Castillo de La Real Fuerza
11 de septiembre de 2015
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El Castillo de la Real Fuerza quedó convertido en Museo de los Tesoros Sumergidos luego de la última restauración. El proyecto llevado a cabo por especialistas de la Oficina del Historiador, permitió restituir una serie de elementos desaparecidos y el funcionamiento del puente levadizo. Por la parte que da al mar, en el área de jardín, se construyó otro puente de diseño y materiales contemporáneos que no por ello daña su antigua imagen. La nueva función que desempeña permite dignificar, preservar y resaltar su permanente existencia. En su interior, los tesoros marinos encontrados en embarcaciones hundidas y rescatados con los trabajos de excavaciones arqueológicas, quedan expuestos para el disfrute de todos los visitantes. De lujo resulta contemplar la maqueta al detalle del “Santísima Trinidad” que forma parte de sus valiosas colecciones.
Por Real Cédula del año 1556, quedó estipulada la construcción de la Fortaleza de la Real Fuerza en los terrenos de la primitiva plaza principal; dos años más tarde comenzaron las obras. Para esto el Rey Felipe II envió a La Habana al ingeniero Bartolomé Sánchez, sustituido después por Francisco Calona, quien puso todo su interés en este proyecto tan necesario ante el continuo asecho de los frecuentes ataques piráticos a la ciudad. Los trabajos finalizaron en 1577, y desde entonces la Plaza Mayor tomó el nombre de Plaza de Armas por destinarse su espacio a ejercicios militares y a revista de la tropa acuartelada en el Castillo. El piso alto se construyó a finales de este propio siglo y sirvió durante algún tiempo como residencia del gobernador de la villa. La torre del vigía se erigió durante el gobierno de Juan Bitrián de Viamonte (1630-1634), quien colocó en lo alto la escultura de la “Giraldilla”, obra del escultor Gerónimo Martín Pinzón, que devino en nuestros días símbolo de la ciudad.
El Castillo de la Real Fuerza funcionó durante la dominación española como cuartel y oficinas. Con la ocupación norteamericana, el gobierno ordenó la mudanza del Archivo General de la Isla de Cuba al Castillo, el que permaneció aquí hasta 1906. Posteriormente tuvo diferentes usos: se destinó a la Jefatura de la Guardia Rural; después al Estado Mayor del Ejército y por último, a Cuartel de un Batallón de Artillería. A finales de la década del ‘30 quedaron instaladas aquí de forma provisional, las oficinas y dependencias de la Biblioteca Nacional. Por entonces se realizaron en su alrededor diferentes obras de remodelación y la fortaleza adquirió los límites que hoy muestra.
En la década del ’60, con los trabajos emprendidos para el rescate de los valores de nuestra nacionalidad, el Castillo de la Real Fuerza pasó a ser Museo de Armas; así funcionó durante largo tiempo. Fue remozado después deviniendo en una institución cultural que agrupó en su interior la obra de la plástica de jóvenes artistas, pues sus espacios fueron utilizados como galería de arte y museo de la cerámica. En el año 2003 el Castillo de La Fuerza fue desocupado para comenzar los trabajos de su completa y formal restauración, una vez finalizados, acogió el uso actual.
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