Avanza rehabilitación de redes soterradas en La Habana Vieja
13 de noviembre de 2014
| |Fotos: Alexis Rodríguez
La Avenida del Puerto, una de las arterias más transitadas del Centro Histórico habanero ha sido objeto de labores constructivas en los últimos días. Como parte del proyecto de rehabilitación de las redes soterradas en la zona, que comenzó en el año 2013, y en homenaje al aniversario 495 de la fundación de la villa San Cristóbal de La Habana, fueron sustituidos los conductos de agua y comunicaciones en esta vía, según explicó a Habana Radio el ingeniero Mario Delgado Díaz, coordinador general del Proyecto de Redes Soterradas y director del Proyecto Eléctrico.
Ademar Ramírez, Jefe del Grupo de Inversiones Avenida del Puerto, agregó que actualmente se aprovecha en ese tramo la coyuntura de trabajo en las redes para construir el separador central y la plataforma única de acceso al mar, que potenciarán la actividad peatonal y permitirán una mejor organización del tránsito en la zona.
Asimismo, en otras calles interiores de la parte más añeja de la ciudad continúan los esfuerzos de miles de obreros por modernizar el sistema de redes soterradas de electricidad, acueducto, gas y comunicaciones. El equipo técnico está integrado por trabajadores de la Unión Nacional Eléctrica (UNE), El Instituto de Recursos Hidráulicos, ETECSA, Empresa de Gas Manufacturado de La Habana y la Dirección de Redes Técnicas de la Asamblea Provincial del Poder Popular. Por la Oficina del Historiador participan la Dirección de Inversiones, la Constructora Puerto Carenas y el Plan Maestro para la Revitalización Integral de La Habana Vieja. Además, están implicadas otras entidades como el Instituto Nacional de la Vivienda, el Centro de Vialidad, el Ministerio de la Construcción y su Empresa de Servicios Especializados (SECONS), que verifica el estado de las edificaciones.
Para muchos de los habitantes del territorio, que han padecido la escasez de agua y las dificultades con el sistema eléctrico, resulta difícil comprender por qué ha demorado tantos años en llevarse a cabo esta labor. En tal sentido, el Doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, explicó en los momentos iniciales de la intervención que existen obras que por su costo económico resulta imposible realizarlas en los inicios de un proyecto de tanta envergadura como el de La Habana Vieja.
“El amplio reconocimiento que ha alcanzado nuestro trabajo en el pueblo cubano y también en otros países, permite comprender que solo en este momento ha sido posible realizarla, partiendo de una serie de premisas y de la concurrencia de distintos organismos y entidades del Estado que han incorporado a su plan, bajo la expresa indicación del Presidente Raúl Castro, una obra que tendrá un gran alcance para el tiempo futuro”, precisó el Doctor Leal en ese entonces.
Los inicios del proyecto
Sobre el comienzo de las labores de rehabilitación, Habana Radio dialogó con el ingeniero Mario Delgado Díaz: “El grupo de coordinación fue creado en septiembre de 2012 y desde ese momento ha trabajado un equipo multidisciplinario en combinación con la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana y en particular con la de La Habana Vieja. Cada una de las redes hizo un plan con sus especificidades técnicas y hemos tratado de integrarlos para que exista armonía entre uno y otro.
“Las intervenciones comenzaron el 15 de enero de 2013 y hasta el momento se ha ejecutado un 62 % del proyecto. Aunque el propósito era trabajar todo a la vez, la estrechez de las calles no lo ha permitido. Las instalaciones eléctricas se realizan en la senda izquierda, ocupan casi la mitad de la calle y avanzan de sur a norte. El gas debe ir por la senda derecha y cuando se trabaja en ambas redes, cerramos el paso a los obreros que intervienen las de acueducto y, por supuesto, el tránsito de peatones se hace muy complicado”, comentó Delgado Díaz.
Como ya se ha visto, el desarrollo de la labor de sustitución ha impuesto nuevos retos al equipo de trabajo. Si bien se ha establecido un cronograma de acciones, con la premisa de mantener una separación de 300 metros entre cada una de las redes intervenidas, en la dinámica diaria las diferentes empresas avanzan a un ritmo diferente. Las redes eléctricas, por ejemplo, no siguen la misma distribución que las demás ni tienen las mismas características. Mientras que las de gas y agua deben ser sustituidas en casi la totalidad de las calles, la Empresa Eléctrica solo debe intervenir en las arterias principales; es por ello que vemos a obreros y roturas en varios lugares a la vez.
