Acerca de la historia de la Meteorología

16 de agosto de 2014

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Luis Enrique Ramos

En los últimos 50 años los temas relativos a las ciencias de la atmósfera han ido ocupando gradualmente su lugar dentro del conjunto de investigaciones sobre la historia de la ciencia y la tecnología. Prácticamente ningún autor mantuvo contacto con aquellos acontecimientos —siquiera tangencialmente—, hasta comienzos del siglo XX, momento en el que despuntaron los grandes progresos de la meteorología dinámica, en etapa sincrónica con la Primera Guerra Mundial.
Esa dilación en el desarrollo de una historiografía propia se explica en gran parte debido a que su acervo estuvo conceptuado durante muchos años como materia de interés exclusivo para navegantes y viajeros, y también a que un sinnúmero temas relativos a las ciencias de la atmósfera se vieron vinculados a la física, la astronomía, la geofísica y otras ciencias afines.
Sólo fue posible dar un enfoque holista a las investigaciones meteorológicas cuando el desarrollo de la tecnología hizo factible el estudio de los niveles superiores de la atmósfera mediante la ejecución de sondeos que posibilitaron el surgimiento de la aerología; precisamente entonces pudieron formularse sobre bases científicas los primeros modelos tridimensionales de la circulación general de la atmósfera.
El raudo desarrollo de la física y particularmente el de la termodinámica; la expansión del transporte aéreo transoceánico; el incremento de la vulnerabilidad de la infraestructura urbana, agrícola e industrial; el surgimiento y desarrollo de la observación remota mediante la radiodetección y las plataformas espaciales; el aumento de la velocidad en la transmisión de datos y otro innumerable conjunto de factores han conducido a que la meteorología alcance una elevada trascendencia para la vida contemporánea, y se le haya visto enlazada con la propia historia de las naciones.
A pesar de todo, los historiadores de esta ciencia, cada vez más multidisciplinaria, aún constituyen un grupo reducido. Entre los investigadores de mayor prestigio están W. E. Middleton Knowles, James Fleming y H. Howard Frisinger en Estados Unidos; Arakawa y Fujiwara en Japón; Gustav Hellmann en Alemania y Fierro en Francia. En América Latina esta especialidad no ha despertado interés entre los historiadores de la ciencia, con muy espaciadas excepciones en México y Argentina.