José Martí y su labor como periodista en México
20 de febrero de 2015
|Aunque tanto en Cuba como en España José Martí, en la etapa de su juventud, escribió y publicó algunos trabajos en realidad fue en México, en el período comprendido entre 1875 y 1876 que él ejerció el periodismo en forma más sistemática.
Muy poco tiempo después de su llegada, en febrero de 1875, a México comienza a colaborar con la Revista Universal, un periódico de gran circulación y prestigio. Se trataba de un diario de literatura, política y comercio.
El 2 de marzo de 1875 salió su primer trabajo con el seudónimo de El Corresponsal y con el título Crónicas de París.
Unos días más tarde empezó a atender la redacción de Gacetillas, también sin su firma, en las que trató muy diversos temas en forma sintética.
En este periódico mexicano Martí escribió artículos, editoriales, gacetillas, críticas y reseñas teatrales, así como reportes de las sesiones parlamentarias.
Precisamente a partir del 7 de mayo empieza a reflejarse en dicha publicación un boletín que él redacta y que firma con el seudónimo de Orestes.
Los primeros aspectos comentados por Martí en el citado boletín guardaron relación con las fiestas realizadas en México con motivo del cinco de mayo y resaltó al respecto que bien hacia el pueblo mexicano en celebrar fiesta el día en que el enemigo de su libertad fue atacado y abatido y agregó: “…esta fiesta no significa odio, esta fiesta significa independencia patria.”
Martí precisó que las fiestas nacionales son necesarias y útiles y que los pueblos tienen la necesidad de amar algo grande, de poner en un objeto sensible su fuerza de creencia y de amor. Advirtió que nada debe destruirse sin que algo se levante y también enfatizó seguidamente: “Extinguido el culto a lo místico, álcese, anímese, protéjase el culto a la dignidad y a los deberes. Exáltese al pueblo: su exaltación es una prueba de grandeza.”
En el citado trabajo igualmente describió lo ocurrido en forma específica en Thalpan el 5 de mayo de 1875 en la celebración de la fiesta patria.
Expresó que además de recibir cordialmente a huéspedes distinguidos, se inauguró casa para los muertos, se abrió Academia de música y se solemnizó la apertura de un hermoso establecimiento de farmacia.
Y al referirse específicamente a la trascendencia que tenía la inauguración de un cementerio en el que había una gran cantidad de eucaliptos resaltó que es bello el cuidado de los vivos en hacer hermosa la morada de los muertos y añadió: “Los muertos viven; pero algo de ellos queda dolorosamente en tierra.”
Durante 1875 y hasta el mes de octubre del año siguiente en que cesó de publicarse la Revista Universal, al producirse la caída del gobierno del presidente Sebastián Lerdo de Tejada ante una insurrección encabezada por Porfirio Díaz, Martí se mantuvo escribiendo el boletín que he mencionado en el que trató una gran diversidad de temas, tanto de carácter político como cultural, así como de otros aspectos de la vida del pueblo mexicano. Y entre los temas analizados por él también estuvo la situación de los indios mexicanos, acerca de los cuales hizo referencia, por ejemplo, en el trabajo que publicó en la Revista Universal el 14 de septiembre de 1875.
Martí señaló: “No quiere el boletinista hablar de cosas tristes, por más que sea para el día oscuro el día en que ve vagando por las calles grupos acusadores de infelices indios, masa útil y viva, que se desdeña como estorbo enojoso y raza muerta. Y es que hacen dolorísimo contraste la mañana, nacer del día, y el indio, perpetua e impotente crisálida de hombre. Todo despierta al amanecer, y el indio duerme: hace daño esta grave falta de armonía.”
Y agregó en su reflexión sobre la problemática indígena en México: “¿Qué ha de redimir a esos hombres? La enseñanza obligatoria. ¿Solamente la enseñanza obligatoria, cuyos beneficios no entienden y cuya obra es lenta? No la enseñanza solamente: la misión, el cuidado, el trabajo bien retribuido. En la constitución humana, es verdad que la redención empieza por la satisfacción del propio interés. Dense necesidades a estos seres: de la necesidad viene la aspiración, animadora de la vida.”
También en los trabajos publicados detalló conceptos muy significativos que tienen una gran vigencia.
Expuso consideraciones sobre la prensa y el periodismo en general, la ciencia, el gobierno, la inteligencia, la educación, la libertad, la poesía, la filosofía y el conocimiento.
Sobre la prensa en forma específica detalló que debía ser el examen y la censura, nunca el odio ni la ira que no dejan espacio a la libre emisión de las ideas.
Y en el trabajo publicado el 8 de julio de 1875 planteó: “No es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión.
Martí manifestó que toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un alarde de adhesión tal vez extemporánea.
Y añadió que le toca proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles, someterlas a consulta y reformarlas según ella así como establecer y fundamentar enseñanzas, si pretende que el país la respete y que conforme a sus servicios y merecimientos, la proteja y la honre.
Tras exponer que tiene la prensa periódica altísimas misiones, llegó a señalar a manera de resumen: “ La prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante; es proposición, estudio, examen y consejo.”
Otro de los aspectos planteados por él en varios de los materiales aparecidos en esta publicación durante el año 1875 guardó relación con el valor que le atribuyó a la inteligencia.
Según indicó en la edición del 8 de junio del año citado la inteligencia tiene el deber de emplearse.
Diez días después en otro de sus trabajos en la Revista Universal resaltó que la inteligencia humana tiene como leyes la investigación y el análisis mientras que el 14 de julio de 1875 destacó: “La inteligencia tiene dos fases distintas: la de creación y la de aplicación: cuando aquélla no se une a ésta, hace desventurados y mártires, enfermos incurables del dolor perpetuo de la vida: la de aplicación, con ser menos noble, es más adecuada y necesaria a la existencia; una y otra mezcladas, son el germen escondido del bienestar de un país.”
Es indudable que la labor de Martí como periodista en México entre 1875 y 1876 no sólo le proporcionó un medio de vida, sino que constituyó para él una gran enseñanza. Y le permitió, además, poder mostrar, y probarse a sí mismo, como lo que después llegó a ser un notable periodista y escritor.
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