La caballa y Lezcay

26 de mayo de 2015

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Estrella Díaz

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Alberto Lezcay, Bienal de La Habana, Escultura

Fotos: Cortesía del artista

 

Sueño de caballa es el proyecto que ha preparado para la Bienal de La Habana el reconocido escultor, grabador, pintor y dibujante Alberto Lezcay Merencio (Santiago de Cuba, 21 de noviembre, 1950), artista que,  también homenajeara Wifredo Lam, el más universal e internacionalmente cotizado de los artistas de la plástica cubana de todos los tiempos.

En conversación exclusiva con el programa Luces y sombras de Habana Radio, subrayó Lezcay que la caballa es un personaje que empezó a aparecer en la obra hace unos diez años y representa la realidad cubana con toques picarescos y de humor: “también encarna algunos problemas humanos relacionados con las ambigüedades, las vicisitudes, los logros, las alegrías y las tristezas”. La muestra, que estará en el proyecto Zona Franca, en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, incluye pintura, escultura, gráfica e instalación, manifestación en la que el creador “está últimamente muy interesado”, según dijo.
En relación con el proyecto consagrado a Lam, confirmó que se efectuará  en el capitalino parque de 14 y 15, en el Vedado habanero, a partir de la segunda semana de Bienal y se realizará en torno a Vuelo Lam, conjunto escultórico de su autoría emplazado allí y que embellece y engalana ese concurrido sitio. Será —dijo— “un intercambio cercano e íntimo con la comunidad” que involucrará a niños, jóvenes, ancianos y amas de casa que residen en las cercanías de esa hermosa zona verde.
Lezcay valoró de “muy estimulante y positiva” la presente XII edición de la Bienal porque, según afirma, “el artista tiene que tener una relación estrecha con el público”, además, es “la gran fiesta de la plástica y convoca a mucha gente interesada en conocer qué  está pasando Cuba en el campo de las artes visuales y eso entraña un privilegio que nos hemos ganado, entre otras razones, por el nivel de respuesta que ha tenido la plástica —cada uno a su modo y manera— lo que propicia una situación muy atractiva para coleccionistas, galeristas, críticos y curiosos y todo el que mire hacia Cuba”.

¿Obra soñada?, ¿qué le falta por hacer?, preguntó esta reportera al autor  El Cimarrón, su obra “más querida”, emplazada en las cercanías del Santuario del Cobre —donde se halla la virgen de La Caridad del Cobre, patrona de Cuba, a lo que respondió: “es una pregunta tremendamente sencilla y compleja a la vez. Mi meta más grande es trabajar todos los días un poco. Ese es mi gran monumento porque creo que es la manera de alimentar el espíritu —y eso es algo que le digo a mis colegas, a mis amigos y a mis hijos— intentar hacer arte es la actitud más bella y humana que puede existir”.
Amante fiel y devoto a su terruño —al que “no ha abandona pese a reconocimientos y otras tentaciones”— dice sentirse muy feliz en vísperas del 500 cumpleaños de Santiago de Cuba y así la imagina cinco siglos más adelante: “una ciudad que preservará sus raíces, pero será muy moderna; con un metro que la enlace con La Habana, llena de colores y repleta de buena música y, sobre todo, muy mezclada con artistas de todo el mundo y de todas las manifestaciones”, concluyó.