Museo Casa de la Obrapía
12 de septiembre de 2014
|
Casa de la calle Obrapía No. 158 entre Mercaderes y San Ignacio.
Antigua Casa de don Martín Calvo de La Puerta.
Luego de una reparación capital que duró varios años, reabrió sus puertas mostrando sus mejores galas la Casa de la Obrapía en el centro histórico habanero, institución cultural que ha ganado renombre a través de los años de vida útil, que comenzaron a correr en la década del ’80 cuando fue recatada de las ruinas. Para entonces funcionó como Salón de Protocolo de la ciudad y posteriormente con fines culturales. Sus espaciosas habitaciones se encuentran ambientadas con mobiliario a la usanza del siglo XIX, mostrando verdaderas obras de arte.
La historia del edificio se remonta a mediados del siglo XVII, cuando perteneció al capitán Martín Calvo de La Puerta. Dicho propietario decidió en testamento de 1669 instituir una Obrapía para cada año beneficiar de su peculio a cinco doncellas huérfanas, de modo que recibieran este beneficio el día de su boda o aquel en que profesaran la vida religiosa abandonando su morada. Esta obra piadosa dio nombre a la casa y la calle donde se encuentra. Con su fallecimiento pasó la propiedad a sus herederos, desde muy temprana época ya tenía algunos locales destinados a comercio.
La casa quedó luego en poder del patronato de la Obrapía y de su representante don Nicolás Castellón y Pereira, quien la habitó hasta su muerte. A este personaje perteneció el escudo que luce la fachada. Don Miguel de Cárdenas y Sotolongo, esposo de su nieta resultó ser el heredero de dicho patronato, de ahí que por algún tiempo se reconociera la mansión como el Palacio del Marqués de Cárdenas, título nobiliario que ostentaba.
Durante la toma de La Habana por los ingleses se dieron importantes reuniones en la casona, a su entonces propietario don Agustín de Cárdenas y Castellón, por los servicios prestados ante tal contingencia se le otorgó el título de Marqués de Cárdenas en Monte Hermoso, corría el año 1765. Se dice que de esta época data el pórtico de piedra barroco que se distingue a distancia en la fachada y que de manera particular se extiende abarcando altos y bajos. En manos de esta familia continuaba la propiedad a mediados del XIX.
Posteriormente abandonan la mansión que comenzó a sufrir una serie de transformaciones; se fue arrendando, alquilando y subdividiendo, para quedar convertida finalmente en vivienda de múltiples familias, almacén y un conjunto de accesorias con disímiles funciones. El palacio de la calle Obrapía, una de las mayores viviendas de la época colonial perdió gradualmente los valores que la enaltecía hasta su primera restauración.
Debe destacarse la existencia de valiosas pinturas murales en su interior, que se atribuyen al pintor Juan Francisco Manzano, por mucho tiempo esclavo, quien la visitó en varias ocasiones.
Galería de Imágenes
Comentarios
