Capilla Central del Cementerio de Colón
10 de abril de 2015
|La Capilla Central del Cementerio de Colón ha sido remozada, como parte de los trabajos de rehabilitación integral que se efectúan en la necrópolis habanera, que ostenta la declaratoria de Monumento Nacional. Dicha edificación fue concebida desde los inicios de la creación de la ciudad funeraria a finales del siglo XIX, como la obra principal del recinto. Los trabajos fueron finalizados en 1886, al estilo románico-bizantino, como la propia portada central del cementerio. La Capilla se encuentra ubicada en la intersección de las dos avenidas principales, sobresaliendo a distancia una vez que se accede al cementerio.
Su planta, única de este tipo en Cuba para una construcción religiosa, es octogonal. Está compuesta de tres cuerpos concéntricos, que al ser de diferentes alturas, resultan escalonados. El exterior de los cuerpos de la capilla es el más bajo y forma una galería o pórtico de arcadas de medio punto, que rodea todo el edificio. De los otros dos cuerpos que constituyen la capilla propiamente dicha, el central se eleva sobre ocho pilares y sostiene una cúpula en rincón de claustro reforzada por nervios y terminada en una cruz.
El acceso al interior puede hacerse por cuatro puertas, que abren a las correspondientes avenidas centrales, siendo la principal la del Norte. La torre que descansa sobre el cuerpo central, es también de base octogonal. La altura total de la capilla, hasta la cruz que corona la cúpula, es de 28 metros. La superficie total del templo, sin contar la galería exterior, ni el vestíbulo, es de 263 metros cuadrados.
La fachada muestra algunos motivos ornamentales tomados de diferentes culturas, y sobresale el rosetón sobre la puerta, semejante a los que adornan a las catedrales europeas. En su interior destacan las pinturas de Miguel Melero, quien fuera director de la escuela de pintura San Alejandro: el Juicio Final, situado en la pared al fondo del altar mayor y las pinturas de la cúpula, la Ascensión del Señor; Moisés, Isaías y Jeremías; David; San Juan Bautista, Daniel y Abraham. Los ventanales están cubiertos por vidrieras pintadas al fuego, adquiridas en Colonia y reproducen pasajes religiosos.
Aunque la concepción general de esta obra pertenece a Calixto de Loira, el proyecto ejecutivo fue realizado por el arquitecto Francisco Marcótegui. Dicho sea de paso, en el proyecto original se ejecutaron algunas transformaciones, como la eliminación de las criptas para enterramientos dentro de la edificación.
En ella se realizan hasta nuestros días, los actos ceremoniales católicos, fúnebres o conmemorativos.
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