Población hambreada en el Primer Mundo
27 de octubre de 2015
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Cuando mencionamos la palabra hambre recordamos los cientos de millones de personas en el mundo que apenas tienen una comida al día, a aquellos niños de Biafra (Nigeria), blanco de la ambición neocolonialista; las limpiezas étnicas en Ruanda y Burundi, y de todos aquellos daños “colaterales” de las numerosas guerras desatadas por el imperialismo.
En este contexto nadie pensaría en Estados Unidos, donde 50 millones de sus habitantes viven en la línea de la pobreza, otros tantos no tiene medios de acceder a un seguro médico, muchos más a una ecuación de alto nivel y un número indeterminado de hispanos y afronorteamericanos son perseguidos por su origen o color de su piel.
Pero hambre es mucho más que eso, como dice un texto de TeleSur cuando se refiere al de información que padece el planeta, debido al papel que juega en ello Estados Unidos, difusor central de la desinformación con la que golpea principalmente a sus pobladores.
Tal es así que el prominente politólogo argentino Atilio Borón explicaba en una reciente Mesa Redonda cubana que un enorme número de estadounidenses creen la afirmación de la ultraderecha acerca de que el presidente Barack Obama no es norteamericano, sino que nació en África, con lo que aumenta el odio hacia él y en cualquier momento puede ser asesinado, como lo fueron John Fitzgerald y Robert Kennedy.
TODO TIENE SU OPUESTO
En contraposición, a pesar de la falta de veracidad en la gran prensa mediática, muchos norteamericanos golpeados por la realidad en que viven han obligado a los candidatos de turno presidenciales a decir o bordear lo que comúnmente decimos “la verdad verdadera” de las cosas.
Así, ya muchos admiten lo del 1% de los ricos que controlan las riquezas y marginan al restante 99% de los norteamericanos, tal como exhibía como lema el pasado movimiento popular Ocupa Wall Street.
De ahí que por primera vez en una campaña presidencial uno de los candidatos –muy falto de necesarios fondos– proclama lemas netamente honestos, y obliga a muchos de los demás a seguir su pauta, aunque no lo sienten ni son incapaces de tratar de ponerlos en práctica.
El periódico mexicano La Jornada refiere que Bernard Saunders, aspirante a la candidatura por el Partido Demócrata y quien más espectadores aglutina en cada acto político, se proclama socialista, promueve propuestas progresistas sobre salud, educación pública, seguro social y medio ambiente, es crítico de las políticas imperiales de intervención y guerras injustificadas, y se considera aliado de los trabajadores y contra la oligarquía del 1%.
ASOMBRA Y ASUSTA
Sanders asombra y asusta a los otros candidatos demócratas, quienes han tenido que acoplar sus discursos para no parecer tan de derecha. Empero, no tiene muchas posibilidades de llegar a la presidencia, porque nunca ha tenido el apoyo de la cúpula del Partido Demócrata, y líderes políticos, analistas y comentaristas descartan sus posibilidades de que llegue a la Casa Blanca.
De ahí que muchos habitantes y futuros electores norteamericanos exterioricen su apoyo a Sanders, porque tienen hambre de un programa que enfrente a una clase multimillonaria que ha comprado el sistema político, que trata de dividir a los norteamericanos por el color de sui piel.
Fue criticado por el ultraderechista aspirante republicano Donald Trump, porque en una reciente comparecencia televisiva de los principales aspirantes del Partido Demócrata, pidió que no se atacara injustificadamente a la principal contendiente y rival Hillary Clinton, a quien saludó cortés y amablemente.
Y aunque no pueda llegar a candidato presidencial, lo cierto es que es muy popular entre ese pueblo hambreado de conocer la verdad, en el que sobresale, principalmente un sector muy amplio de la juventud norteamericana, con sed de cambios profundos, tal vez hasta de una “revolución política”, como asegura el periodista y ensayista David Brooks.
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