Realidades en comicios brasileños
8 de octubre de 2014
|Al margen de simpatías y lógicas que no siempre coinciden con la realidad, Brasil ha llegado a esta contienda electoral en busca de un Presidente, con inclinaciones o favoritismos que recuerdan a un pasado reciente de pulseo político entre el Partido de los Trabajadores de la candidata y favorita Dilma Rousseff, y el derechista Aécio Neves, del Partido Socialdemócrata Brasileño.
La otra candidata, Marina Silva, se desinfló a la misma velocidad con la que había despertado expectativas, por su inconsistencia programática y no mostrar un discurso coherente que convenciera a posibles electores.
Ahora bien, el hecho que sea Neves el que enfrente a Dilma en la segunda vuelta electoral del próximo 26 de octubre, advierte que la oligarquía brasileña y sus seguidores de la clase media, todavía suman muchos votos y, de lograr alianzas de última hora, podrían tensar aun más la recta final de estos comicios.
Aun cuando la presidencia de Dilma ha aportado incuestionables beneficios sociales y económicos para los brasileños, la derecha representada por la socialdemocracia tradicional, parece contar con dinero y medios para atraer a votantes, ya sean del propio partido, o los indecisos de siempre que a última hora son capaces de inclinar la balanza hacia uno u otro lugar.
El hecho que durante los últimos doce años de gobierno del Partido de los Trabajadores, primero con Lula y luego con Dilma, hayan sacado a 37 millones de brasileños de la pobreza, es una aplastante verdad que fortalece las posibilidades de que la Rousseff pueda reelegirse.
También la atención priorizada a la salud de los brasileños y el fortalecimiento del programa “hambre cero”, deben contar a la hora de que los ciudadanos del gigante sudamericano asistan a las urnas.
Pero no puede olvidarse que el adversario de Dilma, el socialdemócrata Aécio Neves, cuenta con recursos para mover un poder mediático y llevar adelante una campaña proselitista con promesas que van desde el mejoramiento económico del país, hasta la continuación de los programas sociales desarrollados por los gobiernos del Partido de los Trabajadores.
En la primera vuelta del pasado domingo, Dilma obtuvo un 41,6% de votos frente a un 33,6% logrado por Neves.
Sin dudas ahora, en la segunda vuelta, el 21,3% de los votantes que lo hicieron por la eliminada Marina Silva, pueden influir tanto a favor de la representante del PT como al de la derecha brasileña.
Silva dijo que “Brasil señaló claramente que no está de acuerdo con lo que hay”, en referencia directa a la conducción de Dilma Rousseff.
Hay que recordar que durante la campaña electoral Neves atacó a Dilma por el manejo que el Estado brasileño hace de la petrolera Petrobras, donde se ha advertido hasta un escándalo de corrupción.
De igual forma, Neves critica el hecho de que la economía brasileña esté pasando por momentos de estancamiento; mientras Dilma asegura que su gobierno sentó las bases para un nuevo ciclo de expansión y mantuvo el desempleo en mínimos históricos, reporta la BBC.
Hasta el próximo 26 de octubre, fecha de la segunda vuelta electoral brasileña, jornadas tensas vivirá Brasil, los dos candidatos a la contienda final tendrán que llevar su proselitismo al mínimo detalle, y pienso que el valor de la obra en desarrollo por Dilma, será más convincente que las promesas de una derecha con la mirada puesta en un neoliberalismo ya fracasado.
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