Curioseando entre las termitas
18 de septiembre de 2015
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“Se puede decir con certeza
que las termitas son uno
de los grandes constructores
de la naturaleza”.
Es indudable el efecto devastador de las termitas. Afectan nuestro patrimonio histórico y cultural, así como nuestras viviendas y edificios. Causan auténticas calamidades en elementos de madera, tanto los estructurales cómo los funcionales, así como a todos los derivados celulósicos. Y también las finanzas y los créditos, ¿cómo? Hace poco leí acerca de un ataque tremendo de las termitas a una sucursal de un banco indio, donde los insectos destruyeron millones de rupias equivalentes a un cuarto de millón de dólares. Funcionarios del banco descubrieron que los billetes, que se mantenían en una cámara acorazada, habían sido dañados por estos isópteros (Orden al que pertenecen). La dirección del banco instruyó directivas a todas las sucursales que almacenaban dinero en cámaras acorazadas, donde se les ordenaba que revisaran su estado de conservación cada dos meses. Sin embargo, ya la dirección había recibido advertencias de que termitas estaban dañando los archivos y muebles. Parece que la sucursal del banco que sufrió el ataque era anticuada, se limpiaba rara vez y no se tomaron las medidas urgentes para combatir la plaga. Ahora, se están haciendo esfuerzos para trasladar el banco a otro lugar.
Sin embargo, no todo es desastre con las termitas, como casi todo en la naturaleza, cumplen su misión: degradan la madera muerta con lo que contribuyen a la limpieza de los bosques. Además, el ser humano les ha encontrado una cierta utilidad a su actividad: la creación de instrumentos musicales, cómo por ejemplo, el famoso instrumento de viento, el didgeridoo (didyeridú), un instrumento de viento, o aerófono ancestral utilizado por los aborígenes de Australia. Se supone que tiene unos 2,000 años de existencia, según con la datación de algunas pinturas rupestres en las que aparece el instrumento, aunque los propios aborígenes le dan una antigüedad de hasta 40, 000 años. En sus orígenes, el didyeridú fue creado a partir de troncos de árboles y arbustos de gran grosor principalmente eucaliptos, fundamentalmente la especie Eucaliptus tetradonta, conocido como “Stringy bark”, que tenían su interior roído por la acción de las termitas. Al limpiar el tronco, se obtenía un tubo largo que se hacían sonar haciendo vibrar los labios en uno de sus extremos. Esta vibración, al ser amplificada por las paredes del tubo, genera su fantástico sonido. Es posible modular la vibración obtenida, moviendo los labios y la lengua, o sumando a la vibración sonidos surgidos de la garganta.
Hoy en día se utiliza el didgeridoo en todo tipo de música, también como herramienta terapéutica y de meditación. Es un instrumento sencillo, no requiere mucho entrenamiento y es muy fácil de ejecutar. El instrumento funciona como un amplificador de la vibración de los labios del ejecutante. El didgeridoo se ha vuelto medianamente conocido como instrumento en la música popular por sus ilimitadas posibilidades de ensamble con instrumentos de percusión, cuerdas y otros instrumentos de viento. La banda inglesa “Jamiroquai” incluyó en sus primeros discos, participaciones de didgeridoo, en canciones como “When You Gonna Learn” o “Journey To Arnhemland”.
Un artículo titulado “Didgeridoo playing as alternative treatment for obstructive sleep apnoea syndrome: randomised controlled trial”, publicado recientemente por la edición online del British Medical Journal, indicó que las personas afectadas de apneas y ronquidos, si tocaban este atípico instrumento, durante un periodo superior a cuatro meses, notaban una significativa mejoría en su sueño. ¡Parece prometedor!
Sin embargo, una de las obras arquitectónicas naturales que más nos entusiasman, son los termiteros gigantes, llamados también “catedrales”, son auténticas obras maestras de la arquitectura termita. Se les conoce también como nidos epígeos . Son un tipo de nido que sobresale de la superficie del suelo (montículos). Algunas termitas construyen los nidos como columnas que pueden llegar a medir 8 metros, pero lo más común es que midan de 3 a 4. Están construidos con una arcilla resultado de una mezcla de saliva, tierra y excrementos. Las termitas son capaces de orientar estas “catedrales” hacia el norte, esto junto con la altura permiten regular la temperatura en el interior con un margen de variación de 1 a 2 grados, de manera que, independientemente de la temperatura que haya fuera, dentro del termitero siempre hay una atmósfera fresca. Sabías que algunas construcciones consiguen tal dureza, que son necesarios explosivos para destruirlas, ¡increíble!
Estos ejemplos, deben servirnos para considerar que las termitas, como los otros insectos en general, solo deben ser controlados en casos que se produzca un desequilibrio, es decir, cuando superan los umbrales de tolerancia, afectando la salud y el bienestar de nuestras vidas, nuestras casas y nuestro patrimonio.
”La Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”.
Solo hay un medio para que perdure: respetarla y servirla.
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