Además de esto, precisó el coordinador general del Proyecto, “en el caso de la electricidad se deben romper tramos más extensos, alrededor de 4 o 5 cuadras, porque de lo contrario habría que fragmentar mucho el cable y colocarlo en varias fases, lo cual obligaría a hacer varios empalmes y cada uno de ellos significa posibles fallos posteriores que le restarían vida útil a la red”.
Aunque los trabajadores que actualmente laboran en La Habana Vieja ya tienen experiencia en el trabajo conjunto, la intervención de esta parte de la ciudad ha sido mucho más complicada. “Antes desarrollamos proyectos similares en la calle Galiano y en la Avenida Malecón; sin embargo, este territorio es muy particular porque las vías son estrechas, con redes antiguas y hacinadas. No podemos abrir una sola zanja porque es imposible avanzar así”, apuntó Delgado Díaz.
Ante las condiciones del terreno y el obstáculo de no poder trabajar al unísono, se han planificado las acciones de forma consecutiva en cada una de las redes. En ese programa, siempre ha estado presente la condición de no afectar a los usuarios y garantizarles todos los servicios. En ese sentido, el caso del gas ha sido el más complejo ya que deben hacerse instalaciones provisionales para cada consumidor antes de comenzar la nueva instalación.
Y se hizo la luz
El proyecto de rehabilitación de las redes en la parte más antigua de la ciudad, se hizo inminente debido al deterioro progresivo de los indicadores fundamentales de la red eléctrica durante los últimos tres años. Al respecto, el ingeniero Mario Delgado Díaz – coordinador general del Proyecto de Redes Soterradas y director del Proyecto Eléctrico – relató: “Al vernos en la necesidad de intervenir en estas calles de gran paso peatonal y turístico, con especificidades como los adoquines, decidimos crear un equipo de trabajo conjunto. Como había que romper las calles para sustituir las redes eléctricas, lo más lógico era que se sumaran el resto de las entidades para que las roturas ocurrieran todas al mismo tiempo”.
Explica también que ya existían planes de hacer el mismo trabajo de renovación en las redes de acueducto, gas y comunicaciones pero eran a largo plazo: “La urgencia de transformar los conductos eléctricos, impuso la movilización de todas las empresas para lograr hacerlo todo a la vez”, precisó el ingeniero.
En el caso de las redes eléctricas, no solo se sustituye lo antiguo sino que también se transforman los sistemas eléctricos actuales por el sistema soterrado radial. “Esto propiciará suministros y voltajes más estables, así como una mayor seguridad en las operaciones técnicas. Se instalarán en el territorio varias cámaras de transformadores que contribuirán a mejorar el servicio y prevenir sobrecargas”, aseguró a Habana Radio el ingeniero civil Francisco de la Nuez Oramas –especialista en Redes Técnicas del Plan Maestro.
Si retrocediéramos en el tiempo, quizás fuésemos testigos de la primera vez que llegó la corriente eléctrica a la capital cubana, el 22 de febrero de 1889, cuando se encendieron los parques Central e Isabel la Católica con lámparas de arco eléctrico. Sin embargo, el alumbrado público se inauguró oficialmente el 1ro de enero de 1890. La primera central termoeléctrica que existió en Cuba, hoy Otto Parellada, se instaló en lo que había sido la fábrica de gas de Tallapiedra, por eso muchos la conocen por este nombre.
La historiadora Yamira Rodríguez explica que “en 1900, bajo la administración norteamericana, se instaló una planta eléctrica en el Castillo de la Fuerza para el alumbrado de varias dependencias gubernamentales situadas en los alrededores y otra similar en el hospital Reina Mercedes. Todos estos servicios eléctricos se ofrecían a través de una red de postes y luminarias que se extendían en una parte considerable del área urbanizada. En el transcurso del nuevo siglo se introdujeron mejoras importantes en el sistema eléctrico y a partir de 1906 se decidió soterrar los cables eléctricos e instalar a gran escala los cables primarios y secundarios, estos últimos directamente soterrados”.
