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Un espía nazi en La Habana

13 de febrero de 2015

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heinz_10La jornada anterior les hablé de la llegada a Cuba del espía nazi Enrique Augusto Lunin, y de cómo se estableció en la casa de huéspedes de Teniente Rey 366, la que convirtió en su centro de operaciones de espionaje.
Los vecinos y barman que conocieron a este agente secreto lo describen como un hombre de finos modales, buen vestir y amable y algunos como un perfecto caballero, de pocas palabras y andar apresurado.
Los primeros contactos de Lunin fueron los bares cercanos a los muelles, Puerto Chico, el salón H de la Manzana de Gómez, el Bohío, el Numancia y casi todos los establecimientos de este tipo en el litoral habanero, así como prostíbulos de la zona, frecuentados por marinos yanquis.
Sus principales informantes, inconcientes, eran marinos, portuarios y prostitutas quienes imprudentemente comentaban acerca de la entrada y salida de buques en nuestro puerto y otros del occidente del país.
De esta manera, y entre trago y trago, el astuto recibía la información necesaria, a veces directamente de los marinos yanquis en estado de embriaguez, o directamente a través de prostitutas con las que los marinos habían hablado previamente.
Gracias a este tipo de información, seis buques mercantes cubanos resultaron hundidos por submarinos alemanes, fueron cañoneados los barcos Nicolás Cuneo y 24 de Febrero, fueron torpedeados los Santiago de Cuba, Manzanillo, Mambí y Libertad, lo que dejó el trágico resultado de 78 marinos mercantes cubanos fallecidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Un casa submarino cubano, el número 13 en el cual viajaba como sonarista el luego capitán de navío Norberto Collado, timonel del yate Granma, hundió con bombas de profundidad un submarino alemán cerca de Nuevitas.
Pero volviendo al espía nazi Enrique Augusto Lunin, ¿cómo fue detectada su actividad de espionaje?, ¿quién y cómo lo detuvieron? De eso les hablaré próximamente.

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