Modi, sorprendente
5 de octubre de 2015
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“Pregunte a cualquier niño en la India quién es el mejor amigo de la India a nivel internacional. y le dirá que es Rusia”, expresó el primer ministro indio, Narendra Modi, en conversación con el presidente ruso, Vladimir Putin, a quienes considero líderes carismáticos, nacionalistas y con igual visión de crear un consejo internacional para combatir al terrorismo.
Confieso que me dejé guiar por el historial no halagüeño del hoy gubernamental Partido del Pueblo Indio para pensar en Modi como una figura populista, con claros ribetes derechistas, en atención al pasado de un ente preconizador del hinduismo a ultranza, sin el debido respeto a otras ideas y géneros.
Pero 16 meses después de asumir el poder, Modi sigue conservando una popularidad del 70%, independientemente de que no ha podido llevar en lo interno algunas de las promesas hechas antes de su elección.
El voto a Modi fue indudablemente el castigo al incumplimiento y al mal trabajo del histórico Partido del Congreso, muy lejano de los ideales de Mahatma Gandhi, Jawaharlal Nehru e Indira Gandhi.
El empeño del gobierno por facilitar el desarrollo de infraestructuras –que la India necesita de forma perentoria– resulta tan comprensible como los temores de un campesinado, frecuentemente víctima de abusos y engaños en los procesos de expropiación. La iniciativa oficial coincide, además, con un año de malas cosechas por la meteorología adversa, lo que ha propiciado protestas y una penosa oleada de suicidios de campesinos.
El Premier está consciente de ello, por lo cual ha abordado situaciones en las que son necesarias reformas estructurales y un combate más activo contra la corrupción, así como hacer cumplir constitucionalmente las bases de igualdad que eliminen las siempre controvertidas castas.
No obstante, el balance es positivo, al cumplirse el programa macroeconómico con un crecimiento del 7,5%, bajar una inflación de dos dígitos a solo el 5%, estabilizarse la moneda nacional, la rupia, y controlarse el déficit en forma general.
¿Siglo de la India?
Pero el país sigue expectante ante la promesa y la convicción de Modi de que este será el siglo de la India, cuestión intrínsecamente ligada a su vez a la agenda exterior de Delhi, donde la impronta del Primer Ministro se ha dejado notar con mucha fuerza.
Modi parece decidido a redefinir el papel regional y global de la India, aunque aún debe afrontar dilemas y desafíos tan complejos y mayores que los de la agenda doméstica.
En cuanto a los lineamientos externos, sigue avanzando la implementación de los más recientes acuerdos con China y Rusia, una prueba más de la pragmática política vigente en esa región, y en la que Modi demuestra nuevamente en esta etapa de su vida la preeminencia de los intereses del pueblo indio en el programa de gobierno que se ha impuesto.
Aunque siempre se tildó al premier de amigo de Occidente y del gran capital local, este planteamiento no ha podido ocultar, subrayo, las buenas relaciones personales de Modi con Vladimir Putin y su rechazo a ciertos planteamientos de la prensa occidental de su inconformidad con los convenios de Rusia con Paquistán y China.
Modi, por el contrario, alentó al gobierno paquistaní a analizar pacíficamente los problemas con Cachemira, otros de índole fronteriza y los concernientes al terrorismo.
Al convenio posterior con Beijing, que lanzó las relaciones bilaterales y marcaron el camino mutuo de la paz, dejando a un lado problemas limítrofes, siguió el ya mencionado con Rusia, con más de 25 acuerdos, uno de ellos acerca de la construcción de 12 plantas nucleares rusas en la India, todas encaminadas a la utilización del átomo con fines pacíficos, lo cual refuerza también su posición común como integrantes del grupo BRICS (junto a Brasil, China y Sudáfrica) y la Organización de Cooperación de Shanghai.
Mediante los convenios, Moscú está enviando a Nueva Delhi gas, petróleo y tecnología nuclear, entre otros rubros, al tiempo que la India rechazó todo tipo de sanciones de Occidente contra el país amigo, a raíz de la crisis generada en torno a Ucrania.
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