A estos datos históricos, el ingeniero Mario Delgado Díaz añade que la primera parte del soterrado eléctrico de la ciudad estuvo lista en 1925. “Desde esa fecha se han hecho varias reparaciones, pero nunca un trabajo integral de sustitución de las redes como el que se realiza actualmente”.
El gas: un servicio necesario
Aunque en pleno siglo XXI nos parezca común tener corriente eléctrica en nuestras casas y calles, lo cierto es que generaciones anteriores de hombres y mujeres no gozaron de los mismos privilegios. En La Habana de finales del XVI, por ejemplo, cuando llegaba la noche los pobladores de la ciudad tenían que permanecer en sus hogares, ya que la oscuridad reinaba en el exterior. Con el paso de los años, se ubicaron faroles en las esquinas. Ya en 1851 se instaló el alumbrado público con gas en La Habana y en otras ciudades del país. Estas son las redes soterradas más antiguas que existen en el territorio, las cuales en un inicio funcionaron solo para el alumbrado público, pero luego se extendieron al sector doméstico.
Las tecnologías por las que ha transitado la elaboración de gas manufacturado han sido diversas. Inicialmente fue una muy invasiva a las tuberías pues se producía a través del coque, carbón de petróleo. Luego se elaboraba a través de una reformación de nafta. Y en la actualidad lo que se consume en algunas partes de la capital del país es aire metanado, mezcla de gas acompañante con aire, que brinda una calidad superior a la inicial.
El gas que se producía anteriormente generaba muchas obstrucciones e incrustaciones que se han ido depositando con el tiempo y han ocasionado los grandes problemas que hoy existen, sobre todo en el Centro Histórico, porque en esta zona y en Centro Habana están ubicadas las redes con más años de explotación.
Sobre el actual proyecto de intervención en las redes soterradas, Riger Salinas González –director adjunto de la empresa de Gas Manufacturado–, afirmó: “En La Habana Vieja debemos remodelar alrededor de 11 kilómetros de redes en un proceso de barrido similar a lo que se está haciendo con las del agua, porque la nuestra es una red enmallada que tiene mucha interconexión en casi todas las esquinas”.
Acerca del proceso de remodelación especificó Salinas: “Hemos tenido muchas complicaciones, sobre todo a la hora de implementar la rehabilitación porque los planos están desactualizados y las tuberías se encuentran en muy malas condiciones; eso nos demora, ya que tenemos que abrir varias veces para localizar los lugares de obstrucción y poder insertar la tubería nueva. Esta, similar a la del agua es de polietileno de alta densidad y traerá muchos beneficios a la red, principalmente porque se deben eliminar los niveles de fugas y el mal olor que ellas provocan”.
Por su parte, el ingeniero civil Francisco de la Nuez alerta que la población no apreciará mejoras notables de forma inmediata ya que deben hacerse otras transformaciones en el sistema. “Hay que sustituir las tuberías maestras que suministran a todo el territorio y además se prevé la instalación de cuatro cámaras reguladoras para asegurar que todos los consumidores dispongan de igual presión en el servicio. Ya estamos dando el primer paso que es el cambio de los conductos antiguos pero el resultado final se apreciará cuando se realicen el resto de las acciones”.
“El agua es la fuerza motriz de toda la naturaleza” (Leonardo Da Vinci)
Disfrutar del preciado líquido en esta zona de la ciudad siempre ha sido un sueño difícil de alcanzar, así lo confirma el Doctor Eusebio Leal quien ha visto a lo largo de sus años como Historiador de La Habana, cuánto han sufrido diariamente los pobladores, debido a la obstrucción de las antiguas tuberías, generalmente de origen francés, que formaban parte del Acueducto de Albear y que son “verdaderas piezas museables”.
Pero la obtención de agua en la ciudad se remonta a antes de la aparición del mencionado acueducto. La Zanja Real fue el primer sistema de abasto a La Habana, que existió por espacio de 243 años, entre 1592 y 1835.
Tras 243 años de explotación de la Zanja Real como único acueducto habanero, sus aguas ya no podían, ni en cantidad ni en calidad, satisfacer las necesidades de la capital de la Mayor de las Antillas, como resultado del determinante crecimiento de la población y del desarrollo socio-económico alcanzado. Fue por ello que, bajo el gobierno del capitán general Dionisio Vives, y promovido por el superintendente de Hacienda, Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva, se comenzó a construir el Acueducto de “Fernando VII”.
