Grecia lucha contra la ocupación económica
10 de julio de 2015
|Molestos, quizás rabiosos, banqueros alemanes que tienen el principal control sobre la ocupación económica en Grecia, convocaron a sus iguales para enfrentar las justas reclamaciones del gobierno de la coalición de izquierda Tsyriza, respaldadas en referendo democrático por la amplia mayoría del pueblo.
No dio frutos la campaña de chantaje y miedo emprendida por la mayoritaria prensa occidental, y ahora el primer ministro Alexis Tsipras puede concatenar una política que no necesariamente tienen que ver con la salida de la Unión Europea, ni de la zona euro, como pretendieron adjudicarle, y si el logro de una reestructuración de la deuda ilegal e impagable, por lo que es lógico que pretenda su rebaja y un período de gracia para poder saldarla.
Recordemos que la crisis financiera global se inició en el 2008, y dos años después golpeó en Europa con la del euro, en un contexto donde el gobierno griego de turno se dejó chantajear por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Así, evitó soluciones que pudieran haber expuesto lo odiosa de la deuda, por lo cual no hizo auditorías, no buscó responsabilidades ni su anulación.
Austeridad y más austeridad golpearon a la mayor parte de la población, hoy en la miseria, y que por primera vez en varios años tiene la posibilidad de encontrar una salida.
En este contexto, el documental griego Deudocracia, sobre la crisis financiera, el FMI y la deuda, expuesto hace unos días por Telesur, ayuda a comprender gran parte de los problemas que vive Grecia.
Este valioso trabajo visual nos muestra las raíces de la deuda griega desde la revolución de 1821 con los préstamos británicos que fueron emitidos, y relata que a lo largo de su historia reciente siempre ha vivido de prestado. Sólo en un período tuvo que dar dinero y fue justamente durante la ocupación alemana.
El análisis se centra en la actual crisis económica-financiera de Grecia, y sus orígenes, que datan desde la década de los años 70.
Dibuja un claro paralelismo entre la crisis económica argentina de 1999-2002 y la actual crisis económica que vive el país heleno. Argentina es conocida como el “reflejo de Grecia en el otro extremo del mundo”, dado que su colapso económico de 1999 es muy similar a lo que puede ocurrir en Grecia, si continúa con la agenda de restricciones impuesta por la troika del FMI, el BCE y la UE.
Se trata de un documento de gran valor, en el cual destacadas personalidades como Eric Toussaint, Costas Lapavitsas y David Harvey, entre otros, analizan las causas que arrastraron a Grecia a la situación de endeudamiento público, que en el 2012 ya era del 160% del Producto Interno Bruto y ahora es mucho más.
Temas como la corrupción, el manejo de las finanzas creativas (al estilo Enron) diseñadas por Goldman Sachs para disfrazar los déficit de los gobiernos griegos desde el año 2000, son presentados en este trabajo que merece verse por todos los interesados en conocer los problemas actuales.
¿Hasta qué punto son los ciudadanos responsables de la deuda pública acumulada? Desde que se implementaron los primeros programas de rescate para Grecia se viene discutiendo si la pertenencia a la UE o al euro está minando el papel de la democracia en la medida en que la condicionalidad impuesta limita el margen para políticas de los gobiernos elegidos en las urnas.
Este argumento parece el reverso del que muchas veces se ha esgrimido desde Alemania: la pertenencia a la UE obliga a sus ciudadanos a asumir deudas de otros países que no les corresponden.
Fueron deudas contraídas en onerosos condiciones que no debían haber sido aceptadas por anteriores gobiernos demostradamente venales, que llevaron al pueblo a la desesperación.
A su vez, Tsipras ha indicado un acercamiento con BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), principalmente con el banco que está siendo creado por el grupo emergente.
Ello, por supuesto, ha molestado a Alemania y a otros representantes de las economías europeas, que intentan el fracaso de Syriza, Tsipras y, por tanto, del pueblo griego.
De lo contrario, no se pudiera pedir más sacrificios a los pueblos de España, Portugal, Italia y Francia, y fracasaría la política de austeridad por las cuales juran los gobiernos de la Unión Europea y sus entidades financieras.
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