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Sesquicentenario del Padre Gutiérrez-Lanza: Centinela de Huracanes

27 de mayo de 2015

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Mariano Gutiérrez-Lanza, hacia 1925

Mariano Gutiérrez-Lanza, hacia 1925

El 26 de mayo de 1865, una humilde familia entre las pocas decenas que viven en Pardavé, aldea de la provincia de León, en España septentrional, tuvo la alegría de recibir el nacimiento de un varón. Pardavé del Torío era a la sazón un punto perdido en la geografía española.
Indudablemente, su contacto y empatía con la religiosidad vivida por su pueblo le condujeron a enamorarse poco a poco del universo eclesiástico, y que este fuera siendo cada vez más un paradigma y una opción de vida para él. Mariano eligió ser jesuita. Concluidos sus estudios básicos y hechas las comprobaciones y trámites de rigor, ingresa en el Noviciado de Loyola el 26 de septiembre de 1883, lugar donde estudió por espacio de cuatro años. Un día, hacia las postrimerías de 1890, le llamarán sus superiores y le dirán que en el servicio a Dios y a la Compañía será enviado a La Habana, Cuba, como profesor de Química y Física del Real Colegio de Belén, aun cuando no se había ordenado como sacerdote.
En los umbrales de 1891 Mariano Gutiérrez-Lanza llega a La Habana, y tras cinco años de trabajo viaja nuevamente a España con el objeto de recibir su ordenación sacerdotal, la que tuvo lugar el 31 de julio de l899  —fiesta de San Ignacio de Loyola—, en el Colegio Máximo de Oña, convento de donde ya había residido y estudiado años antes. Allí reveló sus aptitudes para el estudio de las Ciencias Exactas y Naturales, factor decisivo para que se le enviara a la Universidad de Georgetown, en Estados Unidos, con el fin de seguir cursos superiores en aquellas especialidades. En este prestigioso colegio recibió clases por espacio de dos años (1900-1902) y, a su vez, impartió lecciones de Español.
Al término de ese período regresó a Cuba como sacerdote y profesor de innegable mérito, ya designado subdirector del Observatorio de Belén. Desde entonces su nombre fue pronunciado con admiración y respeto por cientos de miles de cubanos y españoles, además de sustentar una fama que le acompañó hasta después de su muerte, al vincular su nombre a decenas de pronósticos meteorológicos, informaciones sobre temas científicos remitidas a la prensa plana de la época y trabajos de investigación presentados en la Academia de Ciencias de La Habana.
Una de las razones para tales créditos tuvo su motivo en el espacio ultraterrestre, tras haber realizado la primera observación del cometa Halley desde Cuba, durante su aproximación a la Tierra en 1910. Para localizarlo usó un telescopio refractor con objetivo de 152 milímetros.
El empleo del instrumento le permitió adelantarse notablemente en la observación, pues el astro no era aún visible a simple vista. Tras varias sesiones de búsqueda, iniciadas desde principios de enero, Gutiérrez-Lanza lo encontró el 13 de enero de aquel año, cuando el Halley aún transitaba más allá de la órbita del planeta Marte.

Mariano Gutiérrez Lanza primera persona en observar al Halley desde Cuba

Mariano Gutiérrez Lanza primera persona en observar al Halley desde Cuba

Poco después redactó un estudio que presentó en las sesiones de la Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de La Habana, única exposición teórica realizada y publicada en nuestro país por entonces, acerca del célebre objeto celeste. Además, aprovechó cuanta oportunidad vino a su mano para desmentir —principalmente mediante la prensa—, los recurrentes rumores que, circulando entre la población, aseveraban que nuestro planeta sería destruido por un choque con el núcleo cometario, o por la difusión en la atmósfera de los gases letales procedentes de la cola del astro.
Ese mismo año debutó como experto meteorólogo, auxiliando al padre Lorenzo Gangoiti en el pronóstico del Ciclón de los Cinco Días, que del 14 al 18 de octubre trazó una recurva cerrada o “en lazo” al norte de Pinar del Río. El meteoro mereció aquel nombre dada la extendida duración de sus efectos sobre el occidente del país.
De ahí en adelante, los pronósticos de ciclones tropicales llevarán al máximo su celebridad, destacándose los avisos correspondientes a los huracanes de septiembre de 1919, octubre de 1924, octubre de 1926 y noviembre de 1932, entre otros organismos muy notables por su intensidad. Todos fueron objeto de estudio en monografías redactadas por el Padre.
Particular relieve tuvo su participación en la construcción de la estación magnético-sismológica de “La Asunción”, ubicada en la misma quinta de Luyanó e inaugurada el 3 de febrero de 1907, estación que años después aún se mantenía como la única existente en el área geográfica centroamericana.
Mariano Gutiérrez-Lanza ocupó primero la dirección del Observatorio del Colegio de Montserrat (actual provincia de Cienfuegos, 1920) y posteriormente la del Observatorio de Belén (1924). Con ese cargo participó en congresos científicos internacionales e integró numerosas comisiones oficiales para estudiar asuntos tan trascendentes y disímiles como el primer congreso de ciclonología tropical proyectado en Cuba, o una controvertida reforma del calendario gregoriano.
Entre sus más conocidas realizaciones científicas deben mencionarse las Conferencias de Seismología (publicadas en 1907) y el pronóstico del estado del tiempo sobre el Océano Atlántico, realizado expresamente para los pilotos Mariano Barberán y Joaquín Collart, ejecutantes del memorable vuelo trasatlántico Sevilla-Camagüey-La Habana (9 al 11 de junio de 1933) a bordo del monoplano “Cuatro Vientos”.
De igual manera fundó, en 1940, una radioemisora que bajo el indicativo COLB transmitía informaciones diarias sobre el estado del tiempo, seguidas de una breve charla de contenido científico a nivel popular. La COLB difundía también boletines especiales en caso de amenaza ciclónica en el área geográfica de Cuba.

Mariano Gutiérrez Lanza uno de los fundadores de la Estación y autor de las Conferencias de Seism

Mariano Gutiérrez Lanza uno de los fundadores de la Estación y autor de las Conferencias de Seism

Miembro de mérito de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (1915), de la Sociedad Geográfica de Cuba y de la Sociedad Meteorológica de Lima, entre otras prestigiosas instituciones, recibió, en 1935, la Orden Nacional Carlos Manuel de Céspedes, con el grado de Oficial, y la Orden de la República Española, con el grado de Comendador. Publicó cuatro decenas de trabajos, entre artículos y libros; murió en La Habana el 24 de diciembre de 1943.
Mariano Gutiérrez-Lanza, centinela de huracanes, reposa en el panteón de la Compañía de Jesús, en la Necrópolis de Colón. La tierra cubana le recibió como a uno de sus hijos, con el pleno derecho que le ganaron sus sobrados méritos en la ciencia y la labor de preservar vidas y recursos contra las poderosas fuerzas de la naturaleza.

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