Sin embargo, ni el nuevo acueducto, ni los 895 aljibes y 2976 pozos recogidos en las estadísticas de 1846, alcanzaban para garantizar las crecientes necesidades de una ciudad que poseía ya una población ascendente a los 100 000 habitantes.
Por las razones anteriores se designó al ingeniero Francisco de Albear y Fernández de Lara, para elaborar una propuesta de solución definitiva del abasto de agua a la capital de la Isla, la cual quedó plasmada en el “Proyecto de conducción a La Habana de las aguas de los manantiales de Vento”, concebido en 1855. La compleja construcción de esta obra monumental se extendió por espacio de más de tres décadas, hasta que fue inaugurada finalmente el 23 de enero de 1893, y denominada en homenaje a su artífice como: Acueducto de Albear, una de las siete maravillas de la ingeniería civil cubana.
Pasados más de 120 años, este sistema resultaba obsoleto. Por tal motivo, no era extraño encontrar en La Habana Vieja “pipas” (camiones abastecedores del líquido a la población) en todas direcciones, en el intento de ayudar a familias e instituciones. La implementación del actual proyecto de sustitución de redes subvierte paulatinamente esa situación, sobre todo en cuanto a la eliminación de los numerosos salideros que la dejaban escapar antes de que llegara a su destino.
La rehabilitación de las redes de agua abarca 14 kilómetros, según informó el ingeniero Humberto González, Subdirector de Construcciones Hidráulicas de la Empresa Aguas de La Habana. Su objetivo fundamental es mejorar la conducción y además sustituir las antiguas tuberías de hierro fundido dúctil por otras de polietileno de alta densidad. “El sistema de abastecimiento de La Habana Vieja es por gravedad y no por bombeo, por lo tanto se dificulta. Las redes eran muy antiguas, existía en ellas mucha sedimentación y por ende la conducción se ha obstaculizado. Con las tuberías nuevas, el servicio ha mejorado un ciento por ciento”, puntualizó González.
Una ciudad más bella
El actual proyecto de redes soterradas que se realiza en La Habana Vieja contribuirá no solo a mejorar los servicios sino también al embellecimiento de esta ciudad colonial, Patrimonio de la Humanidad desde 1982 y que este 2014 celebra el 495 aniversario de su fundación.
Hasta el momento, la mayor parte de las redes del municipio se encontraban bajo tierra, lo cual permitía, tal y como asegura el Historiador de la Ciudad Eusebio Leal Spengler, “que La Habana Vieja no se viera afectada por una multitud de cables que va en todas direcciones como sucede en otras urbes de Cuba y del mundo”.
La obra que por estos días se lleva a cabo en el Centro Histórico, también comprende las redes de comunicaciones, las únicas que se hallaban expuestas en las fachadas de los inmuebles. Según adelantó el ingeniero Gonzalo Cárdenas –Jefe de Departamento de Inversiones de ETECSA en La Habana– este trabajo va dirigido al mejoramiento de la estética de las redes que existían en el territorio.
“En casi todas las viviendas e instituciones, nuestra red estaba adosada a la pared, lo cual deslucía el entorno. Con el soterrado desaparece esta situación y además se elevará la calidad del servicio”, explica. En tal sentido, el ingeniero Gonzalo Cárdenas aclara a la población, que esto no implica un incremento de las instalaciones.
Acerca de las especificidades de la intervención en el territorio, Cárdenas relata: “Nos integramos a este proyecto de multiredes solo con la experiencia previa del Plan Malecón. En el caso del Centro Histórico, el espacio es más estrecho y por tanto es más compleja la labor. Nuestros trabajadores se han tenido que especializar aquí e incluso han tenido que levantar adoquines. Era algo para lo cual no estaban preparados, sin embargo el interés y tesón han propiciado el avance que hemos tenido”.
El placer de caminar sobre adoquines
La Habana Vieja conserva entre sus encantos las calles adoquinadas de la ciudad de antaño. Mantener esta singularidad ha sido tarea complicada para los trabajadores que durante las diferentes fases del proyecto han tenido a su cargo la responsabilidad de quitar y volver a poner los adoquines. Si bien para el futuro se realizará esta labor con medios técnicos que humanicen el empeño y permitan hacerlo de forma más rápida, según expuso el ingeniero Pedro Matos Montero –Jefe de la Brigada de Adoquinado y Mantenimiento de la Oficina del Historiador de la Ciudad–, en la actualidad se ejecuta de forma manual.
