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Temor al desempleo…

26 de enero de 2015

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Andan como locos. Diatribas van y vienen. Se les acaba su tiempo y temen al desempleo. Son los que vivieron por décadas del dinero al servicio de la industria de la contrarrevolución. Los hay en Miami y también en La Habana. No son muchos pero todavía cuentan con ciertos medios que le brindan cobertura a sus reuniones de “tres gatos” o a sus muchos viajes por Estados Unidos y Europa. Algunos, con más poder, hacen uso de sus puestos dentro del Congreso norteamericano. Los de acá se ponen uno u otro título o se auto nombran al frente de cualquier cosa a las que llaman organizaciones disidentes.
Reitero, todos tienen miedo a quedarse sin empleo, porque si se les acaba el dinero fácil, se saben huérfanos de profesión u oficio y, más que todo, de que algún medio de prensa de este mundo se acuerde de ellos.
En Miami se saben minoría casi absoluta y no aceptan que cada vez que se hace una encuesta más del 60 y hasta el 80 por ciento de los entrevistados esté a favor del restablecimiento de las relaciones entre los dos países y porque se levante el bloqueo.
Acá, y es triste decirlo, los hay —muy pocos por suerte— que lo hacen todo porque se mantenga el bloqueo y porque no haya relación alguna entre los dos países y pueblos.
Es poco tildarlos de gente sin patria, sin país, vacios de conciencia…
Hablan de derechos humanos aunque a ellos y a sus familiares se les haya brindado educación, salud y otros servicios sociales de alta calidad, sin costo alguno.
Traicionan a la Patria que les ha garantizado absolutamente los verdaderos derechos humanos —no manipulados—. Piden que el bloqueo continúe aunque a un niño cubano se le impida por esas injustas leyes conseguir un medicamento imprescindible para una enfermedad terrible como es el cáncer.
Quieren que no haya relaciones porque se saben mentirosos y muy fácilmente pueden ser desenmascarados por los ciudadanos norteamericanos o cubano-americanos que viajen a la Isla y comprueben que, aun con las limitaciones económicas que tenemos, la seguridad de cada cubano es todavía un sueño inalcanzable para esos mismos visitantes y para otros muchos que habitan allende los mares.
Hay personajes de estos, como es el caso de la congresista por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, que han dicho textualmente que “levantar el embargo (bloqueo) traicionaría a más de 11 millones de cubanos que viven bajo la tiranía de un régimen comunista”.
Aunque todavía desempeña un cargo en el Congreso como el de presidenta de la subcomisión de Medio Oriente y África del Norte, por lo que cobra buena suma de dólares, calificó la política exterior del presidente Obama como “irresponsable”.
Otro que anda desesperado haciendo declaraciones casi diarias es el senador por Florida, Marco Rubio, opuesto totalmente al más mínimo acercamiento entre los dos países.
Pero, hay que decirlo, sobran dedos de una mano para contar a quienes se han quedado detenidos en el tiempo y quieren seguir recibiendo dólares —muchos dólares— de los contribuyentes norteamericanos, engañados en esta política que el propio Obama y otros muchos funcionarios y ex funcionarios de administraciones estadounidenses, han calificado de absurda y obsoleta.
De lo que no puede haber dudas es que ha comenzado una nueva etapa para ambos gobiernos y países, y que por mucho que pataleen estos vividores de la anti Cuba, engrosarán las filas del desempleo, tanto allá como acá.

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