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El sitio elegido (II)

30 de mayo de 2014

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Habitación donde se hospedó Hemingway

Habitación donde se hospedó Hemingway

“Donde un hombre se siente como en su casa, aparte del lugar donde nació, ese es el sitio a donde está destinado”, escribió el Premio Nobel norteamericano.
El sitio elegido debió ser, en consecuencia, uno de los sitios para los que estuvo destinado.
En “La pesca de la aguja a la altura del Morro”, una crónica publicada en la revista Esquire, a finales de 1933,  describía el entorno que veía desde su ventana en la habitación de la “esquina noroeste” que da “a la antigua catedral, la entrada del puerto y el mar por el norte, y por el este a Casablanca y a lo lejos por las casas que se extienden hasta el puerto y a todo lo ancho de él”.
García Márquez nunca se ha podido explicar por qué Hemingway omitió mencionar el bello edificio del Palacio de los Capitanes Generales.
“Si uno duerme con los pies dirigidos al levante, aún cuando es contrario al dogma de ciertas religiones, el sol entrará por la ventana abierta, le da en la cara y lo despierta, independientemente de dónde haya estado durante la noche; si no le apetece levantarse, se puede mudar de posición en la cama o volverse a un lado, aunque servirá de poco, porque el sol va calentando cada vez más.  La única solución es levantarse y cerrar la persiana.
“Al ir a cerrarla se ve, más allá del puerto, que la bandera de la fortaleza ondea en dirección del observador. Luego se mira por la que da al norte,  y más allá del Morro se ve que la mar empieza a formar rizos; eso indica que los alisios han comenzado a soplar temprano.”
Un buen desayuno sería entonces ideal, pero luchar con un pez con el estómago lleno no es bueno y  “no quiero repetir la experiencia”, se prometía el dios de bronce de la literatura norteamericana.
El Ambos Mundos, en La Habana, fue un buen lugar para escribir.” dijo en más de una ocasión
Allí inició ¿Por Quién doblan Las campanas? Y escribiría muchos de sus excelentes cuentos.
Allí se le venera; la habitación permanece como entonces, intocable  y los turistas se mueren por subir a escudriñar, como lo hacen para ir a Finca Vigía ―lugar favorecido por su tercera esposa Martha Gellhorn―; pero Ambos Mundos tiene una  primicia.
Fue el sitio elegido por él, el día que llegó para quedarse, y al que volvía de vez en vez, cuando caminaba Obispo abajo esperando la hora de salir a luchar con los casteros.

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