Como subraya el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, “es un gran esfuerzo el que hacen estos obreros, ya que cada uno pesa varios kilogramos. Todo hay que hacerlo con las manos: limpiarlos, volverlos a colocar y restituir el pavimento como si nada hubiese ocurrido”.
“Nuestro papel es reponer todo el adoquinado que existe en la ciudad y que quede de forma correcta. También debemos reparar las aceras afectadas por las intervenciones y los accesos a los conductos, registros y viales, para asegurar el traslado de personas y vehículos en el territorio”, puntualizó Pedro Matos Montero.
Debido a la magnitud de la obra que se desarrolla en el Centro Histórico, el trabajo con los adoquines se desarrolla de manera conjunta. De tal forma, participan especialistas de todas las empresas que intervienen en el proyecto, los cuales han recibido capacitación pues nunca antes habían incursionado en esta modalidad. El objetivo, asegura el ingeniero Matos Montero, es recuperar el adoquinado para que continúe formando parte del patrimonio de la ciudad. Hasta el momento, en la medida en que se van cerrando los tramos intervenidos, se trabaja en el adoquinado para recuperar la accesibilidad a los lugares. “Cuando termina la rehabilitación de la red, se realiza el compactado, la reposición de la sub-base y, finalmente, adoquinamos. De esta forma, la calle queda en correcto estado de limpieza y accesibilidad”, manifestó el Jefe de la Brigada de Adoquinado y Mantenimiento. Luego de este minucioso trabajo, las calles del Centro Histórico habanero volverán a lucir los adoquines que las han distinguido durante siglos.
Una obra que mira al futuro
El proyecto de rehabilitación de las redes soterradas, no se ha concebido únicamente para solucionar las dificultades reales que en cuanto a los servicios de energía eléctrica, agua, gas y comunicaciones posee La Habana Vieja en el presente. También se ha pensado en el futuro y en posteriores intervenciones que se deban realizar en el territorio. Con tal fin, se lleva a cabo un proceso en el que cada una de las entidades actualiza los planos de sus redes. Los especialistas señalan sus trazas, alturas y profundidades, los diámetros de las tuberías o los calibres de los conductores en el caso de la electricidad.
Además, declaró el ingeniero Mario Delgado Díaz, coordinador general del Proyecto de Redes Soterradas y director del Proyecto Eléctrico, existe un sistema de calidad, desarrollado por el Grupo de Redes Técnicas municipal y provincial, que certifica la calidad de la obra y deja reflejado cada detalle cartográficamente. De esta forma, se han podido conocer las particularidades de la zona y trabajar sobre la perspectiva de desarrollo y demanda de crecimiento de todas las redes, en un periodo de 10 a 15 años”, comentó.
Asimismo, se refirió a las labores que deben emprenderse en el 2015, tercer año del proyecto: “intervendremos el Consejo Popular Catedral, desde la calle O’Reilly hasta la Avenida de las Misiones. Por otro lado, se trabajará toda el área situada entre las calles Egido, Monserrate, Zulueta, Avenida de las Misiones y Prado en la vía que lleva hasta el Túnel. En este entorno resulta crucial la rehabilitación de los sistemas que rodean el Capitolio Nacional.
La Habana Vieja se agita hoy más de lo habitual. Al acostumbrado ir y venir de transeúntes curiosos se suma la labor de obreros y el ruido de equipos técnicos de construcción. Todo por una contundente razón. Como expresara el Doctor Eusebio Leal: “El empeño de todas las entidades ha sido loable, se ha trabajado sábado y domingo, incluso días festivos, para reducir el impacto que necesariamente causa esta intervención tanto en vecinos de la zona, como en visitantes. Estamos tratando de que alrededor de esta gran obra se genere un proceso educativo que aumente el discurso de la restauración y lo eleve a una fase poco conocida.
“Que los ruidos de tecnología –anheló Leal–, de grúas que se levantan y se mueven, de camiones que pasan, nos ayuden a comprender la importancia de esta labor y el valor de los trabajadores que la llevan a cabo. El actual empeño permitirá la modernización de los sistemas de La Habana Vieja y contribuirá a un desarrollo más eficaz de la ciudad”.
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