La biodiversidad mexicana en crisis. Desaparecen ajolotes de Xochimilco
11 de septiembre de 2015
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La posición geográfica de México es privilegiada. Este afortunado país, alberga entre el 10 y el 12 por ciento de la diversidad biológica del planeta. Casi la totalidad de los ecosistemas existen allí. Por ejemplo, casi la mitad de su territorio está cubierto por desiertos donde crece el 60% de especies endémicas; hay bosques de coníferas con más del 50% de los tipos de pinos que crecen en el planeta; presenta selvas tropicales secas y húmedas y extensas playas. También aquí aflora uno de los sistemas arrecifales más grande del mundo. El grado de endemismo de las especies mexicanas es elevado: entre 10 000 y 15 000 especies de plantas son exclusivas del territorio (esto constituye entre el 36 y 54 % de las especies del país); 169 especies de anfibios (47%); 368 especies de reptiles (46%) y 159 especies de mamíferos (30%).
Este hecho, solo se repite en los países conocidos como megadiversos, tales como Colombia, China, India y Perú.
Según la Norma Oficial Mexicana 059, en este país hay 49 especies extintas, 475 en peligro de extinción, 896 amenazadas, y 1185 sujetas a protección especial. Esto es muy preocupante, por lo que, recientemente, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), publicó la lista de especies prioritarias del país para su conservación, y así incentivar proyectos que procuren el cuidado de tales organismos, que de no protegerse dejarán de existir en poco tiempo.
Estas son algunas de las especies citadas: Mariposa Monarca, madreperla, caracol púrpura, lamprea de Chapala, tiburón peregrino, tiburón blanco, tiburón ballena, pez sierra, charal de Lerma, charal de Toluca, caballito de mar rayado, rana de Tláloc, salamandra o ajolote, iguana verde, víbora de cascabel, tortuga marina caguama, águila real, ganso de collar, guajolote silvestre, perico mexicano (como especie), venado cola blanca, bisonte americano, lobo mexicano, lobo gris, jaguar, ballena jorobada, ballena gris, mono araña y castor.
El ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum). Su nombre proviene del náhuatl axolotl, que significa “monstruo acuático”. Es un fenotipo neoténico (la neotenia es un proceso que se caracteriza por la conservación del estadio juvenil en el organismo adulto, debido a un retardo pronunciado del ritmo de desarrollo corporal, en comparación con el desarrollo de las células germinales y órganos reproductores) de anfibio caudado (anfibio con cola). En la mitología azteca, el ajolote es la advocación acuática del dios Xólotl, de donde provino su nombre. Hermano de Quetzalcóatl y monstruoso a causa del nacimiento gemelar. Xólotl se encuentra asociado a la idea del movimiento y de la vida, de acuerdo con la leyenda del quinto sol.
Lamentablemente, México se enfrenta a la disminución desmesurada de muchas de sus especies. Medios informativos como CNN y La Jornada, han publicado sendos artículos que exponen la preocupante desaparición del ajolote de Xochimilco.
De acuerdo a un censo de tres meses, realizado por la UNAM, el pasado año, no se encontró un solo ajolote en los canales de Xochimilco. En el 2008 un censo similar encontró 100 ejemplares por kilómetro cuadrado en la misma zona. Mientras que en 1998, el mismo censo brindó cifras de 6,000 ajolotes por kilómetro cuadrado.
La metodología del censo incluye capturar a los ajolotes, medirlos y pesarlos para después regresarlos a los canales. Las principales amenazas del llamado “monstruo acuático” mexicano son: la urbanización, la contaminación y la introducción de especies exóticas. Debido a la baja variabilidad genética de su reproducción en cautiverio, no es recomendable criar la especie en peceras para luego reintroducirla a su hábitat natural. Esto contribuye negativamente en la repoblación de los canales de Xochimilco.
La posible extinción del ajolote representa una pérdida histórica, cultural y económica para México. En términos culturales, el hecho que el ajolote, un animal asociado con una deidad Azteca, pueda desaparecer, es una tragedia que sin duda afectara al país profundamente.
Los censos de esta especie nos recuerdan que tomar una posición activa en defensa del medio ambiente no es algo que podamos realizar a la ligera y, además, requiere la atención de todos, desde los individuos hasta los gobiernos, además de pactos de cooperación internacional que realmente busquen soluciones a la actual crisis ambiental.
Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que perdure: respetarla y servirla.
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