Deshumanización planificada
26 de octubre de 2015
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Mientras medios informativos occidentales disminuyen y tergiversan la represión israelí contra las justificadas protestas del pueblo palestino en Jerusalén, Gaza y Cisjordania, el ejército de Tel Aviv está procediendo al traslado forzoso de 70 000 de los 230 000 beduinos confinados en el desierto de Neguev, sin darse a conocer hacia donde se los llevan.
Es un paso más en la expulsión de los palestinos de sus tierras, no solo por cuestiones étnicas o políticas de cualquier índole, sino también económica, como cuando expertos norteamericanos descubrieron un amplio yacimiento de gas en la costa de Gaza.
Además de que el número de palestinos muertos en la actual represión suman varias decenas, Israel ya ha comenzado a separar con muros barrios árabes y judíos en Jerusalén este, e incrementado la destrucción de las viviendas en Cisjordania de sospechosos de pertenecer a la resistencia.
Piedras, botellas incendiarias y neumáticos ardiendo responden a los ataques de uno de los ejércitos más potentes del mundo, causante de la muerte de numerosos niños, incluido un bebé y una madre embarazada.
Bajo el lema “El precio a pagar”, desde hace años los extremistas judíos, a su vez, agreden a palestinos y árabes israelíes, y cometen actos de vandalismo en lugares de culto musulmán o cristiano,
Ello es de vieja data, ya que se calcula que se han producido unos 11 000 ataques en los últimos diez años, mientras las denuncias al respecto son archivadas.
Las agresiones son el resultado directo de la política de colonización de Israel, que ha llevado a la instalación de 400 000 colonos en Cisjordania y otros 200 000 en Jerusalén este, ocupada y anexionada.
Para Yossi Melman, especialista en la cuestión de inteligencia para el Jerusalem Post, no hay ninguna explicación lógica a la impotencia de las autoridades que hasta ahora no han detenido a ningún sospechoso tras la muerte del bebé mencionado.
Es incomprensible que un Estado copiado por numerosas agencias de seguridad, encuentre difícil enfrentarse a unos pocos cientos de terroristas y sus cómplices, indicó.
El jefe de la oposición de centro-izquierda Isaac Herzog, consideró que “cuando el Estado quiere, puede luchar contra el terrorismo”. Por ello, apeló al gobierno de Netanyahu, uno de los ubicados más a la derecha del espectro político en la historia de Israel, a hacer un “examen de conciencia”.
Pero Benjamín, tal es su nombre, está más ocupado en endurecer la represión contra los palestinos que en lugar de encontrar sospechosos.
La verdad es que los colonos israelíes, armados hasta los dientes, actúan como una fuerza paramilitar consentida y coordinada por las fuerzas ocupantes.
La ejecución de algunos colonos en legítima defensa solo sirvió para que Israel haya encontrado la excusa para poner en marcha una nueva “operación de defensa”, cuyo objetivo evidente es la expropiación de más tierras palestinas y una nueva vuelta de tuerca en su política de ‘apartheid’ racista y de limpieza étnica.
El sionismo, antes con los gobiernos de Inglaterra y Francia, después en el gobierno estadounidense, y ahora con Netanyahu a la cabeza, interviene desde el principio del mandato de éste en el Congreso de EE.UU. y organiza a sus huestes del partido republicano y del demócrata para que alimenten su colonización de Palestina.
La deshumanización sionista viene planificada. Así es el gobierno israelí de Estados Unidos.
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