Los hijos del director George Céspedes

23 de marzo de 2015

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Maydelis Gómez Samón

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Danza, George Céspedes, Los hijos del director, Teatro Martí

 

fotos: Alexis Rodríguez

 

Se dice que Anaximandro fue el primero filósofo que hizo un intento comprensivo y detallado por explicar todos los aspectos del mundo de la experiencia humana. Para él el arché, es decir el principio, el origen y elemento de todas las cosas existentes era lo ápeiron, lo indefinido, aquello que carece de límites.

En busca de ese infinito anda George Céspedes, quien es el padre de “Los hijos del director”, una joven compañía que para existir solo necesita de ellos mismos: de las ideas de su coreógrafo y guía y de sus siete bailarines. No hace falta más.

“La tribulación de Anaximandro (Hombre. Arché, Ápeiron)”, así se titula la primera obra de esta agrupación danzaria fundada el 14 de octubre de 2013 por Céspedes. “Hace muchos años un grupo de amigos jugábamos a ponerle nombres a grupos de rock y mi me gustó “Los hijos del director” porque era sugerente, anárquico. Lo escogí porque no tiene la palabra danza en el medio. Como estética no me interesaba que mi compañía tuviera esa palabra, no tengo nada en contra, pero en lo personal no me interesa y así sigo un poco mi lógica anárquica”, expresó a Habana Radio el bailarín y coreógrafo cubano nacido en Holguín en 1979.

El público que asistió este fin de semana al Teatro Martí pudo apreciar a obedientes y aplicados hijos que nos demuestran lo que han aprendido de su padre. “En el trabajo soy a veces bastante dictador, tengo que decirlo de esa manera. Pero en la vida personal somos amigos todos. El trabajo es trabajo y la amistad es la amistad. A mí lo que me interesa es que cada cual sepa lo que tiene que hacer y que yo no se lo tenga que decir. Cuando se lo tengo que decir las cosas se ponen feas muy feas (ríe)”.

Con una edad promedio de 25 años, siete bailarines con características muy particulares nos adentran en ese mundo lleno de preguntas e inquietudes de George Céspedes. De dónde venimos, solo así podremos saber a dónde vamos. “Me gustaría tener el poder de la precondición. Nadie sabe cómo va a ser el futuro. Lo más importante es el día a día. Ya veremos lo que pasa y lo que va a pasar: será”, afirma este joven que ya acumula numerosos reconocimientos dentro y fuera de Cuba.

A Danza Contemporánea de Cuba George le debe su desarrollo como coreógrafo y como bailarín. Varios de los integrantes de su compañía también provienen de las filas de esta cincuentenaria institución. “La disciplina de la danza la aprendí allí. Danza Contemporánea de Cuba ha sido y seguirá siendo la madre de muchos coreógrafos y de muchas compañías. Aunque nosotros seamos una compañía independiente se puede decir que salió de una raíz, de una rama de allí. No creo que eso tenga nada de malo. Para mí es un honor”, precisó el padre de “Los hijos del director”.

Un ambiente de misticismo y dudas invade a quien presencia “La tribulación…” una coreografía que habla de la evolución del ser humano, de sus diferentes estadios. Con un vestuario sencillo, diseñado por el propio George, las luces de Ariel Capote y la música de Alexis de la O Olla, por casi una hora nos angustiamos, nos apenamos y pensamos en nuestro pasado y presente para terminar preguntándonos ¿Qué somos?

Geroge no tiene las respuestas, tampoco sus bailarines, quienes usan su cuerpo buscando como seres humanos desesperados lo ápeiron, eso indeterminado que es el principio, el arché. Pero la sensación de vacío, de búsqueda infinita que lleva al desconcierto se desvanece con esa música del final y esos jóvenes de frente a nosotros, respirando, mirándonos de frente, relajándose y relajándonos nosotros junto a ellos.

George Céspedes ya comienza a pensar en nuevas coreografías y también se enfoca en su trabajo como director, algo que va aprendiendo por el camino. “Ahora tengo que estar atento a cosas que muchas veces no tienen que ver con el arte y es lo que más me incomoda de ser director, pero a la vez tengo un equipo de trabajo excelente, que es muy joven pero muy eficiente y gracias a eso mi labor como director puede ser mejor y la coreógrafo puede existir, de lo contrario una de las dos se vería afectada”

El artista también mostró su gratitud a la directiva del Teatro Martí por darle la oportunidad a pesar de ser un joven conjunto. “Hoy en día hay muy pocos teatros para la danza en Cuba y las condiciones son bastante precarias. Le agradecemos mucho al Teatro Martí por habernos ayudado en esta historia y también a todas las personas que de alguna manera han apoyado a la compañía”, añadió.

 

Aunque a George Céspedes no le gusta hablar de futuro sí tiene clara algunas ideas con “Los hijos del director”, no tiene pensado hacer una compañía de autor. “Ahora me toca a mí hacer las coreografías, pero me gustaría que amigos y conocidos a los que les respeto mucho su trabajo vinieran a trabajar con mi compañía. Incluso a mí me gustaría bailar”, concluyó.