Historia que se repite
31 de enero de 2015
|Cada vez que las autoridades de Kiev llaman a un cese al fuego, los elementos armados que están bajo sus órdenes se encargan de aprovecharlo al máximo, redoblando sus ataques contra inmuebles civiles en la rebelde zona este, que resiste a pesar de estar pasando por una grave crisis humanitaria.
La llamada al diálogo del presidente Petro Poroshenko se realiza ignorando las anteriores y numerosas exhortaciones rusas a resolver los diversos problemas mediante conversaciones, y tiene como objetivo la distracción de las cuantiosas bajas militares kievitas, a pesar del constante suministro occidental de armamentos sofisticados y personal especializado para asesorar a las huestes de Kiev, plagadas de revanchistas y neonazis. En tanto, prosiguen intermitentemente los ejercicios bélicos conjuntos en las proximidades de las fronteras con Rusia.
Recordemos que cuando hace unos días el alcalde de Donetsk denunció la intensificación de la política genocida de las autoridades fascistas de Kiev contra la población del este de Ucrania, los medios masivos de información occidentales hicieron caso omiso de lo que estaba pasando allí.
Asimismo, la Comisión Europea inyectó a los agresores otra ayuda-la tercera consecutiva-, esta adicional de más de 1 800 millones de euros, a cambio de que aplique con éxito “las políticas acordadas” y “sea satisfactoria” su trayectoria de ejecución del programa del Fondo Monetario Internacional.
Como se ha informado, el presidente Petró Poroshenko, quien hizo que Ucrania renunciara al estatus de país no alineado, prosiguió sus maniobras para el ingreso ucraniano en la Unión Europea, aunque no inmediatamente en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que, según el mandatario, debe buscarse en un referendo, con un resultado, sin dudas, que es una solicitud de ingreso a la OTAN, que convierte a la nación en un potencial enemigo de Rusia.
Nadie lo duda, luego que -como informara el portal Cubasi-Poroshenko expresó su satisfacción por los nuevos armamentos llegados de Occidente, y llamó a proseguir más intensamente los ejercicios militares conjuntos en las proximidades de las fronteras con Rusia, alegando “la agresión de Rusia contra Ucrania, la anexión ilegal de su república autónoma de Crimea… la intervención militar en las regiones orientales de Ucrania”, todo lo cual, según él, “explican la necesidad de buscar garantías “más eficaces de independencia, soberanía, seguridad e integridad territorial de Ucrania”
Esta parafernalia contra Moscú y de servilismo a Occidente mal oculta la máscara fascista de Kiev y su práctica diaria de genocidio contra los separatistas del este.
Ello, sintomáticamente, halla aliento en el Congreso de Estados Unidos, que retoma las armas expuestas en diciembre último para condenar las acciones de la Federación Rusa y de su presidente, Vladimir Putin, por una supuesta política de agresión contra países vecinos, con fines de dominación política y económica.
En una resolución allí presentada se acusa a Rusia de haber invadido a Ucrania y condena la violación de su soberanía, declaración que, reconoce el ex candidato presidencial independiente Ron Paul, se hace sin prueba alguna de que haya sucedido. “Con todos nuestros sofisticados satélites capaces de leer desde el espacio la matrícula de un auto, deberíamos tener videos y fotos que puedan probar tal invasión rusa. Pero no se ha reportado nada de eso”, acota.
En ese sentido se abunda en otras tremebundas afirmaciones sin prueba, así como el pedido del retiro de tropas rusas hasta ahora inexistentes y el derribo de un avión comercial malasio por separatistas respaldados por Rusia que no tienen tal armamento para hacerlo.
Pero se obvian cuestiones importantes que ya afectaban al país antes del golpe fascista: la profunda corrupción que se entroniza en todos los aspectos de la cotidianeidad; el aumento de la enorme brecha entre ricos y pobres, y la intensificación del fenómeno migratorio hacia países de la Unión Europea en busca de salarios que permitan la subsistencia.
Y mientras el Congreso estadounidense expone a su país y a la humanidad a una nueva y más destructiva conflagración mundial, en Kiev, Poroshenko y comparsa vuelven a repetir las historias de siempre para complacer a quienes invirtieron miles de millones de dólares en la subversión y lograr que Ucrania sea clave en el gas ruso, la geopolítica y los intereses de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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