesores de educación física costarricenses que han favorecido con sus conocimientos y compromiso social a miles de ciudadanos en el país. Asimismo, se refirió a otros acuerdos bilaterales.

 

 

Luis Guillermo Solís Rivera es el primer mandatario costarricense que visita oficialmente Cuba en el siglo XXI. Independientemente de la compleja situación actual, su misión es consolidar los lazos de amistad entre ambos pueblos. “Albergo la esperanza de que mi visita a La Habana constituya la puntada final de un proceso de regularización que hemos realizado con madurez y mutuo respeto, reconociendo las diferencias naturales que resultan de nuestras diferentes tradiciones políticas, pero esperando también que sea punto de partida para relanzar con más fuerza los vínculos de amistad entre los dos países”.

 

 

El Doctor Rivera aseveró que las Academias tienen un importante papel en la sociedad actual, para la conservación y rescate de la Historia y, además, para acercar a los pueblos a partir de esta. “Creo que la historia compartida entre Cuba y Costa Rica; el examen de sus caminos conjuntos; los azahares de nuestras relaciones diplomáticas; las vidas de quienes nos han acercado; las influencias mutuas en multiplicidad de campos; y hasta los infortunios de nuestros recorridos pueden dar origen a nuevos y valiosos estudios que contribuyan a acercar más a cubanos y costarricenses, que nos permitan conocernos y comprendernos como familia (…) Ojalá que como idénticos son los colores de nuestras banderas patrias encontremos en la historia compartida, un poderoso estímulo para continuar construyendo nuevas historias de amistad, de simpatía y de acercamiento entre Costa Rica y Cuba, porque eso nos hará conocernos mejor a nosotros mismos, y comprender mejor nuestras respectivas historias patrias”, aseguró.
El mandatario obsequió al Doctor Eduardo Torres Cueva un retrato del Héroe Nacional costarricense, Juan José Mora, y en agradecimiento este le regaló “El General Antonio”, una obra donde figura el Titán de Bronce, quien residió durante su expatriación en Costa Rica y allí fundó el pueblo La Mansión.

 

 

La solemne velada culminó de forma muy emotiva con la melodía de “La Patriótica” una canción escrita por un poeta cubano y que llevan en el corazón todos los costarricenses, algo que corroboramos pues fue tarareada en voz alta por todos los ticos presentes.