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OTAN: objetivo Rusia

23 de febrero de 2015

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Hay que justificar las guerras, de lo contrario la OTAN no existiría, el comercio de armas cesaría y los fabricantes de los medios bélicos tendrían que asumir otro empleo.
Cuando no hay guerras, hay que inventarlas, es lo política de Occidente.
Con esa filosofía como máxima expresión de existencia, la Alianza Atlántica mueve sus fichas y se asienta en países del este europeo, más que para protegerlos, para utilizarlos como puntos de lanza en su objetivo mayor: Rusia.
Por estos días finales de febrero, mientras Moscú lograba, junto a algunos grandes países europeos, alcanzar un acuerdo para que cesaran los enfrentamientos en Ucrania, la OTAN, con otro discurso muy distinto al empleado en la mesa de negociaciones para alcanzar la paz, mueve a su antojo, medios de guerra y hombres uniformados que se acercan cada vez más a la frontera rusa.
El comandante adjunto de la Alianza Atlántica, general Adrian Bradshaw, justificó sus intenciones la víspera con la advertencia de “la obvia amenaza desde Rusia” para los países miembros de este organismo en Europa.
Al respecto aseguró que el despliegue de tropas convencionales no será suficiente para hacer frente a la amenaza rusa; por lo que la OTAN desarrollará fuerzas convencionales de reacción rápida.
Su discurso no pudo ser más amenazador cuando dejó en claro que el objetivo principal de la nueva estrategia es “convencer a Rusia o a cualquier otro adversario, de que un ataque contra un miembro de la OTAN derivará inevitablemente en un conflicto con toda la Alianza”.
Con anterioridad, en una reunión celebrada en la base aérea de Ramstein, Alemania, se identificó como el “mayor reto para el poder aeroespacial dentro de la Alianza, el nuevo escenario estratégico nacido bajo el amparo de las tensiones en el flanco este y la creciente amenaza en el flanco sur”.
En la propia cita, los jefes de Estado Mayor de las principales Fuerzas Aéreas coincidieron en resaltar que la versatilidad y la alta disponibilidad del medio aéreo convierten al Poder Aeroespacial de la OTAN en la opción de respuesta militar más eficaz en el contexto de operación actual, caracterizado por la incertidumbre y la complejidad.
Sin tapujos de algún tipo y como filosofía opuesta totalmente a la búsqueda de la paz a través del diálogo, la OTAN se afila los dientes para adentrarse en un nuevo escenario que, si lo analizamos bien en el contexto histórico, es el que siempre añoró a partir del derrumbe del campo socialista europeo y la desintegración de la Unión Soviética.
Como para acelerar los preparativos para un eventual enfrentamiento, el Estado Mayor de la Alianza Atlántica advirtió que los recientes acontecimientos en el actual escenario geoestratégico (Ucrania) exigen a las Fuerzas Armadas una constante adaptación que requiere, entre otras cosas, un esfuerzo permanente en conocer y entender lo que ocurre en el entorno operacional en tiempo real.
Y remató: para ello, el Poder Aéreo contribuye de manera decisiva con funciones que le son específicas como: la capacidad de Mando y Control, para agilizar el proceso de toma de decisiones; la superioridad en la dimensión aeroespacial, que permite la acción desde otros entornos como el terrestre o el marítimo; y la contribución de los medios de Vigilancia y Reconocimiento.
Todo ello hará tomar conciencia de la situación; la capacidad de proyección, para extender la influencia más allá de nuestro territorio; y la de acción directa (strike), para alcanzar los efectos operacionales que se determinen, refiere la Alianza.
Hace apenas una semana, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, informó en una reunión con los ministros de Defensa de la misma, que va a reforzar el este de Europa ante la amenaza rusa. Una de las medidas ha sido establecer una nueva fuerza de acción rápida formada por 5.000 soldados, que podría desplegarse en un máximo de una semana donde sea necesario.
Otra disposición es la creación de “bases de mando y control” en seis países que antiguamente pertenecían al llamado campo socialista europeo, como son Polonia, Rumanía, Bulgaria, Estonia, Letonia y Lituania, que servirán, sobre todo, para facilitar el despliegue de los medios OTAN hacia el este llegado el caso.
También se establecerá un cuartel multinacional para estas bases en Szczecin, Polonia.

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